Avatares Letras

Visitanos en:

Apuntes literarios

ETA Hoffmann

María del Carmen Cárdenas

Ernst Theodor Amadeus Hoffmann nació en Alemania en 1766. Genio como escritor, se dedicó también a las leyes, la pintura, el teatro y la música. Fue compositor, director de orquesta, hizo valiosos aportes a las obras de Wagner y Schuman, entre otros y ejerció un conocido influjo sobre Edgard A. Poe.
“Der Sandmann” o “El hombre de arena” o “Coppelius”, como es conocido, será el centro de focalización que tomaremos para expresar nuestro humilde punto de vista en cuanto a cómo un escritor del siglo XVIII nos muestra las características yacentes en una sociedad que da letra al cuento fantástico de hoy.
En principio cabe distinguir entre el relato verosímil que exhibe episodios desarrollados en espacios verosímiles y el maravilloso, que maneja sucesos sobrenaturales en un mundo sobrenatural.
En medio: el relato fantástico. Éste tiene como factores desencadenantes: a) alucinación del personaje que vive la experiencia; b) irrupción efectiva de elementos sobrenaturales en la vida cotidiana; c) incorporación de un presunto invento científico o técnico que altera inesperadamente las circunstancias habituales.
Cuenta con la solidez del mundo real pero para asolarlo. Lo extraordinario puede espantar cuando rompe un orden inmutable totalmente subordinado a la razón.
Su elemento esencial es la “aparición”: aquello que no puede suceder pero sucede. En un mundo conocido, donde en apariencia, no hay misterio. Juega con el miedo.
Fantasía y horror se conjugan en la obra de Hoffmann. Sus temas, si bien giran alrededor del ser con alguna ilusión infantil a la vez lo hacen con suma angustia impregnada por la nostalgia de la vida y la muerte. Aunque el humor y la sátira estén presentes en casi toda su producción.
“Coppelius” es “El hombre de arena”, figura utilizada para asustar a los chicos (nuestro “hombre de la bolsa”).
El protagonista padece perturbaciones psíquicas; Coppelius es una figura demoníaca. El inventor: un Fausto, capaz de vender su alma al diablo con tal de perfeccionar los mecanismos de su creación (¿acaso alguna conexión con nuestra actualidad?).
Si bien el hombre de arena no es más que un viejo abogado, para Nathanael se trata de un personaje siniestro. Hoffmann se ganaba la vida con esa profesión, que como a Kafka, muchas veces le era insoportable. ¿De ahí la elección?
Podríamos decir que así como el jurista interviene ante el quiebre del orden instituido, con lo fantástico se quiebra la armonía de la cotidianeidad.
Desde una mirada psicológica, la Ley es el Padre. Figura fuerte, atemorizante. El protagonista sufre complejo de castración. Cree amenazados sus ojos (tragedia de Edipo). Esto lo aparta de su novia.
El mundo concreto y real se encuentra representado por la madre que lo protege de lo extraordinario (Coppelius).
Pero en su obra se soslaya, trabajado de manera intencional, establecer si se muestra un hecho sobrenatural objetivo o una alucinación subjetiva del personaje.
Su desarrollo no sigue un proceso lineal y fáctico. Lo conmovedor es aquello que no se expresa y circunda la literalidad.
La imagen de realidad se traslada a una especie de “clima mental”.
Otro elemento es el “ocultismo”, tan de moda hoy. Llamadas así por su carácter insólito para sus propios adeptos, dado que provocan el asombro del misterio, las ciencias ocultas son un híbrido: conjugan conocimiento y arte, saber y emoción. Y Nathanael sabe encontrar lo idéntico bajo lo disímil.
Coppola y Coppelius son una misma persona. Ambas recuerdan la coppa: órbita del ojo. El segundo arranca vivos los ojos de los niños, el primero transmite esa vida a seres artificiales.
Pero “aparece” una tercera mujer. Y aquí, aquello que debiera espantar como experiencia real, logra una inusitada seducción imaginaria, un divertimento gozoso, como “una especie de apuesta con lo invisible”, según Roger Callois. El invento del hombre que atrapa al hombre.
Tanto es el paralelismo que podemos rescatar con las inquietudes de nuestros días, que resulta sencillo descubrirlas no sólo en la Literatura o la Pintura, sino en los medios audiovisuales que absorben y ganan por mayoría la atención del mundo actual.
Infinidad de películas con las características de lo relatado en los párrafos anteriores han ocupado y ocupan las pantallas.
Así: “Inteligencia artificial”, “Sexto sentido”, ¡“Matrix”! E incluso alguna que con humor negro, casi reprodujo la historia de Nathanael.
Más aún, existen corrientes antropológicas que ya arriesgan que la próxima evolución de nuestra especie esboza al nuevo mundo como un mundo virtual.
Finalmente cabe subrayar que merced a la ambigüedad, al equívoco (moneda corriente en nuestra sociedad), que tan bien manejara Hoffmann, queda en el lector la sensación de inseguridad y de angustia provocada por lo inaccesible. Aquello que se cree vislumbrar pero que en realidad no se tiene la certeza si se trata de un sueño o un fantasma que nos habita y que a punto de atraparlo, se esfuma.
Quedamos con la mirada atónita, las manos vacías y la piel, levemente estremecida.

ETA Hoffmann

Subir

marta rosa mutti

avatAres apuntes literarios y algo más - Anuario de letras - Publicación de Avatares letras, Escuela de escritura - Te: (+54) 011-47685174 - centroavatares@yahoo.com.ar