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Apuntes literarios

Guzman y Fogwill

María Leone

Y cuando hablo de irreverencia, me refiero al lenguaje literario que ambos abordaron en momentos difíciles de nuestra historia del siglo XX.

Gusmán

El Frasquito - Gusman

(1944).publicó en 1973 El Frasquito, que después de pasar por diversos editores, terminó siendo prohibido, por inmoral, en 1977. Según el autor el libro “...es un pequeño idioma...”, quizás rozando lo lírico escudándose en la mirada inocente de un niño, que hace que se aleje de la procacidad. Cuando apareció, su lenguaje resultó revulsivo y si intentó insertarse dentro de las publicaciones que pretendían ser de denuncia social, se quedó a mitad de camino, apenas lo logró de manera marginal. Dice Gusmán: “...Escribí El Frasquito con un vocabulario franciscano, con una sintaxis absolutamente espiritista. Si no, no se puede escribir acentuando “amandomé”. Pero si yo ponía “amándome”, no era El Frasquito. Por eso nunca lo corregí. La vanguardia permite esos malentendido, esas astucias...” Refiriéndose a sus últimos trabajos expresa “... Creo que hoy mi literatura es una literatura de imágenes. Cada vez escribo más con diálogos, lo cual en un punto me complica porque me hace perder posibilidad de escritura… en mi caso es el diálogo lo que va articulando la historia, a tal punto que aveces corro riesgo de cebarme. Tengo que administrarme...”
Es de suponer que ha sabido administrar también su vida profesional, sigue con su trabajo de Psicoanalista y a lo largo de cuarenta años ha publicado muchas obras, aunque ha quedado marcado con la primera de ellas, es un irreverente de los setenta, que se contrapone al señor formal que trasunta su imagen en la actualidad.

Fogwill

Los pichiciegos - Fogwill

El que parece haber sido consecuente en su fresca insolencia en cuerpo y pluma ha sido Rodolfo Fogwill (1941-2010), se ha dicho sobre él “...este escritor y publicista creó un personaje del que pocas veces quiso escapar. Un personaje procaz, sincero, híper sexual y polémico. Egocéntrico, aunque a veces perdedor” Fogwill dijo de sí mismo: “...cada escritor tiene su máscara y arma su pose. Mi pose es ésta: yo siempre aspiro a mentir con la verdad. Cuanto más triunfa un escritor, más fracasa en tanto el productor de sí mismo”. Quizás se sintió un triunfador en el arte del mentir y un fracaso como persona. Sin embargo esa persona fue capaz de escribir en setenta dos horas, con apenas alguna pausa para dormir, una obra que el adujo era “...una alegoría sobre el sistema cultural...” Estando en Brasil y en pleno desarrollo de la Guerra por Malvinas, creó Los Pichiciegos, su primera novela larga, enmarcada dentro de la literatura que surgió durante el Proceso Militar en la Argentina. Fue un visionario, al respecto dijo: “...no existen ni existieron. La idea de la novela es que los imaginen como fantasmas, que lo son, en realidad son mis fantasmas...” Y sigue diciendo sobre el libro: “no permite una lectura realista, no hay lectura alguna que sea realista”
Un escritor que trasmitió apasionadamente su devoción por la literatura porque “...si no escribís está todo mal, porque si no escribís escriben los otros y si los otros escriben se pudre todo...” Para el Sr. Fogwill, ese que siempre andaba adelantado a los acontecimientos, ¿quiénes serán “los otros”?


 

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