Asterion letrario

 

Editorial Asterion

 

del arte y oficio - Asterion 9

 

espirales de la ficcion

 

Des Horas

 

Ser poesia

 

bosque y mar

 

anotaciones al margen

 

volver a Avatares

 

editorial

 

Graciela Jaime Irusta

ASterion - Marta Rosa Mutti

En el idioma que sea

Entre algunos autores a los que respeto y otros a los que adoro me tocó traducir a Oliverio Girondo. Él está entre los que adoro, porque juega, rompe todos los esquemas, es libre y es muy, muy porteño. Aun así algunos de los “20 poemas para ser leídos en el tranvía” me dejaron knock out. Y tenía que traducirlos al inglés. No sólo un desafío para mí sino un ultraje a su autor. Daré algunos ejemplos:

 

“Fiesta en Dakar…”

el candombe les bate las ubres / a las mujeres para que al pasar, / el ministro les ordeñe /
una taza de chocolate…

 

“El pentotal a qué”

…los necropiensos con ancestros / De polvo / El “to be” a qué / La suma lenta merma
La recontra / los avernitos íntimos / el ascopez paqué / Cualquier a qué cualquiera
El pluriaqué /A qué / El pentotal a qué a qué…

Hay poemas que en nuestra propia lengua son un desafío, en nuestra propia realidad absurda son una posibilidad de aventura. Girondo mismo nos dice: “acaso escribir un poema no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo…”
Por supuesto esas traducciones mías fueron rechazadas por incomprensibles. Yo preferí perder antes que claudicar en la esencia. ¿Acaso la poesía no es como una flecha directa al corazón? Nos sacude, nos conmueve, germina en cada uno de manera diferente, no razonamos, simplemente sentimos.

 

Subir

Por Maximiliano Tomas
Esta nota se ha tomado del diario La Nación, publicada el 30 de mayo de 2013

Asterion

¿Cuáles son los diez escritores imprescindibles de la literatura argentina?

Todo empezó como empiezan estas cosas: un poco en broma, otro poco como un desafío, que se va haciendo serio aunque finalmente no lo sea. El martes a la noche, en el marco de un taller literario, un grupo de nueve personas hablaba sobre literatura argentina. Más precisamente de la obra, envolvente y pregnante, de Juan José Saer. La pregunta era por dónde, por qué libro empezar a leerlo. Alguien propuso Nadie, nada, nunca, otro dijo La ocasión y un tercero Cicatrices. En un momento, otra persona preguntó, tal vez con ánimo de polemizar: ¿es Saer uno de los escritores fundamentales de la literatura argentina? La respuesta fue contundente: nadie que vaya a tomarse en serio la lectura o la escritura de ficción en nuestro país debería desconocer la obra de Saer. Y un poco en broma, otro poco como un desafío, surgió entonces la idea de componer, rápidamente, de memoria, una lista con los diez escritores imprescindibles de la literatura argentina.
¿Cuáles eran los requisitos, más allá del gusto personal, que debían guiar la búsqueda? Algo que parece sencillo pero, por supuesto, no lo es: mencionar autores de ficción cuyos textos, por alguna razón, hubieran dejado una marca indeleble en la corta historia literaria argentina. Obras singulares o influyentes, visiones del mundo personales, estilos inimitables o inasimilables, novelas y cuentos que hayan proyectado una larga sombra o puedan haber dejado una marca profunda en la tradición literaria, esos libros con los que se pierde toda inocencia como lector o como narrador. Textos corrosivos o indelebles, después de los cuales el pasto nunca vuelve a crecer igual. Ya estaba el primer nombre: Juan José Saer. Faltaban nueve.
Surgió entonces la idea de componer, una lista con los diez escritores imprescindibles de la literatura argentina
El segundo paso fue rápido, casi un trámite, el ABC de la literatura local: Arlt (las novelas y las obras de teatro), Borges (todos sus cuentos y los ensayos), Cortázar (unos mencionaron Libro de Manuel o 62. Modelo para armar; otros libros de cuentos como Bestiario y Las armas secretas. Nadie quiso volver a leer Rayuela) Ya había cuatro. ¿Hay manera de dejar afuera de la lista a Sarmiento y su Facundo? No, no la había. Cinco. ¿Horacio Quiroga es argentino o uruguayo? Se votó por la apropiación de Quiroga, por su anexión como autor rioplatense, y la lista ya tenía seis nombres. Con Manuel Puig hubo acuerdo unánime e inmediato: después de él la representación de la oralidad, los diálogos, el lenguaje literario pegó un salto cualitativo, se transformó incorporando una dinámica propia, en fin, nunca volvió a ser el mismo. Siete, entonces. Con Fogwill tampoco hubo demasiada discusión: pocos autores contemporáneos tan influyentes y con novelas tan indispensables como Los Pichiciegos, En otro orden de cosas o Vivir afuera (y con una obra breve prolífica, variada, cautivante y poderosa). Quedaban apenas dos lugares. Y con solo tres o cuatro textos, el noveno nombre elegido fue el de Osvaldo Lamborghini: hay un antes y un después de El Fiord, y también, aunque en menor medida, de relatos como El pibe Barulo, El niño proletario o La causa justa. ¿Cómo pretender horadar la lengua, hacerle trampas, exasperarla o quebrarla sin leer antes al hermano menor de los Lamborghini?
En ese momento se llegó a una encrucijada incómoda y molesta. Para empezar, era una lista eminentemente narrativa, y como si fuera poco, hasta misógina: ¿qué pasaba con las mujeres? ¿Y con los poetas? Si se tardó unos quince minutos en proponer nueve nombres, la siguiente media hora se discutió quién podía ser el décimo de esta lista arbitraria, pero al mismo tiempo justificada y defendida con el peso de las propias lecturas. ¿José Hernández podía quedar afuera? ¿Y Esteban Echeverría? ¿Leopoldo Lugones o Macedonio Fernández? ¿Ernesto Sábato (descartado) o Manuel Mujica Láinez (también)? ¿Y Bioy Casares? ¿David Viñas, Abelardo Castillo, Carlos Correas o Leónidas Lamborghini? ¿Es Witold Gombrowicz un escritor argentino? ¿Y qué pasa con Copi, o con Héctor Libertella, o con Néstor Perlongher? ¿Y con Rodolfo Walsh (o incluso, alguien propuso, con Roberto Fontanarrosa)? ¿Alejandra Pizarnik o Silvina Ocampo? ¿Y qué hacer con Ricardo Piglia y con César Aira (hasta ahí llegamos en la línea de tiempo)? ¿Cuántos de estos nombres seguirán siendo válidos de acá a una década, cincuenta años, un siglo?
De más está decir que el listado quedó incompleto, No fue posible quitar uno solo de los nombres elegidos para ser reemplazado. Por ejemplo: ¿alguien advirtió que se estaba construyendo un listado únicamente compuesto por autores muertos? ¿Qué viene a traer la muerte y la clausura definitiva de una obra a la figura de un autor?
Que cada quien haga su lista, y se enfrente a sus propios prejuicios.

Asterion

 

Subir

Norma Vinciguerra

Rad Bradbury, Crónicas del futuro

Un 22 de agosto de 1920 en Illinois EE.UU, nació quien nos transportaría a un mundo fantástico en el que se vislumbra la conjunción de lo extraño y lo futurista. Nada lo detuvo. Remedió los problemas económicos vendiendo periódicos en las esquinas de la ciudad de Los Ángeles. Noches de bibliotecas y días de trabajo fueron los medios para continuar por su cuenta al terminar los estudios secundarios.
“La ciencia ficción te balancea en el acantilado. La fantasía te empuja”, que mejor frase para describir una de sus famosas novelas Crónicas Marcianas, donde cuenta los primeros intentos de los terrestres para conquistar y colonizar Marte.
“Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos”, esta expresión podría definir a Fahrenheit 451 que se sitúa en un futuro en el que los libros son prohibidos. Esta novela se convirtió en un modelo distópico en la literatura. “Un narrador de cuentos con propósitos morales y de fantasías”, así es como se autodefine, pero señala que esta es la única novela de ciencia ficción que ha escrito. También incursionó en el género policial y el relato costumbrista y realista. Las pesadillas horribles que tuvo durante su niñez sirvieron como inspiración para relatar las historias. Bajo el concepto de que “Un libro es un arma cargada”, embistió una artillería de palabras para reflejar las ansiedades y los miedos a los poderes políticos extranjeros que vivía la sociedad norteamericana en la década del cincuenta. Como muchos escritores, recurrió a utilizar seudónimos para poder publicar varios relatos en una misma revista, llegó a usar seis nombres diferentes. La expresión, “Sólo podemos progresar y desarrollarnos si admitimos que no somos perfectos y vivimos de acuerdo con esta verdad”, revela porque elige habitualmente temas como el racismo, la guerra atómica, la tecnología o la censura. Bradbury cuando dice, “No intento describir el futuro. Intento prevenirlo”, deja asentada su preocupación sobre el destino de una humanidad dependiente de las máquinas. Algunos lo conocimos por sus guiones en series televisivas o en cine, como Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida, o la película Moby Dick donde colaboró en la adaptación con John Houston.
Ray Bradbury, sin duda alguna, es un escritor progresista con un lado poético e interesado por el futuro que nos tocará vivir. Por eso sus historias acaparan la atención tanto, de lectores jóvenes como adultos. Para él, “La vida termina como el resplandor de un film, una chispa en la pantalla”. Felizmente no es el caso de este autor que permanecerá vivo en su obra.

Ray Bradbury

 

Subir

María del Carmen Cárdenas

“Los mejor calzados”, Luisa Valenzuela

Este relato pertenece a una colección de cuentos cortos “Aquí pasan cosas raras”.
Refiere a los tratados como “desaparecidos” de los años ’70 y a las implicancias morales, sociales y políticas que ello tuvo en la gente común.
El hallazgo de cadáveres, silenciado por temor, permitía quitarle los zapatos y entregárselos a mendigos. Las autoridades policiales hacían la “vista gorda” ya que en definitiva entendían que un pequeño negocio que permitía que quienes no pudieran adquirir calzado, lo obtuvieran a bajo costo, era no un comercio ilegal, sino una obra de bien.
Nos interesa el mensaje que a nuestro humilde juicio se pretende dar... Sabemos que el Estado tiene un único fin: el bien común de todo el pueblo. Sin embargo, cuando cualquiera dedicado a este menester (y no justamente la autoridad competente), encuentra un cadáver o parte de él y no puede aprovechar la ropa porque está llena de orificios de bala o picaneada, advertimos que la violencia es cotidiana entre la gente común.
Se describe la causa la encontramos cuando dice: “…en general se trata de buenos zapatos que han sufrido poco uso porque a sus propietarios... apenas piensan (y el pensar no deteriora los zapatos) ya está todo cantado...”
Los narradores instalaron un “puestito de canje”, y como los zapatos no siempre son del n° que se necesita se solidarizan con mendigos y los cambian por un paquete de yerba.
Venden bien cuando un familiar reconoce los zapatos de su difunto y lo paga para darle sepultura ya que el cuerpo, les ha sido negado. “Son desaparecidos, no están” como dijera aquél General.
Sobran zapatos, dice el narrador. Nos da la idea que no se ha tratado de un francotirador: sólo quien detenta mucho poder puede dejar tantos pies calzados desparramados.
Tal vez esto nos remonte en este punto a la guerra porque las personas recorrían como fantasmas las calles para sacarle las botas al soldado muerto y abrigar sus propios pies.
Pero acá no se trataba de soldados. Y la gente común, que mucho no entendía o no deseaba pensar en esas “cosas de la política”, estaba cumpliendo, casi sin saberlo, la obra que debía cumplir el Estado. Cuidado del prójimo.
¿No podríamos concluir que la autora nos lleva a exaltar la valoración de la lucha civil por la conquista del estado de derecho y de las acciones de autonomía y responsabilidad que rigen la práctica comunitaria, con la rutina de la solidaridad, del trabajo y del respeto por el otro?

Asterion

 

Subir

Edith Migliaro

En busca de una buena lectura y un escritor

Pist… Pist… Si andan en busca de una buena lectura: Rosaura a las Diez… Ceremonia Secreta… el autor: Marco Denevi

Asterion - Marta Rosa Mutti

“Yo francamente no sé bien por qué escribo, no responde a un propósito, a una planificación, a una intención. Para empezar, he escrito mi primer libro cuando ya era prácticamente muy grande, en los umbrales de la vejez… Quizás escriba porque no pueda ser músico, como me gustaría.”

Así se definía Marco Denevi en una entrevista , este cuentista brillante autor de la recordada novel a “Rosaura a las diez” (novela policial en la que introduce el perspectivismo, por el cual cada protagonista narra la misma historia desde su propio enfoque, su particular punto de vista) nos entrega en sus obras una preocupación por lo que es el ser, su narrativa se caracteriza por su singularidad, especialmente por una escritura sensible para abordar temas como la soledad, la sexualidad, la pertenencia y el lugar del individuo en el mundo, con un magnifico sentido del humor, lleno de ironía y sutileza. Utiliza diferentes estrategias narrativas como la caracterización de los personajes, la voz narrativa y el uso del tiempo y en especial el espacio, el espacio en general y el espacio interior, su importancia es indiscutible en su obra. En ella aparecen edificios, casas, bares, cafeterías y coches, como el núcleo de la trama, pero no solo como el escenario en que se desarrolla la trama , sino también por ser el lugar por el que la historia evoluciona como tal. Uno de los rasgos más sobresalientes de sus obras es el desarraigo y el estado de la deshumanización de sus protagonistas, los que sufren de soledad infinita, desconocen la experiencia de cualquier tipo de amor y en la mayoría de los casos no tienen nadie en el mundo Sus personajes se presentan débiles que se dejan llevar por los demás, pero todos sin excepción, busca, buscan la sensación de pertenencia, tan primitiva, casi infantil pero tan imprescindible para el ser humano.

En sus propias palabras

Para conocer a la escritora Doris Lessing, preocupada por la sociedad nada mejor que sus propias palabras. Le otorgaron el Premio Nobel de Literatura (2007), según sus autoridades por su “capacidad para transmitir la épica de la experiencia femenina y narrar la división de la civilización con escepticismo, pasión y fuerza visionaría”. La crítica literaria tomó la premiación políticamente correcta pero con escepticismo, considerándola eterna candidata, la escritora se limitó a decir: “Yo creo que me lo han dado porque estoy muy mayor”. Su Cuaderno Dorado (1962) se convertía en un icono para el movimiento feminista considerándolo “la biblia feminista” a lo que ella aseguró “no quererle negar apoyo al movimiento pero las intenciones de su libro se habían malinterpretado y su único fin era literario”.
ANNA- ¡No me digas! Pero he decidido que si llevamos lo que se dice una vida libre, esto es una vida como los hombres, entonces ¿Por qué no podemos usar el mismo lenguaje? MOLLY - Porque no somos como ellos. Esta es la cuestión. Hombres. Mujeres. Libres. Buenos. Malos…
Nacida en Kermanshas, Irán (1919), se estableció en Rhodesia (1924), y en 1949 se radicó en Inglaterra donde escribió gran parte de su obra, involucrada a través de sus personajes y sus opiniones en temas como la discriminación social en todas formas que se presente algunos opinan que cayó en relativismo cultural y ético aferrándose a la idea: “todo es bueno por el mero hecho de ser diferente y solo eso merece”. Al recibir el premio Asturias declaró: “Cuando me siento pesimista por la situación del mundo recuerdo que… a principios de la Edad Media…en otras ciudades del sur, donde cristianos, musulmanes y judíos convivían en armonía: poetas, músicos, escritores, todos juntos, admirándose los unos a los otros, ayudándose mutuamente durante siglos. Esta maravillosa cultura duró tres siglos. ¿Se ha visto algo parecido ahora en el mundo? Lo que ha sido puede volver a ser”.
Pasó por el partido comunista después expresó: “Los idealistas son gente muy peligrosa. Las utopías convierten a los hombres en salvajes que se matan los unos a los otros”. La serie de novelas Hijos de la Violencia es autobiográfica, a veces escondida en su personaje de Martha Quest, así conocemos su círculo familiar, entorno social y primer matrimonio. Desde 1950 a la actualidad ha escrito narraciones breves: Cuentos africanos, (1951), Space or cosmic fiction (fantasía, ciencia ficción, sucesos épicos y míticos), The Sentimental Agents en the Volyen Empire (1983), Mujeres Libres, protagonizada por Anna Wulf, quien a su vez redacta los cuatro cuadernos: negro, rojo, amarillo y azul.

Bibliografía: Entrevista Diario El País, Biografías y Vidas en Facebook, Nota biográfica escrita por Lola Peiró. Texto de Xavi Ayén. Textos de la autora.

 

Subir

Mirada… Luis Elorriaga

Un viaje, dos lugares

Viajar es leer en un libro abierto no sólo a nuestros ojos sino también a nuestros sentidos y también, porque no decirlo, a nuestros sentimientos poblados de aquello que hemos ido incorporando a través de nuestra vida: instrucción, capacitación, conocimiento y aprehensión interior de la belleza que permanece y madura con el tiempo. La búsqueda y encuentro de estos momentos son regalos que recibimos y gozamos como niños, con enorme alegría y la sonrisa a flor de labios.
Hace muy pocos días regresé, junto a mi esposa, de un viaje a las Provincias de San Juan y La Rioja y dos lugares me movilizaron hasta las lágrimas.
Uno, la finca Samay Huasi, (Casa de Descanso en lengua Quechua) del Dr. Joaquín V. González, situada aproximadamente a 2 kms. al este de la Ciudad de Chilecito, provincia de La Rioja y próxima al pueblo de San Miguel. Allí me encontré con la Sala Iconográfica, la Pinacoteca “Antonio Alice”, el Museo de Ciencias Naturales, los Monumentos líticos y la Casona rodeada de jardines y avenidas florales. Decir que es un lugar encantador es apenas un reflejo pequeño de lo inmenso que uno observa. Semeja la finca una ciudad, la ciudad ideal para el ocio creador que multiplica las ideas junto a la gozosa convivencia con la naturaleza.
El otro lugar, en la provincia de San Juan, es la casa natal de Domingo Faustino Sarmiento, declarada Monumento Histórico Nacional con la creación de un Museo y Biblioteca. Al ingresar a la misma nos encontramos con la higuera y sendos monumentos de doña Paula Albarracín y Sarmiento, dignos de admiración. La visita guiada me conmovió, aunque conozco la biografía del prócer, estar en aquella casa que lo cobijo y las palabras que escuchaba de parte de la guía, obraron en consecuencia para que las lágrimas asomaran como prueba de la emoción y alegría que sentía en ese momento.
Se trata de dos pro-hombres que con su visionaria labor ayudaron a forjar nuestra nacionalidad y se ofrendan ante quienes visitan su legado a la Patria.

Asterion

 

Subir

Por María Leone

Estampas de una Metáfora

¿Por qué, si algunas cosas cambian para mejor, las personas no se adaptan a esas nuevas situaciones? Quizás no se han modificado todo lo necesario, pero aceptar que aunque más no sea un poco, sí lo han hecho ¿les hace pensar que pierden su idiosincrasia? Tomemos un tema controvertido pero bien gráfico: las colas que hacen nuestros adultos mayores para cobrar su jubilación. Del término “anciano”, por suerte, con facilidad nos hemos despojado. Hace tiempo que las instituciones bancarias, al menos en el Cono Urbano Bonaerense, han habilitado locales especiales para el cobro de pensiones y ampliado el horario de atención al público. Estos lugares están dotados de una cantidad importante de sillas, expendedores de agua y equipos para acondicionar el aire. Es decir se busca hacer medianamente confortable la espera. Pero no, ¿para que ir en el horario en que abre el banco? Mejor vamos a hacer la cola a las cinco de la mañana, y ser los primeros en entrar. ¿Pensarán que si van más tarde el tesorero se quedará sin efectivo? Si es así es porque habrán tenido alguna vieja y mala experiencia. Pero ahora, han cambiado las deficiencias. Por problemas de seguridad, se tienen pocos billetes en caja, y los que llegan a deshoras son los camiones transportadores de caudales. Si hay que esperar por esa paga, ¿no es mejor hacerlo adentro, en lo posible sentado y tomando un vaso de agua? Otra vez digo no. Como si no bastase una vida de sacrificios para trabajar, hay que sufrir también de jubilados. Quizás el motivo no declarado constituya una metáfora humana, emocional como la compañía, las conversaciones que se animan en la cola. Los lunes el tema es el fútbol. El resto de los días todos son ministros de economía, dando fórmulas para solucionar el aumento del costo de vida y otros problemas del país. A veces dan la impresión de que se van a tomar a golpes de puño cuando alguien disiente con sus posturas políticas. Los vecinos del lugar ya no necesitan la alarma del despertador. Abren sus ojos cada mañana, escuchando ese ronroneo “in crescendo” de voces que delatan muchas horas vividas. Y por allí perdidas, algunas carcajadas. Todo ello bajo la lluvia o pleno rayo del sol, haciendo frío o ardiendo en el verano. Nada les hace mella. Cada tanto alguien se resiente y deben llamar a la emergencia médica, pero la mayoría resiste sin claudicar. ¿Lo hacen por algún otro motivo?, no puedo imaginar cual. Los que están solos en la vida, solos se deben manejar. Los que tienen familia, podrían nombrar un apoderado para que se ocupe del cobro, ¿Son desconfiados? No lo creo y si es así ¿todos lo son? Será que aunque les rueguen que no se expongan a tanto sufrir y vayan más tarde, ellos hacen oídos sordos y se van de sus casas antes de clarear el día. Será que en definitiva, algún placer les produce no romper las costumbres populares y de paso respetar a rajatabla eso de “al que madruga, Dios lo ayuda” Hace un tiempo me inquietaba saber: ¿Qué sucederá el día en que todos cobren a través de cajeros automáticos a los que tendrán acceso las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana? Mejor ni pensarlo, me contestaba, los pondríamos en una profunda crisis. Hoy ya todos pueden acceder al cobro por cajero. Las colas siguen en la puerta del banco con el agregado de la que se forma delante de las máquinas. Ahora sufren en dos lugares, separados por apenas unos metros. En definitiva, sigue firme ese rasgo, cruel quizás, de ese rostro especial del ser argentino.

Asterion

Subir

Marta Rosa Mutti

Tony Morrison, Cuando la historia se escucha

Tony Morrison ha publicado nueve novelas, un par de libros para niños, un cuento, cuatro libros de ensayos sobre la marginalidad y la negritud, y un libreto de ópera. A pesar de que su primera novela, The Bluest Eye (1970; en español, Ojos azules), no provocó gran entusiasmo entre la crítica, sus dos siguientes libros, Sula (1974) y Song of Solomon (1977; La canción de Salomón), la colocaron como una de las voces más importantes de Estados Unidos.
Los personajes que crea Tony Morrison generan – en todo momento - dentro de la historia, una serie de contenidos simbólicos, y sus acciones – hasta las más mínimas – parecen sobrecargadas de significados que apuntan al tema central, actuaciones en vez de acciones que más que verse se escuchan desde los sentidos de quienes la leen, porque apuntan al grito interior, que es grito porque no se suelta, no se lo deja ser. Por ejemplo: Una señora en una cocina, amasando, no es una persona haciendo pan sino una mujer que es pan que es trigo que es tierra que es feminidad que es fertilidad. Esta escena es de la novela Beloved, Este cuadro pertenece a la novela Beloved, y lo que sigue a él, es una escena erótica.
Tony Morryson al recibir el premio Nobel de literatura en 1993, dijo:

Había una vez una mujer anciana. Ciega pero sabia. ¿O era un hombre anciano? Acaso era un gurú. Yo escuché esta historia, o una exactamente como ésta, en el saber popular de varias culturas.
“Había una vez una mujer anciana. Ciega. Sabia.”
En la versión que conozco la mujer es hija de esclavos, negra, americana y vive sola en una pequeña casa afuera del pueblo. Su reputación respecto de su sabiduría no tiene par y es incuestionable. Entre su gente ella es a la vez la ley y su trasgresión. El honor que y el respeto que le tienen, va hasta mucho más allá de su pueblo; llega hasta la ciudad donde la inteligencia de los profetas rurales es una fuente de mucho asombro.
Un día a la mujer la visitan unos jóvenes que vienen con la intención de desaprobar su clarividencia y poner en evidencia el fraude que creen que ella es. Se le paran enfrente y uno le dice: “Anciana, tengo en mi mano un pájaro. Dígame si está vivo o muerto.”
Ella no contesta y repiten la pregunta. “¿Está vivo o muerto el pájaro que tengo?”
Tampoco contesta. Es ciega y no puede ver a sus visitantes, mucho menos lo que tienen en sus manos. No sabe el color de su piel, de dónde vienen ni si son hombres o mujeres. Sólo conoce sus motivos.
El silencio de la mujer es tan largo que los jóvenes tienen dificultad para aguantar la risa.
Finalmente habla y su voz es suave pero severa. “No sé”, dice, “no sé si el pájaro que tienen está vivo o muerto, lo único que sé es que está en sus manos. Está en sus manos.”
Su respuesta puede ser tomada así: si está muerto, ustedes lo encontraron de este modo o lo mataron. Si está vivo, todavía pueden matarlo. En caso de que lo dejen vivo, es su decisión. En todo caso, es su responsabilidad.
Por querer burlar los poderes y la impotencia de la anciana, los jóvenes reciben una reprimenda, porque son responsables no sólo del acto de burla sino también por el pequeño manojo de vida sacrificado para conseguir sus fines.

La especulación de qué podría significar ese pájaro-en-la-mano (otra que su propio cuerpo frágil) siempre fue algo atractivo para mí. Por eso elijo leer al pájaro como el lenguaje y a la mujer como a una escritora con práctica. Ella está preocupada por cómo el lenguaje con el cual ella sueña, y que le fue dado al nacer, es manejado, puesto al servicio de diversos intereses, incluso apartado de ella con nefastos propósitos. Siendo una escritora, considera al lenguaje en parte como un sistema, en parte como una cosa viviente sobre la cual una tiene control, pero sobre todo como una operación- un acto con consecuencias.

Entonces, la pregunta que los chicos le hicieron, “¿Está vivo o muerto?”, no es irreal porque ella piensa al lenguaje como algo susceptible de muerte, de erosión. Desde luego expuesto al peligro y salvable sólo por un esfuerzo de la voluntad. Cree que si el pájaro en las manos de los visitantes está muerto, los custodios son responsables por el cadáver.

Tony Morrison

Subir

Marta Rosa Mutti

Variaciones del amor y los modos de atrapar lectores...

Asterion - Marta Rosa Mutti

Hoy es posible ver a un número interesante de personas, devorar con facilidad, hasta con voracidad un grueso libro en pocos días y al terminarlo, salir ansiosas, en una casi aventura, en busca de otro ejemplar que los absorba de la misma manera. ¿Qué es lo que está sucediendo? Sin dudas, el mercado editorial, la presentación y publicidad de los booms literarios, tiene mucho que ver con esto. Pero, cuando un libro es capaz de llamar la atención de un buen número de lectores, enseguida los medios se hacen eco de la publicación y la gente se pone en alerta para saber cómo pinta la obra. Si la lectura resulta atractiva, empujará a ese flujo de lectores a interesarse por otros títulos del mismo género. De este modo se generan las tendencias literarias, habitualmente marcadas por las sagas.
No hace mucho, cuando las novelas de fantasía romántica para jóvenes se peleaban un puesto entre el público, llegó de manera imprevista, el primer libro de una trilogía de romance erótico que arrasó con fuerza en el mercado y llamó la atención de todo el mundo: “Cincuentas sombras de Grey” ”Cincuenta sombras más oscuras” y “Cincuenta sombras liberadas”, que se transformó en poco tiempo, en el corre ve y dile de cientos de lectores y puso en revuelo al mundillo editorial. Muchos reaccionaron por el motivo de tanto alboroto. Dado que la novela erótica es un género que existe desde siempre, lo prueban anaqueles bien poblados con historias como las ofrecidas por la autora británica, E.L. James.

Que las hay, las hay y muchísimas quizás más completas. Los inicios de este género se remontan más allá del tiempo en que el Marqués de Sade escandalizaba con sus cuentos eróticos a la sociedad del siglo XVIII, siendo encarcelado y hasta condenado a la guillotina por sus actitudes perversas y soeces. D.H. Lawrence, (1885 – 1930), británico, abordó temas como la salud emocional, la sexualidad humana y el instinto. Las opiniones de Lawrence sobre estos aspectos culminaron con problemas personales: una orden de persecución oficial y su obra fue objeto en varias ocasiones de censura. Como consecuencia de ello, pasó la mayor parte de su vida en un exilio voluntario, que él mismo llamó peregrinación salvaje y que lo llevó a publicar en 1928 la novela “El amante de Lady Chatterley”, obra que fue condenada a la hoguera y prohibida, para salir al mercado treinta años después. Sin embargo, el público que se deja atrapar por la sencilla prosa de E.L. James es cada vez mayor.
La pregunta sería: ¿y…qué es lo nuevo?
Esta autora, en realidad ha seguido la tendencia del momento y puesto en acción la propuesta siempre excitante del erotismo, que desde que nació el hombre, siempre lo ha sido. Aunque el romance sabio y eterno, resguarda su trono. Stephanie Meyer, norteamericana, escritora boom del romance juvenil, ha dejado huérfanos por un tiempo, a un gran número de seguidores al culminar su saga Crepúsculo. Y, romance y sexo es una apuesta que sin duda moviliza, por lo que E. L. James, aprovechó el nicho vacío y reunió ambos géneros: un romance tierno y juvenil y la atracción del sexo no convencional. Cabe resaltar que nada de esto hubiera sucedido sin la gran máquina publicitaria…

Y por aquí cómo estamos... Por citar algo y por estos tiempos, de una escritora de Quilmes, “Nada más que una noche”. Su nombre es Annabella Franco (mejor conocida en el mundo literario como Anna Karine), quien nos presenta, de la mano de Ediciones B, la historia de Nicolás y Lavinia, un atractivo y exitoso ingeniero amante de la vida nocturna, las mujeres y el sexo de una noche, y una modista de clase baja, hermosa y pura, que lucha por abrirse paso en la vida. Ambos se dejan seducir, con la intención de hacerlo “nada más que una noche...”

Y, si buscamos páginas con... emoción... y otros ingredientes para el corazón.

Vamos por las novelas apasionadas y románticas, que en los últimos años en nuestro país generaron miles de seguidoras. Aquí tenemos a Gabriela Margall, Gloria Casanas y Viviana Rivero. Florencia Bonelli, y hay más…
Cuya producción literaria, agita corazones, desata tormenta de suspiros y ensueños plenos de, encuentros y desencuentros, promesas, amor, más amor y pasión. Sí, sí, claro, como para leer sin maquillaje…
El ángel roto de Gloria Casañas, (Plaza & Janes), La Hija del Tirano de Gabriela Margall (Vergara Ediciones), Lo que no se dice de Viviana Rivero, La indias Blancas de Florencia Bonelli… a latir corazones…los sueños se desatan…

…Y, desde luego los textos sobre estas fórmulas se propagan…

 

Subir

María Leone

Personajes en préstamo

He leído por allí que algunos escritores padecen del síndrome de la página en blanco ¿será posible?, si una hoja en espera de las letras ya es de por sí, un tema. Si la situación no da pie para una historia ¿Por qué no atreverse a tomar un personaje de cualquier autor, desvestirlo, ponerle otras ropas y darle una nueva vida? De un buen texto, siempre hay un integrante secundario del relato a quien tomar en préstamo, darle otro papel, otra historia, llevarlo a través del tiempo, en fin, darle otra existencia. Ejemplos abundan, si nos fijamos en el cine clásico, cuando decimos Scarlett, inmediatamente nos remitimos al personaje de Lo que el viento se llevó. Si nos acercamos a las series televisivas de hoy, hablamos con familiaridad de Sheldon, sin necesidad de aclarar que estamos refiriéndonos al pintoresco Dr. Cooper de The Big Bang Theory. Qué reto interesante sería sacarlos del contexto original y crearles una nueva historia en derredor ¿verdad? Todavía no se convencen ¿no? Quién sí tomó el desafío, ha sido el escritor argentino Daniel Herrendorf, y le fue más que bien. La Sociedad Internacional de Estudios Yourcenarianos, entidad francesa, le otorgó un premio por su novela Memorias de Antinoo, en la que da nueva voz a la amante del Emperador, personaje principal del libro Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar. ¿Qué por qué no lo hago, en lugar de dar ideas? Pues ya estoy decidida, si llega el momento en el que en la pantalla de mi computadora solo tililla el cursor sin ninguna palabra tomando la delantera, tomaré el libro Las madres no les decimos esas cosas a las hijas, de Federico Jeanmaire, me olvidaré de los densos padres suicidas, tomaré la fotografía de Carolina amamantando a su hijo, le preguntaré si me quiere contar su versión de la historia o si quiere una nueva trama o por qué no ambas cosas y de allí construiré su propio mundo, con otras realidades, otras lágrimas, sonrisas, otro fin. Del entramado, seguramente quedará algún cabo suelto para que alguien, más adelante, se anime y le permita al personaje su prosecución de su atemporal viaje. Más allá de lo límites legales, cuando publicamos una historia, deja de ser propia para convertirse en patrimonio colectivo y si nuestro trabajo logró atrapar al lector también puede permitírsele a quien lo desee, usufructuar un nombre, darle otra luz y echarlo a volar en busca de un nuevo destino y que lo atrape quien pueda y se anime.

ASterion

 

Subir

Dolores Fernández

Dejar de escribir…

En una carta a Allen Tate, el poeta Hart Crane describió una vez “el acto de escribir es como bailar sobre dinamita.”

Hablemos de los que dejan de escribir y continúan con su vida. La imagen que dejan estos escritores no es de frustración, los envuelve un aura de misterio. Los lectores no encontramos en su obra signos de agotamiento o decadencia.
A veces la obra se detiene por otras razones como en el caso de Robert Walser (Se afirma que Walser escribió primero y enloqueció después, pero su literatura invierte ese orden).

A veces, recordamos la obra de escritores que interrumpieron su carrera abruptamente, por el misterio que rodea su decisión.

¿Dejar de escribir, dejar de sufrir?

El mes pasado la autora Alice Munro, considerada un Chejov de nuestros días informó que dejaría de escribir. Aseguró que se sentía un poco cansada.
“Tengo una sensación agradable de ser como cualquier otra persona”
El año pasado lo hizo Philip Roth. Esto de jubilarse públicamente, es extraño en el mundo de las letras, pero hay una larga lista de abandonos literarios.

Esto nos lleva a preguntarnos: siendo un escritor de verdad, ¿se puede dejar de escribir? ¿Escribir es sufrir?

Un abandono famoso es el de Rimbaud (1854-1891) Entre los dieciséis y veinte años escribió poemas que lo llevaron a la cumbre, pero en los últimos años de su vida permaneció alejado de la literatura.
Menos dramático pero igual de misterioso, es el caso de J.D.Salinger (1919-2010) Tras escribir veinte cuentos y una novela El Guardián entre el Centeno que hoy son venerados, a los cuarenta y dos años, dejó de publicar. Vivió hasta los noventa y un años. Aún se espera que haya una obra póstuma.
El caso de David Foster Wallace (1962-2008) publicó a los treinta y cuatro años La Broma Infinita un gran éxito lo estableció como: El Escritor de su generación, pero también lo enfrentó a superarse, lo que le resultó insoportable. Se suicidó a los cuarenta y seis años, utilizó su novela inédita e incompleta El Rey Pálido para llegar a colgar la soga con la se ahorcaría.

En la obra televisiva The Singig detective el protagonista de la obra es un escritor de novelas detectivescas que está internado en u hospital público.
Un paciente curioso le pregunta “¿Qué hace allí todo el día callado en su cama?” el autor responde “Estoy escribiendo” Respuesta que causa risas en el curioso “¿Qué pasa?” responde enojado el autor. “¿Piensas que solo se escribe con papel y lápiz sentado ante un escritorio?”

Por más que un escritor se proponga dejar de escribir nunca dejará de hacerlo.

*Fuentes: Suplemento Cultural: El País (Uruguay) *La Razón de Madrid

Asterion

 

Subir

Silvia Santilli

Clown provocador de emociones

“El humor es una prolongación del bienestar que nace de la mezcla de fantasía y realidad que aparece en las raíces de la infancia”. Freud

El clown o payaso es un creador y provocador de emociones, de sensaciones y especialmente de risa a la que utiliza con su visión del mundo intentando posarse por encima de sus fracasos. Es un niño que no tiene tabúes, que disfruta con lo lúdico y que busca ser amado por el público, creyendo que así lo aceptarán y amaran más.
Hoy el Clown recoge algunos arquetipos tradicionales como el tropezón, pero incluye lo psicológico jugando con las emociones y situaciones cotidianas del público con las que este se identifica. Un payaso no es un actor, un payaso es un payaso. El ser payaso no se aprende esta dentro de cada uno de nosotros, es tan solo cuestión de dejarlo salir, de desaprender lo aprendido, de desprendernos de las murallas que hemos edificado para protegernos, de derrumbar las máscaras que nos hemos ido poniendo con los años y dejar aflorar al niño que todos llevamos dentro, creando un círculo mágico en medio de la selva de hormigón y abrir la puerta a lo ridículo y la locura.
Caroline Dream, Maestra de Clown, dijo: “cuanto más me divierto, más se divierten los demás. Si yo estoy preparada para jugar, si dejo que mi cuerpo entre en los juegos del ritmo y la exageración, si permito a mis emociones fluir en juegos de expresión y comunicación, si abro mi corazón a la risa, y si sobre todo soy honesta, entonces el público jugará conmigo de buena gana”.

La mirada del clown es un espejo a través del cual vemos su interior y nuestro reflejo en él. Su risa nos inmuniza y oxigena contra la depresión y la angustia dándonos felicidad.

Asterion

 

Subir

 

 

marta rosa mutti

perfil Marta Rosa Mutti

Avatares - Centro de narrativa y poesia

cursos y seminarios - apasionarte

libros - Marta Rosa Mutti

Asterion letrario

vuelo de papel

novedades Avatares

textos y contextos - Avatares letras

serviletras

contacto-avatares

 

avatAres apuntes literarios y algo más - Anuario de letras - Publicación de Avatares letras, Escuela de escritura - Comunicate: 011 15 40752370 - centroavatares@yahoo.com.ar