Definir la literatura hispanoamericana.
A propósito ¿Masculino /Femenino? ¿Femenino /Masculino?
Niñez y hombre en la Región Ideal.
Narración oral, comunicación transformada en arte.
Visitanos en:
Sara Novas
Iván el terrible
adaptado a la danza por el Ballet del MERCOSUR
dirigido por Maximiliano Guerra.
El trabajo realizado está proyectado desde el propio Iván en su etapa final de locura.
Espectadora: Sara Lidia Novas.
He aquí una síntesis en voces del texto que fue corporizado, visual y auditivamente sobre escenario por la danza y la actuación:
Monólogo / Soliloquio, Sara Novas
La sombra fermentada germina en mis profundidades como un calvario huraño capaz de atajar los besos de mi madre, loas sustitutas, abrazadas a la huella licenciosa de una travesía.
Padre hechiza al miedo y acuna tus palabras en el desaliento de este niño. No te vayas, ríe, ríe y en esa carcajada alumbra. Tu luz me hace fuerte. Mamá, exhala ese resuello protector hasta convertirme en el salobre de tu vientre.
Siento una quemazón que gruñe a ellos, los boyardos por su temperamento confuso y una jactancia ostentosa. Rasgos trabados en mis ojos.
Zar de todas las Rusias me llaman y en esa emblema mi pueblo se mece. Unifiqué estos latifundios en victoria para los habitantes de mi tierra. Al erigir su futuro la avenencia surgió en insignia. Las bibliotecas ensalzaron la palabra y se hizo carne en el poblado. La memoria suda y en esas gotas la muerte me desposa. En mi lecho nupcial yace Anastasia con los ojos salientes y la garganta confinada por un veneno intruso. Ahora convertido en un desgastado títere de la perversidad agonizo y me alimento del linaje ajeno.
Amor mío, perdón, perdón, perdón. Yo te di de beber, amada, la sangre irónica de la partida. No quise. Fueron ellos. Lo sé. Jamás le haría daño a lo más sublime. Una copa de vino crucificó las ilusiones y enterró este corazón en el desamparo. Brumales aplastaron la gracia de Dios, ese podio ante el cual el infortunio fue consumido por el retozo de la pureza. Anastasia no huyas. Tú redimes el pecado. Cazadores pretenden mortificarme. Soy un espectro, el peor de los castigos es huir de mí mismo. Dentro de este laberinto en donde estoy empotrado, vomito mi propio miedo y me asfixio en confusión y hastío pero no hay vuelta atrás. No tengo nada más que perder, solo el odio, late. La sífilis fue demoliendo mi raciocinio, parte de esta ruina. Fuera, fuera, cerrazones. Espíritus se posan en mis ojos y contienden un juicio con todos los personajes a los que asesiné. Sí aquí están. No faltó nadie. Son miles. El poderío se disecó. Déjenme. Mi condena es la rebelión de mi razón. Los cerrojos de esta vida interceptan mi hálito tiznado de pequeñez y cuartean al entendimiento. Descargas desautorizan a este andrajo diseminado de presencias deleznables. Es el fin de este espejismo. La lasitud devora a la carne. Neófito en este pináculo irrumpo en lo eterno. La dulce Anastasia acude a mi éxodo.
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