Con respecto al cuento El Sur de Jorge Luis Borges
Nos situamos en el nombre: El Sur
El sur en este caso convengamos que significa lo opuesto, lo lejano de nosotros, lo otro de nosotros mismos.
Todos tenemos nuestro Sur. El norte sería el aquí y el ahora. El sur lo distante, la huella en el pasado pero que provoca nostalgia en la evocación y vive de una manera y vuelve a vivir, por la evocación que se nos auto-impone.
En El Sur de Borges, el Sur = es el otro Borges. El que no se conoce a sí mismo, principio del doble que todos tenemos.
El cuento nos sitúa en la dualidad, de hecho da indicios de que Juan Dalmhan nunca salió del sanatorio (idea del doble).
La primera parte del cuento muestra la doble estirpe y las sensaciones que tuvo durante la internación, lo que sufrió y como se sintió humillado.
Todo el cuento es un laberinto que él recorre, por donde va y viene del ensueño. Del norte al sur.
El ámbito del Sur lo marca el compadrito. El ir y venir: las alternativas. El viaje que hace o cree hacer al salir del sanatorio y el no llegar a la estación determinada, marca: el fatalismo. El tren se para dónde se para – lo fija el fatalismo – lo fija el destino.
Cuando dice que “a la realidad le gustan ciertos anacronismos, marca lo dual.
Cuando entra al bar y se pone a leer en un ámbito inhóspito; vuelve a realizar la elección que se le impone – el retorno al Sur -.
El relato se desliza desde una tercera voz focalizada en el protagonista, muy próxima, una tercera que revela, testimonia y se entromete en la trama, alejándose de la omnisciencia.
En él, Borges cumple su sueño de ser el otro “el compadrito”. De algún modo exorciza al hombre encerrado por prejuicios y miedos.
Tema: la elección de un destino, un lugar y una forma para la muerte
Punto de vista: es una tercera focalizada en el protagonista, no omnisciente.
Personajes:
Juan Dalhman que alude a Borges.
Sus ancestros, los dos linajes, los amigos, los parientes, el jefe de la estación, el dueño del almacén, el compadrito, el viejo gaucho (la otra rama del linaje)
Trama: es el relato de un viaje que es imaginario desatado por la septicemia que le provoca un accidente y que paso a paso lo lleva a su fin. Al fin de una muerte predeterminada y casi elegida (fatalismo). Él habla de sus dos linajes y ya desde el principio hace la elección con la cual se va a identificar para el fin de su vida. Elige la muerte en una pelea y el gaucho que le da el arma - a quien describe “como viejo, muy seco”, nos refiere a alguien que está muy lejos de él en el tiempo - es quizás su antepasado al que reconoce o elige como raíz de pertenencia y el instinto de los lazos de la sangre. En este cuento narra episodios que vivió él mismo cuando tuvo la septicemia. Muestra la confusión en la que lea enfermedad coloca sus pensamientos. Remarca lo del doble “mañana me despertaré en la estancia”.
Con respecto al puñal: trabaja con lo instintivo, con las pulsiones ocultas del poder y la afirmación merced a la posesión del otro para la afirmación del propio yo, muestra sentido fálico.
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