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La Poesía del Rock

Ximena Espinosa

Cuantas veces nos hemos puesto a escuchar música de rock y debatido sobre el significado de sus letras. Ya desde los nombres de las bandas que guardan en sí mismos una poética enigmática: Los Héroes del Silencio, o Sui Géneris. ¿Y por qué Soda Estéreo, o Babasónicos? Otros nos traen imágenes lúdicas a la mente, como Los Redonditos de Ricota. Cuantas veces nos hemos preguntado el significado de Serú Girán. ¿Y la canción “Seminare”? En mi adolescencia todos armábamos hipótesis sobre la verdadera historia detrás del tema “Rasguñan las Piedras”.
Cuando le preguntaron a Ceratti por el significado de su famosa canción “En la Ciudad de la Furia” dijo que simplemente asociaron palabras pensando en el sonido. Sin embargo hay una mística muy especial detrás de muchas de la imágenes que evocan su letra y que envueltas en esa melodía con tanta fuerza verdaderamente nos invita a volar. “Me verás caer como un ave de presa / Me verás caer sobre terrazas desiertas.” La anáfora se repite, pero se renuevan las comparaciones, y metáforas, en cada estrofa: “Me verás caer como una flecha salvaje”, o como este ejemplo de personificación tan acertado: “Buenos Aires se ve tan susceptible”.

Sí, hay poesía en el rock, pero no porque sus letras estén agrupadas en versos, y éstos en estrofas. Existe poesía en aquellas letras que guardan imágenes que apelan a los sentidos de quien las escucha, y así con la melodía de fondo podemos sentir, oler, ver, imaginar aquello que el poeta escribió, o hasta improvisó en un ensayo o en un estudio de grabación movido, o conmovido por el arte que estaban creando.

Es así que muchas de las canciones de nuestro repertorio popular, son verdaderos poemas que guardan enigmas para todo quién se anime a resolver, y donde se pueden identificar todo tipo de recursos literarios, sepan sus autores o no.

Otro ejercicio interesante es el que tiene el tema de Sui Generis, donde la imagen se va construyendo a lo largo de la canción y sólo se completa al final. Empieza imaginando así: “Tendré los ojos muy lejos, / y un cigarrillo en la boca / El pecho dentro de un hueco”y así continua pintando impresiones en un cuadro imaginario: “un escenario vacío / un libro muerto de pena / un televisor inútil, eléctrica compañía”, en el que todo tipo de recursos literarios hacen su aporte para descubrir aquello que nos dice a la mitad del tema: la vejez. “Ventanas muy agitadas / y una cama tan inmóvil”.Una vejez sin temores / Un montón de diarios apilados / Y una flor cuidando mi pasado / Y un rumor de voces que me gritan”. Pero sólo al final de la canción el cuadro se completa con los últimos dos versos: “Y el fantasma tuyo sobre todo / cuando ya me empiece a quedar solo...”

El tema “Canción para mi Muerte” tiene versos llenos de inocencia: “Poco a poco fui creciendo, / y mis fábulas de amor / se fueron desvaneciendo /como pompas de jabón.” Y otros; que por su simpleza fueron dignos de debate: “Te suplico que me avises / si me vienes a buscar, / no es porque te tenga miedo, / sólo me quiero arreglar.” Quién escucha de manera inadvertida se preguntará por que tendrá miedo que alguien lo pase a buscar, o de encontrarlo una mañana en su habitación preparando la cama para dos. Salvo que quien venga a buscarnos tenga capa negra y una hoz, como es el imaginario colectivo, y de seguro esa sea la última visita que recibiremos. No es que le tengamos miedo, pero de seguro uno quiere tener tiempo para estar preparado.

 

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