La Escritura es un viaje
Por Marta Rosa Mutti
La gata tiene la mirada puesta en el abismo…
Una frase como tantas, un grupo de palabras puestas a decir… ¿decir o no? Lo cierto es que convocan la atención. Entreabren las puertas interiores y quien las recoja les dará un sentido. Suyo, propio, identitario, con un modo de entender la vida o de llevarla. Y es ahí donde reside el verdadero significado y la expansión de la escritura y de la acción de escribir. Una proyección del ser desde y hacia los mundos que más allá de su voluntad, transcurren dentro y fuera de él en cada instante.
Cuatro elementos comparten esta extraña coincidencia y convocatoria:
la idea, el pensamiento, la palabra y la escritura.
Vaya similitud…
el agua es al fuego como la idea al pensamiento y el aire es a la tierra como la palabra a la escritura.
Vínculos que en secreto conjugan y barajan el dibujo que cada hombre hace de la realidad que conoce y de la que desconoce. Ese otro lugar, al que busca explicar con fantasía, misterio, magia, mitos, y hasta desde el horror. La vida y la muerte es el conjuro inseparable a la hora de narrar, y por eso mismo detrás de cada palabra, letra tras letra acechan los abismos secretos que cada quien percibe o intuye, listos para salir fuera en cualquier descuido, para tomar cuerpos y vestiduras en los ojos del que recorre un texto.
La escritura es un viaje en busca algo que se esconde y se escapa, que ofrece lucha para no ser atrapado. Es el Otro desconocido que somos todos. Entonces, ficcional o no, toda escritura es autobiográfica, porque da cuenta de la mano que la ha puesto a rodar, aunque no lo revele. Y si la escritura es el producto de una búsqueda dentro de la propia imaginación, de un recorrido por los pasillos del propio inconsciente, la literatura queda por fuera de la repetición.
La gata tiene la mirada puesta en el abismo…
Apenas un puñado de palabras que abre interrogantes, más que respuestas, provoca a las mentes a que fabulen. Rastrea, proyecta o enmascara, en fin, establece vínculos que murmuran, sugieren, dejan libre aquello que se calla.
La gata tiene la mirada puesta en el abismo…
Una nueva puesta en escena cada vez. Un pasaje a con alojamiento y pensión en una historia. Un destino que nos permite respirar y actuar el espacio de la metamorfosis.
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