Apuntes Literarios
 

Volar y viajar. Esas fueron las claves de la vida de Oliverio Girondo. Volar era lo que él le reclamaba a las mujeres; viajar es lo que hizo toda su vida.
Nació en Buenos Aires en 1891 en cuna de oro y lo supo aprovechar. En su infancia estudió en Europa y cuando sus padres le obligaron a seguir Derecho él les impuso una condición: que le pagaran vacaciones cada año en el Viejo Continente. Allí acrecentaría sus ambiciones literarias con sus amigos poetas. Oliverio leía de todo pero fundamentalmente los poetas simbolistas franceses y la filosofía de Nietzsche. Trabajaba en paralelo como corresponsal de Caras y Caretas y de la revista literaria Plus Ultra.
Alguna vez, recordando esta época, dijo: “En un momento de verdadero extravío mental, arriesgué, con la complicidad de René Zapata Quesada, un intento teatral: La Madrastra, melodrama infecto y maeterlinckiano. Después, para redimirme, rompí papel durante varios años. Rompí papel en Edimburgo y en Sevilla, en Brujas y en Dakar, hasta que en 1922 publiqué algunos de los que se salvaron junto con diez hojas de mi ‘carnet’ de croquis bajo el título Veinte poemas de amor para ser leídos en un tranvía. En efecto, sus viajes por París, España, Egipto lo nutrieron para dar lugar a la publicación de su libro de poemas en 1922. Girondo ya demostraba un profundo espíritu experimentador como principal principio poético: “Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura?”, señala en el prólogo a la segunda edición de Veinte poemas…
Su veta de dibujante también estaba desplegada en estos primeros años: el libro venía acompañado por diez ilustraciones del propio autor que se insertaban en el cuerpo como apoyo a lo expuesto en los poemas.

MARTIN FIERRO

Al volver a Buenos Aires en 1924, fundó junto con Evar Méndez y otros escritores y artistas, el legendario periódico Martín Fierro, con el objeto de desarrollar las nuevas corrientes artísticas en el Río de la Plata. Inclusive emprendió una “misión intelectual” por América y Europa para promover un “verdadero intercambio de producciones, revistas y libros; ideas, poesía, arte”. Ya se insinuaba en él una suerte de espíritu militante explicitado en el célebre Manifiesto, aparecido en el cuarto número del periódico y que el propio Girondo redactó: “MARTÍN FIERRO siente la necesidad imprescindible de definirse y de llamar a cuantos sean capaces de percibir que nos hallamos en presencia de una NUEVA sensibilidad y de una NUEVA comprensión que, al ponernos de acuerdo con nosotros mismos, nos descubre panoramas insospechados y nuevos medios y formas de expresión.”
La aventura de Martín Fierro terminaría en 1927 porque algunos de sus escritores decidieron apoyar a Hipólito Irigoyen cuando eso contrastaba con la línea de la publicación.
Girondo había dedicado todo 1923 a recorrer España y a gestar el que sería su segundo libro de poemas, Calcomanías, publicado precisamente en España en 1925. Jorge Luis Borges, al reseñar el libro para Martín Fierro (núm. 18, 26 de junio de 1926), señaló: “Es innegable que la eficacia de Girondo me asusta (…). Es un violento. Mira largamente las cosas y de golpe les tira un manotón. Luego las estruja, las guarda. No hay ventura en ellos, pues el golpe nunca se frustra...Girondo impone a las pasiones delánimo una manifestación visual e inmediata...”

EL ESPANTAPÁJAROS

En 1930, hubo golpe de Estado en la Argentina. Algo se modificó en la actitud de Oliverio frente a la vida y la literatura. Empezó a observar un mundo a medio camino entre la realidad y el sueño, un universo poético plagado de mujeres etéreas, sombras en fuga, solidarios compulsivos. El resultado de esta época es la aparición de su tercer volumen Espantapájaros.
La clave de Espantapájaros es la trasgresión y la novedad que se ven reflejados en el poema “1”: ”No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo...”.
La presentación del libro en 1932 en Buenos Aires fue toda una puesta en escena con excelentes resultados. Girondo hizo una réplica en papel maché del “espantapájaros-académico” de la tapa del libro. Norah Lange, su gran amor, y con quien se casaría en 1943, contó: “La réplica fue colocada en una carroza coronaria tirada por seis caballos, con su auriga y lacayos, vestidos según la moda Directorio, apostados a cada lado”. Asimismo, alquiló un local en la calle Florida atendido por bellas muchachas para la venta del libro. El éxito fue rotundo.
En tanto, la casa de Suipacha al 1444, en Buenos Aires donde vivían Oliverio y Norah servía durante esos años de centro de reunión para jóvenes intelectuales como Edgar Bayley, Carlos Latorre y Francisco Madariaga, entre tantos otros.
Hacia 1937 apareció su relato Interlunio. El texto narra la llegada a Buenos Aires de un desalentado y decrépito escritor europeo que huye del derrumbe del Viejo Continente. Girondo se veía invadido entonces por un deseo de “compromiso”: “Llega la hora –decía- en que, a pesar de todos los escrúpulos y todos los reparos, nos consideramos en la obligación ineludible de pronunciar, humilde aunque perentoriamente nuestra palabra”.
En 1942 se publicó Persuasión de los días. Los poemas de esta obra contienen una angustiada primera persona. Enrique Molina señaló: “De la elástica y abigarrada corteza de Veinte poemas se ha llegado a la visión de un mundo degradado por la miseria social y la miseria del espíritu. Persuasión de los días es el paso de la geografía a la ética”.

NUEVO LENGUAJE

Aldo Pellegrini presentó en noviembre de 1953, en la revista Letra y línea los primeros poemas que en 1956 compondrían la edición definitiva de En la masmédula. Este libro es un desesperado intento de expresión absoluta. Enrique Molina señaló: “Hasta la estructura misma del lenguaje sufre el impacto de la energía poética desencadenada en este libro único. Al punto que las palabras mismas dejan de separarse individualmente para fundirse en grupos, en otras unidades más complejas, especie de superpalabras con significaciones múltiples y polivalentes, que proceden tanto de su sentido semántico como de las asociaciones fonéticas”. El sinsentido con sentido resuena en todo el texto. Girondo crea “un lenguaje dentro del lenguaje”, con el fin de revelar un discurso más puro, más intenso y más profundo.“Almamasa”, “fosanoche” o “sombracanes” son algunos de los neologismos inolvidables que Girondo desplegó en su texto más experimentador.
Un accidente sufrido en 1961 le dejó disminuido durante los últimos años de su vida. Murió en Buenos Aires el 24 de enero de 1967. Sin embargo, había seguido cumpliendo con las dos claves de su vida. Dos años antes, junto con Norah –una mujer que sin dudas volaba- había viajado a Europa para la despedida final.


MI LU (*)

mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus erpsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos
y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola

(*) Poema de En la masmédula

NO SE ME IMPORTA UN PITO... (*)

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo:
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! - y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

(*) Fragmento, aparecido en "Espantapájaros"


El sueño de Oliverio - Alguna vez y todas, Oliverio Girondo - por Juan Carlos Anton