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ESPIRALES DE LA FICCIÓN

 

De poetas y locos

 

Elena Anníbali

La creciente

Esa noche llegó la creciente y trajo
muebles viejos, mugre
de los canales vecinos
botellas
víboras
se va a llevar todo, dijo
mi madre
y me imaginé los huesitos de enzo
flotando en la corriente, al lado
de los canteros de verdura
me imaginé su ropa última
roída por las polillas y la fiebre
sus uñas crecidas
las hebritas de pelo rubio
entre los alambres del portón
entonces me apuré a encender el sol
de noche en la cocina
a tapar la puerta con las bolsas de arena
esperando que la muerte no pasara
que siguiera el curso del agua
hacia el naciente
donde las tierras son bajas
y crece el aleppo
y la enredadera azul.

 

Franco Eduardo Rivero

Umbral a más ver

de poetas y locos

Duele
pero crucemos
no queda otra
el punto es el punto
todo adiós te desata

todos espiamos cuando nos piden
cerrar los ojos
yo te pido lo mismo
sabiendo que vas a mirar hacia atrás
(casi para nadie el adiós es un regalo
comprendo)
es un umbral
te estoy dejando libre
teniendo los ojos bien abiertos
viéndote espiar
y me despido
tiemblo en mi dolor
pero hacia dentro
yo también estoy cruzando
las mismas palabras rotas
también yo estoy sufriendo
también yo perdí
este adiós no es sólo cosa tuya
toda puerta es más triste desde afuera

lo pasaremos mal
en esto no se equivoca
el miedo
la pasamos mal cuando pasarla mal ya no es
una puerta abierta
una puerta que se cierra
es una puerta que se cierra
y con eso ya alcanza
por eso ya duele
porque juntos se está por separado
por eso se soporta
pero si clic sonó la cerradura
qué hacer decime
qué hacer con un corazón que es dos sombras

 

Jorge Boccanera

Noticias de una mujer cualquiera

Entramos a la pieza casi sin reconocernos
sus ojos eran pactos de ternura y violencia
yo la miraba todo el tiempo
habrá pensado en mi cansancio
habrá pensado -está borracho-
habrá pensado en irse pronto
habrá pensado tantas cosas

me acerqué a sus dos manos
sin dejar de mirarla
desde mi soledad hasta su boca
habrá pensado en enojarse
habrá pensado -no es un hombre-
habrá pensado ¿en qué quedamos?
habrá pensado tantas cosas

cuando entró el sol cuando se fue
desde mi boca hasta su adiós
y aún en el viaje de regreso
habrá pensado tantas cosas
habrá pensado tantas cosas.

 

Cristina Peri Rossi

La pasión

de poetas y locos

Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos, fotos, libros deshojados.
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.

 

Antonio Laforet

Las murallas silencian.
Diminutas puertas conducen a otras.
La cama cómplice de mi pereza.
El velador custodio de colillas y vasos sucios.
La sangre ocupa su lugar en los ojos,
en las sienes frías,
mientras brotan los números del día anterior.
Las urgencias de engranajes por ensamblar,
de preguntas por evadir,
de cuentas por pagar,
de suertes por capturar.
Tiempo de predecir las amenazas,
las desventuras posibles,
los tropiezos esperables,
los ladridos cercanos,
los encuentros imposibles…
Noche a tierra,
mis hombros perdieron su inocencia en las mañanas
y la calle aprendió mi nombre finalmente.
He sido azar y destino,
plegaria y resignación,
decorador desencantado de las horas,
albañil de las actitudes convenientes.
Quizás nací para eso.
Para encender velas
en la penumbra de una idea
despreciada por mi mismo.

 

Sinda Miranda

“…Yo soy Nadie…”

Dijo llamarse,
mientras iba recorriendo
con sus manos,
los paisajes prohibidos,
en aquel cuerpo de mujer
antes que él…
ignorados.

“…vos sos Alguien…”

En un Barco de Tontos,
con él… navegando.
hombre en mis brazos,
mujer volando…

“…yo soy Nadie…”

Hasta lo más profundo,
soñador y solitario.
Nadie para hacerme sentir,
Nadie para soñarme.

“…y vos sos Alguien…”

Diferente a las demás,
soñadora y solitaria,
Alguien Especial…
Alguien para Nadie.

 

Daniel Freindemberg

Octubre

Le gusta dejarme pensando, le gusta
sacarme de mí  - por un instante:
pequeños triunfos, pequeñas derrotas,
como en las vueltas del amor
donde no está cuando voy a buscarla,
ni estoy cuando la encuentro. Me gusta
decir lo que ya sabe  -  que voy a decir,
como quien prueba hasta dónde llegar
o entra a ser parte de una danza.
Como los cuerpos en el aire, las palabras
se van rondando, se tocan, se apartan, son
nada más, entre los ruidos
de este atardecer, palabras;
nuestras palabras: las vemos
hacerse y girar, nos gusta
quedarnos de pronto callados, mirarlas
posarse lentas al fondo de todo.

 

De poetas y locos

Marta R. Mutti

Bruma

Usted y yo
y esta serie de encuentros
necesarios al efecto de conocernos
sin ambos, sabernos.
Usted y yo
y el café humeante
entibiándonos y enturbiándonos.
Usted y yo mirando
a través del cristal
y la bruma malva del crepúsculo.
Usted y yo
a punto de tomarnos las manos
con la palabra no dicha fuera de la boca.
Usted y yo
y esta serie de encuentros
tan nuestros
y en mesas separadas.

 

El hilo de tus calles

Por esas cosas que pasan,
imperceptibles y vagas
me despertó la mañana,
oliendo a primavera y lluvia.
Mi soledad dormía
una rutina sin quejas.
Sin ruido abrí la ventana
y te vi.
Saludé, sonreíste en silencio
tus manos dibujaron el aire.
No me sorprendió.
Imaginé un nombre
quise llamarte
pero me quedé muda
en tu mirada escapada
de mi insomnio
que camina sueños rotos.
Estabas ahí, ovillabas fantasías
Con el hilo de tus calles
y esperabas.
Te hice una seña,
dejé la ventana abierta
y en silencio comencé a vestirme.

 

Claudia Massin

Cría cuervos

Los niños, como los perros, podemos ver en la oscuridad.
Vigías que saben que no pueden deslumbrarse
con su propio sueño, pasamos las horas
tejiendo una tela finísima alrededor
de nuestro miedo. Después, muchos años después,
solías decirme, llega el olvido y podemos dormir
sin sobresaltos. Yo aún no he olvidado.

Cada noche, nos intercambiábamos historias
como joyas. Esta te queda bonita,
esta le sienta bien a tu piel, a tus ojos:
Había una niña que era tan pequeña
que cabía en la palma de una mano.
Si yo fuera esa niña –pienso- elegiría
vivir en tu mano. Podrías cerrarla
y dejarme sin nada, pero toda buena historia
necesita una tragedia, un vuelco inesperado.
No quiero que llegue el fin
de tu relato, que la noche se acabe. No sé qué hay
del otro lado. La vida es una imagen
que va desdibujándose, perdiendo los contornos
día a día. Crecer es el tránsito de la imagen precisa
a la distorsión. Quiero seguir siendo niña
para conservar la vista.

 

Ana María Mayol

Sólo una voz


A veces no soy más que una voz
sobre los huesos y la memoria
nada más
que una sombra en el espacio
girando en la órbita del sol
solo una voz que nombra.

 

Alejandro Giménez Luna

La causa

Si no es el cielo
sobre las vidas,
si no es la calma,
si no es la suerte,
si no es el alma,
si no el sonido,
si no es la luz,
si no es el tacto,
si no es el gusto,
si no es el sexo,
si no es tu cuerpo,
si no es la noche,
si no es el día,
si no es la sed,
si no es el frío
que trae el agua
sobre los cuerpos
desprotegidos,
si no es la ausencia,
si no es la falla,
si no es la muerte
si no es la insomne
alegoría
de la soledad
¿Qué nos une?
¿Qué nos trae aquí,
en esta noche,
hasta nosotros?

 

Derrota

Siempre se vuelve
con el cuerpo exhausto,
el corazón blando
y el alma entumecida
 a la inmensidad de la calle,
por lo fresco del aire,
por los ruidos del mundo
que nunca se detuvo
a contemplarnos.

Y se nace de nuevo
como nacen los lunes...
a la fuerza.

 

Alejandra Pizarnik

Hijas del viento

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

La carencia

Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de mis
ojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como un
abanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la más
desnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos.

 

Solamente

ya comprendo la verdad
estalla en mis deseos
y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios
ya comprendo la verdad
ahora
a buscar la vida

 

Diana Bellisi

 

Pasos de baile

Hoy la muerte se hizo presente
de un modo nuevo, no en las cosas
sino en mí, cuerpo y mente ya lo saben
aunque yo, no lo sé
sube a mi hombre la muerte
y a medio metro alea
una tacuarita, los caseros
se cortejan sólo a tres
las pavitas caminan
sobre el pasto y picotean
a dos como si acaso
fueran pasos de baile,
nueva cae la vida sobre ellos
como nueva la muerte sobre mí

 

Mario Benedetti

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

 

 

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