¿Quién lo sabe?
por María del Carmen Cárdenas
Jorge Soto "Pena"
Engañábamos el hambre de noches de frío, sobre aquella mesa.
Jugabas y yo aprendía. Reíamos. Nos acariciábamos al sostener los tacos.
Las bolas de colores iban y venían. Las tuyas se escondían rápido en las troneras.
La habíamos comprado con los últimos pesos que nos quedaban. ¿Locos? ¿Mágicos?
¿Inconscientes? ¿Quién lo sabe?
Fue el escenario de sexo arañado con amor loco cuando me acostabas sobre ella porque el deseo nos brotaba como azahares en verano.
A su lado te arranqué botones para hundirme apasionada en tu pecho fuerte. Para acariciar tu vientre y bajar despacio hasta arrancarte gritos de placer. Y eso tiraba un ficticio manto de olvido sobre el mañana.
Otra vez tocar timbres que no respondían, dejar currículum que iban a parar a un tacho, sonreír como payasos de circo a los que se reían de nosotros. En esos momentos yo pensaba en la mesa y en aquella noche en las playas pedregosas de Niza. ¡Tan parecidas ambas!
Y me sentía una diosa. Vos no. Comenzaste a deprimirte.
Supe que la magia había acabado.
Llegamos un verano de las vacaciones que ahora podíamos pagar.
Odiosas polillas habían acabado con el paño suave del billar.
No pareció importarte.
El sexo en la cama. La cena a la noche. Peleas por mentiras.
Nos habíamos convertido en marido y mujer.
Cuando te fuiste me encerré con vos. No hay mucho tiempo- alguien me advirtió.
Te besé de arriba a abajo. Como te gustaba.
La última bola cayó en la tronera. Blanca como tu flor.
La que acaricié en todo tu cuerpo.
Salí y cerré la puerta para que nadie más te viera como yo te vi.
Llévenlo, dije. Ya me enseñó.
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María del Carmen Cárdenas, Cuentos en Solo la piel, Vínculos Secretos.
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