Mariana Enríquez.
Con ojos de lector
Chéjov y un árbol que dice sin hablar
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¿Qué podemos decir de Peter Handke?
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Edith Migliaro
Escritor multifacético, poeta, dramaturgo, guionista, director de cine, este abogado austríaco tomó distancia de las convenciones literarias establecidas y adquiere el estilo de GOETHE. Por el particular enfoque de su obra, se lo encuadra como literato predominantemente alemán en el movimiento de la “Nueva Subjetividad” dado el estilo de su escritura muy personal que ha suscitado encendidos elogios y severas críticas.
Gran parte de su obra, tanto novelas, como poesías son en tono autobiográfico, subjetivo y cargado de emoción, en ellas hay un profundo estudio de los personajes, por ejemplo su obra Desgracia impeorable (1972) se ve influida por el suicidio de su madre.
Para la lectura de la obra de este autor hay tres claves: imagen, narración, viajes. Podríamos delinear el sentido de su obra como búsqueda de “el paraíso olvidado”: un paraíso (terreno) que no es ni el “paraíso perdido” ni el “paraíso recobrado” (Milton) ni el paraíso al que se podría entrar por la puerta trasera (Kleist), sino el paraíso que tenemos al lado mismo de nosotros y que extrañas fuerzas que desconocemos de donde vienen (Kafka) nos han impedido ver durante siglos. Un intento de “hacerse digno de habitar la Tierra” (Handke).
En su obra se narran sucesos temporales en los que participa el hombre y a la vez, se describen realidades espaciales y realidades naturales sin el hombre, que se suceden en el tiempo. Para Handke la literatura tiene el poder de disolver los conceptos y, con ello, de hacerse con el futuro. La narración por la que aboga no tiene cierre, tiene que poder continuar en cualquier momento con un y…
En la obra de Peter Handke la ficción se deviene en un viaje. Se viaja, por Europa, América, se viaja en tren, en coche, en autocar, en avión, a pie. Utilizando esta acción como un subgénero narrativo, donde el viaje instala el lapso de composición y resolución de la historia, que ha tenido tanta importancia en la novela alemana llamada de formación. Se ve en “Lento regreso”, “Historia de niños”, “La ausencia”, por ejemplo.
El viaje y el medio de transporte suponen el espacio intermedio y el tiempo intermedio, un ámbito temporal en el que cesan las relaciones habituales de los que se encuentran en él; en el que dejan de estar vigentes los papeles que desempeña cada uno en su vida diaria para dar paso a otras acciones, o permitirse ser quién y cómo se quiera.
Entre sus obras más conocidas están: “La mujer zurda”, “El miedo del portero al penalti”, “La hora de la verdadera sensación”, “Los abejorros”, “Insultos al público”, “El mundo interior del mundo exterior del mundo interior”, “Bahía de nadie”, “El cielo de Berlín”, etc.
Las tres claves que, anunciadas ya por Peter Handke en su discurso de Darmstadt, hace más de treinta años, recorren su obra entera y nos ofrecen un hilo que puede guiarnos dentro de la fascinante confusión de su obra.
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