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Gerardo D´Andres

 

Nació con grilletes, padeció la esclavitud de los negros, pero misteriosamente se fue creando un cántico sin instrumentos con tan sólo gritos de libertad en las sembradíos de Louisiana en los Estados Unidos de América, luego se escondió en las iglesias. El hombre europeo trato de amarrarlo con sus cantos eclesiásticos pero su embrujo fue tan poderoso que las voces de los esclavos lo transformaron en Gospel (cantos en forma de Spirituals) himnos religiosos.
Cada voz era un sonido distinto.
Más tarde salió a las calles en forma de Blues y se fue haciendo adulto hasta llamar la atención y como poderosa epidemia se fue desparramando sobre los blancos con su cadencia rítmica sincopada que derivó en Swing.
En algunos casos obligó a escucharlo como en Gershwin evolucionando como prodigiosa sinfonía o a bailarlo como en Glenn Miller, Tommy Dorsey, Benny Goodman y a respetarlo con maestros extraordinarios como Duke Ellington y Louis Armstrong.
Los días 30 de abril de cada año se conmemora el día del jazz, fecha impuesta por la UNESCO a partir de 2011, en aquella ocasión, sus promotores dijeron que con ello: “los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, instituciones educativas y ciudadanos particulares ya implicados en la promoción de la música jazz aprovechen esta oportunidad para fomentar la idea de que no se trata tan sólo de un estilo de música, sino de que el jazz contribuye también a la construcción de sociedades más inclusivas”.
De esta manera queda demostrada su fuerza como música arrolladora y evolucionada que se aggiorna constantemente y que tuvo sus momentos de desprecio pero que hoy alcanza a casi todos los géneros musicales modernos que puedan estar en vigencia.
En los sesenta brilló el Soul, otra de sus fusiones que sirvió para la exaltación y la inclusión del afro americano que no tenían espacio en la sociedad estadounidense, así surgieron nombres como: Aretha Franklin, Isaac Hayes, Ray Charles, etc.
Los blancos le agregan el seductor saxo y el piano será también desde sus comienzos uno de los instrumentos preferidos.
Su fama supera fronteras y conquista París con Josephine Baker, luego Londres, Alemania, llega a Sudamérica a Chile y Argentina en Rosario, y Buenos Aires fundamentalmente; “Cuna adoptiva del jazz tradicional”, con el gran Oscar Alemán.
Tal vez fascinaron a los músicos que acompañaron al entonces Domingo Faustino Sarmiento embajador en su visita a New Orleáns como lo describe en su tesis el libro: “Los orígenes del Jazz en la Argentina” de la musicóloga Olga Zafore profesora del conservatorio Juan José Castro de la ciudad de Martínez, San Isidro.
Brillaron músicos como Oscar Alemán, Hernán Oliva, Walter Malosetti, por mencionar algunos y dieron origen a formaciones por estimulo de su mentor: “Cacho” Rodríguez Jurado, y así nacieron la Porteña Jazz Band, Fénix Jazz Band, Creole Jazz Band, etc. haciendo las delicias de los seguidores de todos los tiempos de este consagrado género.
“Mientras el mundo siga existiendo, el Jazz continuará ahí, porque ÉL; llegó para quedarse, para inundar de magia nuestros corazones”.

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