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Realismos

Una aguja en un pajar

por Marcelo Chavanne

San Andrés de Giles es una localidad que se encuentra ubicada a 103 Km de la ciudad de Buenos Aires, se accede por la Ruta Nacional 7, a sólo 39 kilómetros luego de la ciudad de Luján. También se puede acceder por la Ruta Provincial 41, que une las vecinas localidades de Mercedes y San Antonio de Areco.
El pueblo tiene su origen en un humilde oratorio que hizo construir el padre Vicente Piñero, cura vicario de San Antonio de Areco, en terrenos donados en 1793 por Francisco de Suero y Giles.

La llegada del ferrocarril en 1889 significó un adelanto notable. La estación, a principios del Siglo XX, fue un centro social y económico de gran importancia porque la producción de los campos salía a través del ferrocarril rumbo a Buenos Aires.
San Andrés de Giles fue declarada ciudad el 16 de diciembre de 1937. Su crecimiento ha sido lento y pausado, en la última década se han instalado numerosas familias provenientes de Capital y Gran Buenos Aires en busca de una vida más segura.
Pese a su condición de ciudad, Giles sigue viviendo como pueblo: la gente se conoce, se saluda en las calles, tiene gestos solidarios cuando es necesario, los gilenses son sencillos, humildes, respetuosos y serviciales. Desde el punto de vista económico es una población agrícola- ganadera, con algunas industrias y un fuerte movimiento comercial. Cuenta con servicios educativos completos, preescolar, primaria, secundaria, terciaria, escuela técnica, agraria, especial, anexos de la Universidad Pedagógica y secundaria para adultos.
Existen clubes sociales y deportivos, centros de jubilados de gran actividad, talleres municipales de música, percusión, teatro, danza folklórica, tango, teatro, pintura, fotografía y literatura. Hay agrupaciones musicales de varios géneros. Se destaca el Ensamble Musical Municipal y la Orquesta Infanto Juvenil “Arroyos y Sembraderos”, también son frecuentes los conciertos, exposiciones de pintura y obras de teatro que se desarrollan en el Centro Municipal de Cultura. Giles también cuenta con entidades de bien público muy activas: Club Argentino de Servicios, Rotary Club, Cáritas Monte de Novi.
San Andrés de Giles ofrece al visitante además de su estilo de vida pueblerino, varios puntos de interés histórico en el área urbana, suburbana y rural: plazas, monumentos, patrimonio artístico, capillas, sitios históricos y la experiencia de recorrer una ciudad sin edificios de altura donde el cielo se expande sobre el verdor de las arboledas. En este pueblo emergió la figura de un usurero hace 50 años, que fue famoso a través del tiempo por su inmensa capacidad para reproducir plata al mejor estilo de un chicago boy.
Celestino Andrés Espósito era un hombre de 50 años que había sido despedido de una automotriz en los años 70 después de trabajar 30 años en el área de repuestos y con el monto de su indemnización comenzó una nueva etapa en su vida laboral. Era soltero, sin hijos y tenía un Siam Di Tella que había formado parte de su despido.
Celestino, (Celeste para sus clientes) se transformó en un prestamista de apuro que comenzaba su tarea muy temprano estacionando su auto en la entrada del pueblo, para proveer de fondos a los verduleros que iban al mercado central y a los carniceros que se dirigían a los frigoríficos de la provincia en donde pagando en efectivo, se conseguían grandes ofertas y mejores descuentos que le permitían pagar altas tasas que cobraba Celeste.
Eran préstamos de efectivo por siete o catorce días para comerciantes que tenían su retorno inmediato y a la vez en efectivo. En esa época nadie se movía con tarjeta de crédito y todo era al contado. Un ejemplo, vos pedías 100 y él te pedía 110 a los siete días que lo recuperabas con la venta de mercadería en la semana y además con el adelanto de plata los comerciantes mejoraban la cantidad y la calidad de sus compras. Claro, en números era digeribles, pero 10% en una semana era un 40 % al mes y un 480 % al año, sinceramente era una fortuna y además no tenía riesgo porque tenía muy bien catalogados a sus clientes y sabía a quién prestarle y a quien no y…que cantidad se le podía prestar a cada uno. Empezó a prestarles a los carniceros y a los verduleros, pero siguió con negocios de todo tipo. Artículos para el hogar, negocios de ropa, talleres mecánicos, abogados, pedicuros y a quien se te ocurra.
Era un préstamo de urgencia y solo servía si vos tenías la otra punta amarrada. Por ejemplo, el verdulero y el carnicero sabían que si le pedían $ 30.000 en el día o al otro habían recolectado -por efecto de sus ventas- $ 35.000. Pagaban los 33.000 a veces a las 24 horas y Celeste les bajaba la tasa, pero ganaban 2.000 o 3.000 y volvían a tener crédito al otro día. Era una especie de socio oculto de los comerciantes con quienes compartía el resultado de sus negocios. Si te gustaba bien y si no también y si no...buscate otro “financista”.
Al otro día los comerciantes podrían pedirle los mismos 30.000 o ampliar el crédito a 50.000 o 100.000 si fuera el caso, porque eso los habilitaba con este señor cuya locura era el cumplimiento estricto de los plazos.
Pero esto no era lo mismo para otros rubros que tardaban en recuperar el importe del préstamo, porque no eran comercios de tanta facturación diaria y mucho menos en efectivo.
En esos casos Celeste suspendía los créditos hasta tanto el cliente pagara su deuda. Pero era así, no pagabas y te suspendía los créditos y te hacia un plan de pagos para tu deuda, sin abogados, sin amenazas sin apretones, pero, olvídate de volver a pedir.
En el pueblo era muy conocido al punto que llegó a tener prácticamente a todo el vecindario endeudado con él, y esto no era poco.
Celeste era muy prolijo y en él no se podía observar exhibicionismo de ninguna naturaleza porque siempre andaba con su mismo auto y nunca se mudó de su casa original, pero… era multimillonario.
Estoy hablando del año 70 y esto se extendió hasta muy entrado el año 1975 pleno gobierno de Isabel Perón con su ministro de economía Mondelli después seguiría su “tocayo” Celestino Rodrigo…autor del Rodrigazo.
Pero volvamos al año 1971…Celeste empezó a poner hombres de su confianza para ampliar su base crediticia en otros pueblos de la Provincia de Buenos Aires y empezó a buscar otros negocios para mejorar sus horizontes.
Así mejorando la llegada en pueblos vecinos como Lujan, Mercedes, Carmen de Areco, San Antonio de Areco, Marcos Paz, Navarro, Capitán Sarmiento, Capilla del Señor, Arrecifes hasta llegar a Pergamino cuna de los mejores campos de la Provincia de Buenos Aires.
Era un mercado de más de 3 millones de habitantes con todo tipo de actividades.
Se mezcló con capitalistas de juego a los que apoyaba económicamente cuando tenían “algún entuerto” (Se llama entuerto en el juego cuando a un capitalista lo embocan con alguna jugada o con algún caballo en alguna carrera arreglada) pero él no bancaba, solo prestaba plata a los capitalistas.
Su efectivo era muy conocido, pero se hablaba de que prestaba entre 100 mil y 200 mil dólares por día, es decir una verdadera fortuna que la negociaba de memoria, sin computadora ni empleados, ni nada que se le parezca.
Se asoció con cambistas, con operadores de Bolsa con cuanto negocio necesitara de plata viva y en el momento, siempre prestando la plata y no involucrándose para nada con la timba…él solo prestaba la plata y les decía a sus clientes… “vos con la plata que te doy ganá lo que quieras a mí solo dame el 10 % y estoy más que contento” … “ojalá que con la plata que te presto ganes el doble, pero a mí, guardarme el 10 %”.
Y así fue como se hizo multimillonario, sin computadoras, sin chequeras, sin carpetas de crédito, sin oficinas y sobretodo… Sin socios.

Quiero aclarar que el “usura del pueblo “es un personaje que habita en todos los pueblos sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Son tipos que quieren a toda costa recibir el afecto del pueblo, pero… no lo logran porque son muy materialistas.
No fue el caso de Celeste que ni siquiera intentaba intimar con el vecindario porque conocía en profundidad el sentimiento de sus vecinos hacia los señores “que prestaban plata a interés “
Celeste -como ya dije- no tenía esposa, ni hijos y jamás concurría a reuniones sociales, ni asados ni a eventos familiares.
En síntesis, era un ser de otro planeta que solo vivía para prestar plata y recaudarla y jamás tuvo un enfrentamiento con nadie discutiendo de importes o intereses. Con él, todo estaba más que claro.
Un día, se acomodó en su auto -que oficiaba de oficina- uno de sus mejores clientes con el que hacía negocios importantes.
Augusto Nemesio Dela Paollera era secretario general del sindicato del cuero, y muy allegado a Celeste, no se le puede decir amigo porque no los tenía, pero…allegado. Había hecho un relevamiento por el pueblo para encontrar un personaje ajeno a la política, que le haga fuerza al candidato oficial para las próximas elecciones.
Descubrió por comentarios que la mayor parte del pueblo le debía plata a Celeste y no sabía si –en caso de presentarse- esa situación generaría votos o muy por el contrario los retraería.
Lo habló con él y le propuso que se presentara y en ese caso él con mucho gusto lo acompañaría, porque también estaba harto de la mediocridad de los postulantes que siempre mandaban para atrás las esperanzas del pueblo.
Celeste le contestó: —“Augusto ganarles a estos payasos no es difícil”, lo complicado es lograr que el pueblo se comprometa a sostener a una persona de bien y con un poco de sentido común.
Yo te aclaro que el desafío me encanta y estoy dispuesto a poner parte de mis ingresos para lograr el objetivo, pero, no me anotes para gobernar porque ese no es mi palo.
Hay que partir de una idea madre y desarrollarla.
—¿Qué es lo que más le importa a la gente? —le preguntó.
—Su bienestar económico y la tranquilidad de sus familias —contestó Augusto.
—Bien, yo para eso estoy dispuesto a poner sobre la mesa todos los intereses de la plata que me deben y refinanciar todas las deudas en 10 meses, en cuotas fijas y sin intereses.
Ejemplo el que me debe 10.000 $ y hoy me tiene que pagar 1.000 por semana yo se lo refinancio a 10 cuotas mensuales sin interés de 1.000 $ cada cuota y cuando termina de pagar no me debe nada. ¿Qué te parece?
—Una locura Celeste. Esto va a entrar por los ojos porque todo el pueblo te debe algo y quien más o quien menos necesita un desahogo de su situación personal.
—No quiero campaña, no quiero afiches, no quiero entrevistas y que la bola se corra de boca en boca…tenemos tres meses para hacer que la mayoría del pueblo se entere.
Yo empezaré mañana con el que me venga a pagar.
Le diré que pase por mi casa a donde tengo una chica que me ayuda para que suscriba los 10 documentos correspondientes.
Te aclaro que los primeros que se van a prender son aquellos que vienen renovando su deuda semana a semana.
No tanto los que utilizan bien mi crédito que diariamente me piden y me devuelven plata como es tu caso porque forma parte de su ingreso de todos los días. Pero si vos lo querés de esa manera dale…arranquemos.
—Total, vos podés bancarte la campaña sin recurrir a nadie —le dijo Augusto, porque cuando ganás son los que después te extorsionan reclamándote negocios”.
Nadie, nadie sabía nada de Celeste, jamás había tenido un escándalo, pero todos lo conocían y sabían cómo se comportaba cuando algo te prometía.
Era infalible, jamás un desencuentro con algún cliente o alguna tardanza para conseguirle la plata. Claro, él solo prestaba su plata, no era un intermediario que tenía que responder a la otra punta.
Aunque no lo puedan creer, a Celeste le atrapó la idea y se dio cuenta que había llegado la hora de hacer algo por el pueblo que siempre había estado manejado por patanes ineficientes, que solo asumían el poder para robar y no cumplir con ninguna de sus promesas.
Es así que presentó su candidatura y les propuso a sus deudores que si ganaba las elecciones les permitiría a todos, que le paguen sus deudas en 10 cuotas sin interés. Para qué, la gente se volvió loca y empezaron las reuniones de sus deudores en clubes, en plazas, en asados en donde de lo único que se hablaba era de la oferta de Celeste… No había afiches, ni entrevistas ni promesas de campaña… solo la oferta de Celeste que se fue pasando de unos a otros.  Muchos ocultaban su relación con el usurero, pero estaban sumamente interesados con la oferta para poder cancelar sus pasivos.
Ahí, el pueblo entero se dio cuenta   que la mayoría había recurrido a Celeste y que muchos -casi todos- estaban endeudados con él, pero, lo ocultaban…como sucede en todos lugares.
Su razonamiento -el de Celeste- era bastante simple. La campaña la hago con mi plata y los intereses que voy a dejar de cobrar, es mi colaboración al pueblo que siempre me cumplió y ahora me toca el turno a mí y por supuesto les cumpliré.
No se escuchaba una voz en contra de la propuesta y los políticos de barricada querían pegarse a Celeste, pero él los ignoraba. Estaban todos como locos y no permitirían que el usurero se quedara con la torta y no la compartiera…
El intendente actual había intentado de varias maneras acercarse, pero este lo ignoraba y le ponía excusas a las reuniones que proponía.
Demás está decir que tampoco aceptaba reuniones con los concejales opositores, porque él creía que todos los dirigentes sin excepción estaban prendidos de la teta del Estado para enriquecerse y olvidarse de su pueblo, que realmente la estaba pasando muy mal.
La boca en boca dio resultado porque el día de las elecciones el pueblo era un jolgorio. Los políticos “de profesión” veían que se les venía una catástrofe y no aparecían por ningún lado para dar la cara
Y así llego el día de las elecciones y Celeste ganó con más del 85 % de los votos y en la misma reunión en donde le comunicaron el triunfo, renunció porque no estaba en sus planes dedicarse a la política.
Había dejado una prueba de lo que podía hacer el pueblo cuando compartían un objetivo en común, pero, tal cual era su estilo le comunico a todos sus deudores que lo que él les había prometido, lo iba a cumplir a rajatabla y es así que su secretaria que atendía en la casa, seguiría atendiendo a los deudores de este pueblo únicamente.
Para los deudores de otras regiones la medida no caminaba. Era alarmante como tenía en su mente la deuda de cada uno sin recurrir a libretas, anotaciones ni ningún ayuda memorias. Indudablemente su experiencia en la automotriz como jefe de la sección repuestos le había dado un entrenamiento superlativo, que él estaba utilizando para sus operaciones. En ese momento -cuando vio los documentos firmados- comprendió la dimensión de su negocio. Le habían firmado documentos por 30 millones de pesos que se cobrarían a razón de 3.000.000 de pesos por mes. En el ínterin -a esos firmantes- no les habilitaría un nuevo crédito hasta tanto cumplieran con la totalidad de los pagos. Prácticamente su actividad en el pueblo se redujo a pasar los días 5 y los días 10 a cobrar la recaudación. Era increíble verificar el bajo índice de incobrables. Era prácticamente cero -sin presiones, ni amenazas, ni abogados- los clientes cumplían con sus obligaciones mensualmente.
Él en el único discurso que dio a su pueblo declaró… —fíjense de lo que son capaces cuando se juntan y actúan con un objetivo en común. Por eso les digo que a los que nos están gobernando los elegimos nosotros y terminen de quejarse y piensen antes de votarlos. —Finalmente, con su renuncia y la de su compañero de fórmula se realizaron nuevas elecciones y las gano un carpintero honesto que había entrado cuarto en la primera rueda.
Fue un mazazo para “la clase política” tanto por el resultado como por la gestión de gobierno que sin lugar a dudas fue la mejor en décadas.
Juan Ignacio Orchiatto, corchito para los íntimos, otro paisano de Celeste-, el nuevo Intendente era un carpintero del pueblo -y también deudor de Celeste- conocido por su honestidad y su cumplimiento en las obras que realizaba. Inicio su gestión con un gabinete sin políticos de carrera y la comunidad vivió un período muy diferente y sobretodo en paz. Con las recaudaciones se hacían obras que no se habían hecho en décadas- pero sí se habían prometido y nunca se habían ejecutado - y la gente era testigo de cada paso que se daba.
Corchito había crecido intelectualmente y su acción de gobierno además de eficiente y honesta era simple, pero enérgica y transparente.
Nunca tenía reuniones a solas para evitar cualquier tipo de propuesta non santas y tener testigos de su comportamiento.
La imagen de Corchito iba creciendo en forma descomunal y la de los políticos que habían dejado el poder caía estrepitosamente. Muchos inclusive se fueron del pueblo porque advertían que sus cartas estaban echadas.
Fue una verdadera revolución en la comarca, todo el mundo hablaba del desprendimiento de Celeste. Indudablemente se habían equivocado y mucho, aquellos que creyeron que se había candidateado, solo para ampliar su negocio.
Celeste era una mente distinta, disciplinada, austera, profesional que veía muchísimo más allá que todo el pueblo, de toda la clase política y empresaria, pero como, además, no se juntaba con nadie, nadie tampoco conocía sus ideas, sus costumbres, sus preferencias, sus gustos. Era lo que se dice un ser inexpugnable. Por cierto, nadie sabía si tenía herederos cercanos o lejanos, pero a diferencia de antes, ahora, la deuda estaba documentada por lo que podría ser reclamada por el que posea los documentos ya que eran “pagarés a la vista”. Muy diferente a estar solamente en la memoria.
Emigró a otra región porque en su pueblo debía esperar a que se cumplieran los pagos de sus deudores y recaló en el conurbano de la Provincia de Buenos Aires. Solo se lo veía en el pueblo los días 5 y los días 10 cuando venía a recaudar las cobranzas
Así empezó en una oficina pequeña con un teléfono y dos secretarias a descontar documentos de grandes empresas que a su vez los descontaba en los bancos y se hacía del efectivo para volcarlo en su actividad principal… la usura.
En menos de diez meses había conformado un fondo que bancaba las necesidades de cualquier gran empresa. 1, 2 o 3 millones de dólares era lo mismo para Celeste que había cobrado íntegramente - y sin reclamos - los créditos de sus compañeros de pueblo, pero advirtió que muchos para pagarle habían vendido hasta su casa para cumplirle. En el pueblo no había trabajo y no había empresas que lo ofrecieran. La economía con la muerte de Perón estaba desbordada y la gente se estaba “muriendo de hambre”, además de sufrir las consecuencias de la guerrilla y la triple A que en ese momento estaban en el momento de mayor ebullición (1974).
Es así, que pensando con su mente brillante y porque no decirlo, solidaria, empezó a pensar en su gente por la que sentía un profundo agradecimiento por su comportamiento en los pagos.
Habló con Corchito al que conocía de muchos años y le preguntó cómo andaba todo y este le dijo…
—La gente para pagarte a vos y pagar los impuestos se está muriendo de hambre. Yo hago lo humanamente posible para ayudarlos, pero no alcanza, aquí se necesita trabajo para que se levanten, primero a nivel personal y luego a nivel social y económico.
Celeste quedó muy impactado con el diagnóstico de su amigo que había sido su deudor por muchos años y lo consideraba un hombre de trabajo, que había luchado mucho por su carpintería y era un ser digno y honesto.
En octubre de 1974 -3 meses después de la muerte de Perón- se presentó en un remate judicial y adquirió una de las empresas más grandes de galletitas y otras sustancias alimenticias. Pagó 2 millones de dólares y la fábrica la trasladó a su pueblo en donde generó más de dos mil puestos de trabajo. La gente estaba como loca, porque trabajando y con créditos que el mismo otorgaba, pero…a tasas lógicas, pudo recuperar su vivienda y hasta sus autos…
También abrió una concesionaria y llevó otra empresa de maquinarias rurales, una de tinglados para los campos, otra de mangas y corrales, alambrados etc. etc. y puso en sus cargos directivos a muchos deudores que él había tenido y que le habían cumplido a rajatabla. Tenía un dicho que siempre declamaba… “Quien es infiel en lo poco termina siendo infiel en lo mucho”.
La gente, sus empleados, sus deudores solo sabían de Celeste el gran valor que le daba a la palabra y al cumplimiento. Jamás tuvo un desengaño con personas a las que le había dado la oportunidad de crecer y mucho menos juicios laborales, que en esa época ya empezaban a ser una verdadera industria.
Fue una verdadera revolución productiva que Corchito agradecía todos los días.
Es más, el único enfrentamiento que tuvo con Celeste fue cuando trato de imponer un subsidio para los más necesitados.
Celeste lo llamó y le dijo: —Si haces eso olvídate de mí, porque le vas a cagar la cabeza al pueblo.
¿A vos te dieron algún subsidio del estado para la carpintería que armaste?
—No, que me van a dar si me rompí el culo laburando.
—Entonces que te creés, ¿qué sos superior a los demás?
—Dejá que la gente siga laburando y se compre su casita su autito y que sea feliz.
El peor error que podés cometer Corchito es prometerle algo a la gente que no sabés cómo se va a mantener en el tiempo y te puedo asegurar que si el estado sigue gastando más de lo que genera…esto va explotar.
¿O vos en la carpintería gastabas más de lo que producías?
No, no Corchito, no te equivoques…
¿Sabés por qué yo me hice millonario?
Porque siempre laburé con la mía.
Nunca en mi vida le pedí plata prestada a nadie. La fui multiplicando y sin gastar como sabés que fue mi vida.
Por eso me pude mandar la quijotada de la elección, porque era mía y no tenía que pedirle permiso ni consejo a nadie.
Así se hacen las cosas, primero se genera y después vemos en que se invierte, ¡¡no gasta… invierte Corchito...!!
Vos con la del Municipio, hacé escuelas, hospitales, geriátricos servicios para que la gente viva mejor… no le regales plata. ¿Me explique?
—No sabés cómo necesitaba esto Celeste, sobre todo de vos amigo que lo único que te conozco en la vida son aciertos.
 El único altercado que trascendió en la empresa de maquinarias rurales fue el de dos hermanos que se enfrentaron por conseguir el poder total dentro de la empresa. Él, no lo aceptó y los separó inmediatamente, mandando a uno a la empresa alimenticia y al otro a la concesionaria. Fue en el mismo día y a la velocidad del sonido… nunca dudaba solo actuaba y por eso era muy respetado. No tenía camarilla ni mesa chica ni socios…solo actuaba y normalmente -por no decir siempre-acertaba. Nadie sabía con quién consultaba sus resoluciones pero que eran eficaces, era seguro.
Un buen día Celeste citó a sus colaboradores y les propuso que debían ampliar su base electoral renunciando a participar de las próximas elecciones para darles paso a otros participantes.
—Muchachos, la democracia es así, “pretender quedarse en el poder –en el mismo cargo- por más de dos períodos es empezar a torcer la idea del desarrollo.”
Ustedes deben dedicarse a preparar a otros candidatos para otras ciudades y mostrar los resultados obtenidos en sus pueblos y comenzar con la idea de gobernar la provincia
No cambien la visión porque este es el futuro del país.
Corchito y sus colaboradores aceptaron en principio las sugerencias de Celeste y comenzaron a preparar a personas que se presentarían en las próximas elecciones.
Cuando estaban en ese proceso un día lo llamaron y le comunicaron que Celeste se había descompensado en un remate de una empresa de rulemanes que se había presentado en quiebra.
Justo cuando se estaba por dar el paso a nivel provincial Celeste, el gran hacedor de este cambio sufrió este ataque, que dejó a la agrupación sin su líder.
Volvió a su pueblo, y murió a los 55 años víctima de un cáncer cerebral y cuando leyeron su testamento descubrieron que todas las empresas las heredaron sus empleados con los que había conformado cooperativas, en donde cada uno tenía derecho a voto para realizar tal o cual inversión.
Para las grandes inversiones exigió que se conformara una mayoría especial del 85 % que era lo que él había sacado en la única aventura política que había tenido…
“Si se juntan todos es posible” así reza su lápida en el cementerio de su pueblo. Además, como si esto fuera poco dejó “sin efecto” todas sus acreencias para sus eventuales deudores porque sostuvo… “que nadie podía cobrar lo que él había generado” …Todo un filósofo.
Muchos lloraron por un hombre que ni siquiera sabían que le gustaba comer, que le gustaba tomar, con qué se divertía y cuáles habían sido sus amores…que seguramente había tenido pero que nunca trascendieron.
Corchito y sus colaboradores no renunciaron como lo había pedido Celeste y empezaron como todos los políticos a tratar de eternizarse en el poder, e iniciar un proceso de subsidios del que nunca pudieron salir y terminaron como todos. Prometiendo cosas que después no cumplían, reuniéndose con piratas que los convencían de cambiar el rumbo que les había señalado Celeste, comprándose la mejor casa del pueblo y transformándose en “señores de la comunidad”
Qué razón tenía Celeste cuando no armaba mesas chicas, ni contubernios con nadie.
Nadie jamás había imaginado que un “usurero” se haya transformado en el hacedor y en el convocante del pueblo, pero sobre todo en la aguja del pajar que todos pudieron encontrar…

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Marcelo Chavanne
Marcelo Chavanne es un empresario argentino nacido en Buenos Aires, Capital federal, más precisamente en el barrio de Villa Devoto.
Cuarto hijo de una familia de 7 hermanos, cursó la escuela primaria en el colegio Cardenal Copello y la secundaria también en un colegio católico Claret.
Comenzó sus estudios de derecho en la Universidad de Buenos Aires, pero los abandonó muy temprano para dedicarse al difícil arte de la venta, sobre todo conformando grupos de conducción de personal.
Consiguió resultados exorbitantes en esa disciplina llegando a facturar millones de dólares con el arte de la palabra.
Se casó y tuvo dos hijas que hoy conforman su grupo familiar junto a 4 nietos.
Ya en el atardecer de su vida y por obra de la pandemia, se dedicó a escribir primero una autobiografía narrada que tituló.” De Devoto a Recoleta y continuó con la saga de cuentos, “La seducción de la Intriga” en donde se perciben sus inocultables experiencias y la intensidad de su vida.
Su pluma más allá de su calidad, describe a un personaje  que ha hecho del humor, un medio de vida para sortear sus innumerables aventuras.

 

 

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