- M.G.Jaime Irusta - L.Spaltro - J. R.Schuster - M.Montaldo - O.Tasca - M.DAngelo - C.Guala - G.Di Francesco - E.Santos - H.Trezza - M.Leone - A.Fortunato - S.Santilli - N.Vinciguerra - P.Moltedo - E.Migliaro - C.Florentín Cabrera - V.Del Duca - M.C.Cárdenas - J.Cabrera - D.Fernández - A. Merel - D.Tomasi - J.Mansi - L.Elorriaga - M.Mutti - M.Aulicino - A.Castro - C.Cabrejos - A.Ferrante -
Utopía mito-lógica
Dédalo construyó su propio laberinto
Ícaro, alas de cera para nunca escapar…
¿Utopía?
Dédalo se perdió
en las circunvalaciones
absurdas de la mente,
y nos derritió el sol
y se contaminó el agua.
Entonces construimos
alas de amor y colas de sirena
para volar y escurrirnos
en medio del odio y la violencia…
y entre cadenas, hipotecas y títulos
expandimos amor
abriendo las puertas, volteando las farsas.
Así… Vencimos el miedo.
Fue nuestra herencia
un planeta libre y perfecto,
donde la tierra generó el alimento,
el agua mitigó la sed y bañó los cuerpos.
Donde los millones de habitantes
percibieron que, el amor es posible.
Seca de palabras bellas
Cangrejo ermitaño,
mi corazón.
Escondrijo de dudas,
mi cerebro.
Espejos opacos,
mis ojos.
Piel transparente,
mi cuerpo.
Me disuelvo en partículas de sal.
Traspaso el origen del tiempo
Fugaz
Lo escuché de tus labios.
Serpentina de papel.
Apenas un susurro.
Máscaras con brillantina.
Se deslizó por mi oreja.
Comparsas de medianoche.
Dio vueltas en el laberinto del oído.
Trajes con lentejuelas.
Me dijiste te quiero.
Efímera agua de carnaval
Sentimientos
Y también siento dudas y temores.
Dudas de los vocablos débiles y vacíos,
temores de los hechos cotidianos
que no comprendo todavía.
¡Dios! ¡Estas nostalgias que duelen
colmadas de miradas gélidas!
Recuerdo el pájaro negro de la noche
con el barniz de un otoño,
pleno de intensos vendavales.
Estás en mí como la neblina torpe
del silencio.
La tarde se columpia bajo las casuarinas
cuando mis manos de frágil sombra,
tratan de alcanzar la miel de tus besos.
Espejos de brisa azul perforan mi garganta,
a la vez que mis sentidos aturdidos
claman por tu presencia.
Ese rostro esquivo duerme escondido
en un capullo de sueños ocultos.
Las mentiras danzan delante de mis pupilas,
Mientras yo espero el bálsamo…
que nunca llega.
Marta A. Montaldo, Santa Teresita
Integración
Destrozos inciertos de audaces mundos trastocados,
liminados en ocasos
sin atardeceres,
en mañanas sin trinos
en muertes.
Complicadas carencias de bienes temporarios
una casa de latas junto al río,
un mendrugo, una sonrisa .
La angustia que aturde
que trepa la sangre corrompida de azul.
El miedo que todo lo envuelve
saltando los destinos
matando el trabajo cotidiano:
rectas calles, manchadas de sudores
agrisadas de puro caminadas .
Y de pronto, e l d e s t i n o
que te salta en la mano
y te grita.
Cuestión meteorológica
Lluvia furiosa
que inundas calles,
tiras árboles al suelo
con todas tus fuerzas
queriendo mostrar tu energía.
Con huellas sutiles
del extraño paisaje
que impone la noche
cubriendo todo de
un triste oscuro gris.
Sin embargo
giros de luz, brotes de sol
de un nuevo amanecer,
contraluz de sueños definidos
formando círculos concéntricos
que adivinan primaveras
desde sus rayos eternos,
suicidan el oscuro gris lluvioso.
Avatar fantasma
Construyo un avatar que va a buscarte,
que visita nuestros lugares,
aquellos donde solíamos estar,
y te llama, y llora. Y te escribe mensajes,
los que vos y yo conocimos.
Camina por mis recuerdos,
donde mi tacto vuelve a conocerte;
y duerme con vos, arrullado por tus caricias.
Tibio, de nuevo en esas mañanas nuestras,
que en algún lugar de mi alma siguen existiendo.
Vuelvo a acariciarte, aunque no lo percibas,
a través de un avatar fantasma
que algunos pueden ver, y al que señalan,
evidenciando lo que intento desconocer; que todavía sigo buscándote, en esas calles que conocimos juntos.
Deshabitado
Busca anhelos en otras vidas.
Huellas invisibles
vísceras flotantes
lo alejan de la realidad.
Sí. Está por estallar
el reloj de arena.
Desmembrado
quiere ver, no confía
Vuelve a intentarlo.
Cae en su propio vacío.
Deshabitado.Irracional
no lo logra,
una vez más
apaga la luz…
Gabriela Di Francesco, Partido de la Costa, Provincia de Buenos Aires
La guía
Que tus ojos no se dispersen,
que no sea en vano el otoño,
cuando al dejar caer sus hojas
quiera guiar el destino
de tu mirada clandestina
que sin rumbo
busca en la inquietud del viento
las incesantes e inesperadas respuestas.
Intenta seguir a las hojas caídas,
donde el otoño te propone
jugar al encuentro de la verdad.
Es ahí cuando tus ojos
atentos a lo que se te presenta
pretenden descubrir con su profundidad
lo que te muestra este juego audaz.
Solo, tan solo tu imaginación
te guiará junto con el otoño,
a descubrir con el color de sus hojas,
aquella respuesta que espera tu mirada…
Sin rumbo
Como ave que vuela, sin encontrar un rumbo,
aturdido por los sonidos que te rodean
Buscas incansable la solución en tu mente
sin darte cuenta que debes contemplar con calma
desde el silencio interior
aquello que tu corazón te dice.
Un ave en la suavidad o tempestad del viento,
puede encontrar ese rumbo que perdió.
Tú, mira hacia lo más profundo de tu ser…
Allí hallarás la solución para encausar tu camino.
Solo deja que te guíe la paz,
y no permitas que los sonidos te aturdan.
Solo, tan solo deja que tu instinto vasto
desde la sencillez te ayude a contemplar,
el camino que te lleve a la verdad…
Nostalgias
Camino lentamente
por las calles de mi barrio…..
Perfume de malvones y glicinas
se confunden en el recuerdo
de una infancia lejana.
A la rueda rueda de pan y canela…..
El barrio me parece triste
a él también como a mí
nos cambió el paso del tiempo
a él con el progreso
ya no quedan casi jardines
ni mariposas que revolotean
de flor en flor
ni vendedores por sus calles
ofreciendo sus mercancías
ni yo jugando a la rayuela
en la puerta de mi casa
Es otoño, los árboles están casi desnudos
mientras camino, piso las hojas
y el ruido que producen mis pies al pisarlas
suenan como una música
que trae a mi memoria
recuerdos queridos de una infancia lejana
A la rueda rueda de pan y canela……
Volver
Recuerdo aquella infancia
dulce, serena
a veces triste, a veces sola,
la paz en esa aldea lejana
y el dulce sonar de una vieja campana.
El cielo, el mar
la serena quietud de su belleza
y el sol que se oculta
una sutil tristeza.
En la mañana al despertar,
escuchaba el susurro de las olas
como una melodía
y el aroma del mar
al despertar sentía.
Estoy aquí…
en esta paz que solo yo conozco
fue buena aquella infancia
y lo supe a pesar que encuentro ruinas,
aquel pasado inolvidable
quedó solo y hoy conmigo.
Sonidos del amor
Iban tomados de la mano. En silencio.
Rostros distendidos. Sonrisas que fluyen.
El tiempo hizo que su andar fuera más lento.
Días soleados, noches de luna plena.
El universo conjura melodías.
En su propio paraíso, siguen
mano con mano y sin palabras,
¿será que la calma es ficticia, dibujada?
¿será que en el mundo del amor,
después de mucho caminar y tanto dicho,
solo basta sentir el roce de la piel
y escuchar los corazones en un solo latido?
Estresada
El transporte no anda,
los servicios suben mes a mes
La visita al médico es asidua,
de comprar remedios ni hablemos
y el dinero no te alcanza.
Mientras almorzamos,
pensamos ¿qué hacer de cenar?
Llegas a la noche extenuada
y tu familia pregunta:
¿qué hiciste hoy?
La búsqueda
Llegaba desde las sombras
la niebla lo desgarraba.
Temblaba como tiemblan
las lágrimas en los ojos.
Sus manos se hundían en los bolsillos,
Sus pensamientos divagaban en la búsqueda
de un tiempo indefinido.
El guardián
En un cofre lacrado con años
oculta el secreto.
Con el fervor de protegerlo
falsifica las réplicas con mentiras.
Se atreve a olvidar.
Soporta sobornos y castigos.
Los demás saben que lo sabe.
Quiere gritar, saltar al vacío,
decir la verdad, pero aguanta,
hasta que se le exprime el pecho.
Y se afloja y empieza de nuevo.
Pero la confesión final lleva
los susurros a otra existencia.
Detrás del espacio íntimo de la partida,
en un deleite morboso
los sórdidos intrusos esperan.
Espejo
Una ciudad niña que mira al río.
Ese río yaguareté, su larga mirada,
de moza que se prolonga
en caminos grises con verdes marcos,
de hojas melancólicas
que se mecen al son del zorzal
que curioso se muestra y se esconde.
-Bicho feo, -Bicho feo,
dice un amigo que no se ve.
El río se mueve y hamaca y lleva
y no dice, y la moza , está allí
como recostada y ausente,
pero es mentira, es solo el espejo del río.
Mi querido
Abandonado de atenciones,
paciente testigo de mi instinto maternal,
esperaste de cuidados por treinta años.
Compañero de la vida, enamorado de años tiernos,
cohacedor de nuevas vidas, creador de voluntades,
simplemente entramos de la mano en el otoño,
nos preceden muchos sueños matizados con tristezas,
muchos logros y proyectos vestidos
con sonrisas y con lágrimas propias y ajenas.
Anduvimos mucho trecho y seguimos en camino.
Ven, vamos, que si nos mantenernos de la mano…
envejeceremos juntos, mi querido.
Reloj sin arena
Se han detenidos los tiempos
la arena de tus dedos los ha dejado caer
por la calle de los recuerdos...¿o del olvido?
cuesta abajo, allá en el plan, se han detenido
se ha callado el viejo mercado de ayer
su bullicio de gritos...apagaron mi ser
yo era tú y tú eras yo
en un punto infinito de las constelaciones
tu arena de dedos
orillaba mi cuerpo
esculpiéndolo más de una vez
…y en espuma de mar salada murieron
tus dedos, sí tus dedos
y cuántos corazones y miradas vieron
no eran días, ni horas
eran otros tiempos
los tuyos, lo míos
¿Qué nos pasó?
del cielo al infierno
como la arena de tus dedos
me dejaste caer.
Ay cruel señor…
Ay cruel señor me dueles más que el aire,
ay cruel señor me dueles más que Dios,
en esta sementera sin adiós
ejerce el llanto su último desaire.
No agigantes mi sombra que ya es tarde,
mas todo lo he perdido: mar…timón.
Púber dulce que exiges a Amón
una diminuta porción de jade.
Psique criminal huye de mi sangre,
no esperes que la luna se desangre.
Ármate de valor y vete al frente
que en esta batalla gana mi muerte.
Recuerda que el dolor es agresivo,
mas para las musas sólo atractivo.
Aborto
Llevo a la rastra mis pies por los pasillos.
Las orillas de mi esqueleto deambulan como ebrias.
Ausentes de madre buscan a su niño.
¿Clínica? ¿Prostíbulo?
Me confunde el nombre de las cosas que adornan los estantes.
La mano de las horas ha quedado muerta en un reloj.
Sé que de mi amor creció un pájaro emplumado
con todas las estrellas de mi canto.
Mi casa se llenó de mariposas.
Y las sirenas corrompidas por la herrumbre
volvieron a ser mascarones de proa.
Pero no sé en qué instante fui arrojada desde el techo del tren que cargaba las estrellas.
El teléfono descolgado junto a mi cama hizo que oyera la voz que no deseaba ser escuchada.
Por eso estoy aquí. Llego hasta donde debiera estar mi azul.
En una bandeja fría, mi azul se convierte en una amarilla gelatina.
Como una telaraña en la cuna vacía.
Tarde de café
La mesa acogedora
diluye una tarde sin mayor significación.
Sonidos esfumados,
aroma de café...
y el perfil de una mujer que pasa.
El vapor escapa de su cárcel
y se enrosca por encima del pocillo.
Un hombre lee el diario;
otro simplemente deja que transcurra el tiempo.
Un teléfono suena a mi lado:
su mensaje invade el sitio de la espera
cauterizando la impaciencia de quién sabe quién,
quién sabe por qué.
La tarde avanza.
Mis ojos sienten ganas de perderse.
El café, olvidado, se enfría lentamente...
Ella
Ella, no se desnuda,
se transparenta
es mar, nieve, abrazo mineral.
Vuelos de pájaros la fecundan.
Generosa y pura no reclama.
Ojos incendiarios vuelven ceniza,
su cintura vegetal.
Ella no se desnuda,
se transparenta,
reflejada en ríos y deshielos.
Madre, valiente
presentando pelea,
se defiende por siglos
de miserias ajenas.
Al inicio parieron los ríos,
las selvas, custodiaron el aire,
los mares, acunaron ballenas
Ella no se desnuda, se desangra.
Vuelta
Despierta de sus sueños magros
y abre los ojos
al pequeño mundo que lo rodea,
todo en él es tan pequeño
que no hay lugar aún
para enojos o prejuicios.
No conoce las miserias
que envuelven
y avergüenzan a los hombres,
ni la impiedad de sus lecciones
mal aprendidas,
solo descubre un rostro,
contundente e inicial gesto de amor
a través de sus latidos
y un esbozo de sonrisa.
Es su madre, la que asombrada
y sin saberlo
reaprenderá a vivir
y todo comenzará de vuelta.
Pesadilla
Sombras negras
que se mueven en la oscuridad.
Monstruos con dientes afilados.
Fuego quemando de desolación
en noches tibias
buscan refugio donde anidan.
Me sujetan unas manos
no resisto
quiero desprenderme de ellas.
¡Y no puedo!
Ojos con chispas que ciegan
no hay nada que suavice mi pánico
un frío helado me recorre.
Llega el alba, me despierto
mi alma sigue encendida
porque la pesadilla está.
Oigo al viento gemir
las lágrimas queman
porque la pesadilla continúa.
Despiértame ya
Quiero despertar ya de esta pesadilla
el dolor no se soporta, quiero amarte.
Quiero nuevamente tenerte a mi lado
como siempre felices caminábamos.
Nadie me entiende, no se dan cuenta
esta partida no la quiero ya jugar.
Basta… con mi amado quiero hablar.
¿Qué pasa, no hay una explicación?
¿Nadie puede calmar esta ansiedad
acusadora de que ya no regresarás?
Vamos la vida es hermosa, no es cruel.
¿Dónde estás amor? Yo te voy a buscar.
Nadie puede decirme donde te escondes
tus abrazos y tu perfume donde hallarlos.
Todos los besos consagrados no alcanzan
para devolverme a mi valeroso amado.
Todas nuestras caricias, nuestra pasión
desbordan la ruta del inalterable amor.
No quiero dormir, ya quiero despertar
de este sueño sin respiro, sin consuelo.
Ya sé… ya sé… ya no me abrigas más.
Haikus
El amor nunca
desaparece si hubo
amor en serio.
En el trágico
momento de la muerte
nace la vida.
La calle mira
en dirección opuesta
a mi destino.
Se sonrojó ante
el concupiscente hedor
de su perfume.
Esa mañana
no miró el almanaque y
cambió su vida.
Aquel encuentro
de dos enamorados
ofrece vida.
Una vez más
En una competencia
que has perdido de antemano
tiras los dados,
y juegas el alma en una apuesta.
Enturbia tus ojos un vago ensueño,
te seduce la inmovilidad
y te confunden fácilmente
con una estatua.
El cambio es inexorable,
abandonas la transparencia inicial
por pasajes sordos
y grietas sin lugar para el dolor
no tienes posibilidad
ni deseo de recuperarte.
Fuera de límites,
en un último intento,
tus ojos miran sin mirar
y como jueces inconfesos
aprietan el gatillo
hacia mí,
hacia cualquiera,
por un poco de dinero,
por una vez más,
por nada.
Lágrimas doradas
Prematuro nació el día...
por detrás
de la cortina escarlata,
asomaban los primeros
destellos de luz.
Tu recuerdo
nítido, intacto,
ya me había despertado.
Repentinamente,
una inmensa congoja me pobló,
aprisionó con fuerzas mi pecho,
me ahogaba...
Inhale, exhale,
tomé coraje
y asesiné
mis lagrimas doradas.
Mis manos
Mis manos están inquietas
develan ya su ansiedad,
están desesperadas
ya no pueden disimular...
que necesitan con urgencia
que tus manos,
las vengan a acariciar...
Mis manos ya no obedecen
no las puedo controlar,
van insinuando por todas partes
con total naturalidad,
que anhelan que tus manos
por fin las puedan amar...
Alejandra Castro, Santa Teresita
Senderos
Destellos de tu inconsciencia
desvanecen en mis manos,
intento cubrir con silencios
para no decir en vano...
lo que anhelo de lo inmenso
de tu andar errante y llano.
Ese tú, que ni conoces
muy profundo está guardado;
en el tiempo, en lo incierto
en el sendero sosegado
te sostendrás cuando no tengas
el camino señalado;
y percibirás entonces,
aquello que no veías;
la mesura de lo eterno
que Dios guarda con desvelo
por si un día lo descubres...
Ella volaba
Ella volaba y volaba,
viajaba de noche y día
y en su accionar con el viento
regalaba melodías.
Era viajera sombría,
ninguno era su lugar.
Era su tiempo el instante
y su himno el andar,
triste estaba esa flor
se sentía mal herida
desconocía su valor,
porque aún era semilla.
Lo que dijo el espejo que escribiera
...una novela
iniciada
algunos poemas
de oferta
por ahí también duermen silenciadas
canciones
de música sin tonos
infinitos colmados de metas
una colección de obstáculos
firmes
este mismo renglón retomado
ahora
que no es el hoy del comienzo
y así
continuo presente de siempre
laberíntico tiempo
bailador de veleta
burlón en la entrada y la salida
y al fin
lo interminable
empieza...
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