Dijo Cortázar en una entrevista...
El dato escondido en la historia a narrar
Cine: Metrópolis... locos años 20
¿? Individualización posmoderna
El pulso del futuro... distopías
¿Quién si no la literatura se ha ocupado de seguir los vaivenes de los humanos en la escritura por acciones y hechos de la historia universal?
La vida la escriben cada mujer y cada hombre viviendo, la literatura refleja sus pasos, sigue sus respiraciones y los asienta en un registro valiéndose de distintas herramientas según las épocas y la evolución de las mismas. Los formatos son variados, de acuerdo al motivo, el fin, la exigencia del momento histórico. En ella coexisten en simultáneo todos los tiempos. Siendo posible a esta, recrear circunstancias del presente traspoladas al futuro, sitio ideal, donde explorar, descarnar mostrar la concepción del poder, las sociedades, las políticas problemáticas, la desigualdad, el manejo de los derechos, etc. Surgen en Inglaterra para cubrir este punto, las distopías. “Dis” (Mal) y “Topos” (Lugar). Un subgénero específico que va a explorar las estructuras en sociedades bajo un máximo control político en el que la felicidad, si la hay, está restringida, al igual que las emociones, donde la pobreza masiva, la desconfianza, la desprotección entre otras cosas, son denominadores comunes para muchos.
Hoy este género es relevante, se diría que el ritmo del día a día lo impone naturalmente frente a un futuro que se muestra incierto por la falta de capacidad para organizar un sistema de felicidad colectiva. Pareciera que todo concluye dentro del margen teórico, sin posibilidad de llevarlo a la práctica. No hay Paraíso, no existe la utopía. La ineptitud nos deja como saldo la distopía.
Novelas de Ray Bradbury, Philip K. Dick, George Orwell, Anthony Burgess. Agustina Bazterrica, (Cadáver exquisito, premio novela Clarín 2017), hablan de ello. Para dar un ejemplo en cine tomando ideas de las novelas de ciencia ficción Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, la película: Un mundo feliz de Aldous Huxley y de 1984 de George Orwell, la película: Equibrium pinta el futuro como un lugar ordenado pero frío y sin sentimientos, en donde los habitantes de una megaciudad toman una droga que los inhibe de cualquier emoción, expresión o gesto que contenga un ápice emocional pues es visto como un acto de rebeldía en contra del Estado y se castiga con la muerte. En televisión, la serie Black Mirror, que en cada episodio plantea un futuro distópico diferente. Sin olvidar, el universo de los video juegos.
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