De Poetas...
 


Por Carmen Florentín

Estaba ciego

Mina fiel
como hiedra a la pared,
laburanta de andar rápido.
El amanecer y la noche
no existen sin tu presencia.
Tuvo que sacármela otro
que de polizonte dormía
en la bohardilla del cabaret.
Yo que no veía
cómo me mirabas
ni los sacrificios que hacías
ahora siento un vacío
en mi alma de malevo
que se ha vuelto mansa
y sin fuerzas.
Pucha qué siempre
pasa lo mismo
toda la fuerza y el coraje
que tiene un hombre
se derrite sin el suspiro cerquita
y el perfume de una mujer.

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Por Juan Arrate

Si ese aljibe hablara

Si ese aljibe hablara...
Hablaría de nosotros,
diría que todas las tardes
compartíamos el mate y la sonrisa,
que nos mirábamos tiernamente
bajo el naranjo pulposo del parque.

Si ese aljibe hablara...
hablaría de nosotros,
diría que una caricia bastaba
para que la tarde se detenga.

Allí abajo... como un espejo
el aljibe reflejaba la ternura
del encuentro, la euforia de la celebración.
Si ese aljibe hablara
hablaría de nosotros

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Por Víctor Del Duca

A la Sangre del General

¿Qué sería de ti sin ese cuerpo
que día a día frágil te atormenta
en los suburbios donde se lamenta
el extravío del alma y del tiempo?

¿Qué sería de ti sin ese cepo
que ingrávido libera su tormenta
lejos del preludio que lo fomenta
y lejos del reloj que sólo es tiempo?

El coraje que te oxigena es breve,
tan breve como el son que al viento reza.
Hay un rumor mezquino que conmueve

al sol occidental de esa nobleza
que hundiendo botas en la blanca nieve
orienta al sur su indómita belleza.

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Por Graciela Busto

Sueños de Patria

En el salón envueltas por el dulzor
de aquel licor de mandarinas.
Danzan las niñas con peinetones,
vestidos largos e ilusiones.
Cuánta hidalguía de caballeros.
Tras sus blasones, los corazones
miran y buscan esas miradas
de bellas damas enamoradas.
Es que no hay tiempo para romance.
La patria llama y es la que manda.
Juegan y danzan con sus promesas.
No han de cumplirlas pues ella llama.
Cuando termina el baile ansiado,
queda un pañuelo, un sí perdido.
Un abanico que oculta el beso.
Una sonrisa que pide sueños.
Ellos no pueden jurar amor.
Ellos no pueden anclar sus vidas.
La patria llama, deben seguir
por ideales y a veces morir.
Son los patriotas héroes perdidos
entre recuerdos de un tiempo ido.
Sólo algún bronce los trae a veces
y fechas patrias que los renace.
Y vuelven todos en carrusel
dan una vuelta por los salones
Buscan doncellas con peinetones.
Sólo la patria fue la más fiel
la que no olvida y tiene presente
lo que entregaron aquella vez.

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Por Dolores Fernández

Mulata

Un amo, prepotente plantó
en su madre esclava la semilla.
Mulata. Brota la risa,
en la boca golosa.
Sus caderas ardientes,
cortan el aire, cuando pasa.
Los hombres,
sin distinción de castas,
quedan cautivos,
de esa mirada clara,
del cuerpo como ánfora,
del signo que la marca.
Ella, destruye corazones,
sólo quiere revancha.

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Por Ariadna G.

Ignotos

¿Quiénes?, ignotos personajes con nombre propio
y sin identidad, buscaron ser dignos modelos
de una patria que nacía y un pueblo con ansia de libertad.
¿Quiénes?, esclavizados en sus derechos buscaron lograr libertad.
¿Quiénes?, buscaron una tierra lejos del hambre y la guerra
dónde morar en paz.
¿Quiénes?, construyeron como hormigas
e hicieron de la lucha diaria un ejemplo.

A cada hora, en cada instante me pregunto,
lo pienso, lo siento y aún no sé si mis letras
lo podrán decir…

¿Ellos quiénes son? Uno, cientos, miles…millares…
de seres diarios que sin saberlo o proponérselo
lucharon por su dignidad,
labraron una cultura y dieron sentido a sus vidas
más allá de ideologías, o creencias.
Hoy tras doscientos años, todavía siembran cada mañana
la luz de la esperanza silenciosa
y el esfuerzo gigantesco de los humildes.
Levantemos la copa del brindis por los grandes seres
que hacen la historia todos los días con fuerza y voluntad;
Para ellos y su herencia un futuro de esperanza y paz.

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Por Sandra Laino

Versión libre

No se detiene, no se rinde
clama en nosotros desde siempre.
Testimonian la palabra y el silencio,
el mural colorido,
el retrato melancólico,
la música vibrante y
los acordes acompasados
de la tímida melodía.
Ardiente en el pañuelo alzado,
sosegada en el vientre grávido.
Alejada en los labios callados,
en las bocas cerradas,
Inquieta en las banderas desplegadas.
Mutilada en el olvido,
agobiada en muros y vetos incapaces,
erguida en la memoria
de las mentes más audaces.
Prodigio de constancia y esperanza,
presente en el espejo cada día,
en la postal de una historia sublevada
al destierro y la extradición de su gracia impía.
Hoy un lienzo en blanco,
versos que esperan al escritor,
notas que en carácter de urgente
serán la partitura de una promesa inextinguible.
Quien quiera oír que oiga
al grito sagrado presente.

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Por María Leone

Hijo del amor (prohibido)

Duerme mi niño que
velaré por un dulce despertar.
Tu reposo, por papá ha sido bendecido.
Él, en la noche tarde ha venido a despedirse.
Antes de clarear el día, partirá con el General.
Dice que libertarán
a los pueblos detrás de la cordillera.
Quiera Dios que regrese con salud y honores.
Pues, si muere en batalla
niño mío, deberemos llorar en silencio,
sumidos en la desprotección, y
si su vuelta es triunfante,
una elegante dama con sus críos
paseará altanera, del brazo del héroe.
Y a mí, me tocará explicarte que,
aunque nuestro corazón cante sin voz
por su vida y valentía,
tú, hijo del amor, tú nunca podrás
decirle a esas gentes que ese,
el de las medallas en pecho,
ése es tu padre.

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Por Teresa Del Valle Baruzzi

Granos de trigo

Granos que sin alas vuelan
igual que blancas palomas
buscando hacer sus nidos
en blancas casitas y ranchos.

Granos de trigo que quisieran
germinar en esta dilatada tierra
cuna de mis hijos
y de todos mis hermanos.

Granos de trigo que esparcí soñando
en noches de estío
o caminando de noche entre turbas
de mi Querido Santiago.

Granos de trigo que agricultor consciente
juntó para repartirlos
en mañanas lluviosas y frías.

¡Granos... Granos de trigo
venido de allendes mares
sin distinción de credos y razas,
¡ y mucho menos de castas!

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Por María Mantovan

Travesía

Desde lejos vienes cabalgando sin cesar
donde aljibes, faroles y carretas
te invitaron a soñar.
Entre tertulias, amantes y combates
luchaste en la oscuridad
Épocas signadas por exilios y muertes
peleando a la par de tu hombre
amar y enloquecer para
generar tu propia historia.
Renunciar a los mandatos familiares
alzando voces, sin rendirte
encarando el desafío
para correr tras los sueños
de amar en tiempos de la revolución.
Hoy ya lejos de tal trajín
enfrentas otro desafío.
Día tras día aparece el mandato
Y sueños prolongados
para renovar fuerzas
y tener paciencia.
Sin notarlo has salido de la burbuja
en un el camino lento y silencioso que
confundieron lo público con lo privado,
el sufrimiento con el trabajo,
el miriñaque con los jeans,
el peinetón por sensación de alivio,
las largas cocciones por el microondas,
los zapatos de seda por la zapatillas,
infancia reprimida por libertad,
velas y velones por tecnificación,
pastelitos y mazamorras por pizzas y helados
el vendedor ambulante por el delivery.
y la piel oscura de los esclavos por la cama solar.
Vienes caminando, igualando, superando.
hoy tienes los mismos derechos
y sigues haciendo patria desde entonces.

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Por Miriam Claudia López

Patria grande

Las campanas de la iglesia suenan ya,
anunciando un nuevo día que llegó.
Recordando a nuestra patria con amor
y a los que la defendieron con pasión;
por ser una patria enorme y soberana
que un mayo glorioso así nació.
Esta patria grande,
esta hermosa patria nuestra
un mayo glorioso, a la libertad nació.
Hagamos hoy un homenaje en nuestra alma.
Felices todos recordando aquella gloria.
Con emoción, con devoción y admiración.
Por esta Patria Argentina,
tan grande y divina
que a nuestros patriotas cobijó.
Pintemos con alegría,
en nuestros corazones
nuestro pabellón.

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Por Julia Mansi

El negro Manuel

Te arrebataron de tu patria
cuando tranquilo caminabas
y entre sueños ni pensabas
que jamás volverías a pisarla.
Será la piel, el estigma -te decías-
mi raza con danzas ruidosas
quizás la transparencia de mis ríos,
los de ellos corren sin reflejos.
No comprendías el propósito
de ir detrás y no junto
a los hijos de la ilustre familia.
Qué distinta era tu historia.
Lo diste todo con orgullo
y la valentía de nada sirvió.
Abusaron del poder, del mal trato
la crueldad del látigo te venció.
Declaró tu amo violento
y justificó el vil proceder.
"El negro se escapaba
y no quería volver".

Tus pies descalzos ansiaban
con fervor llegar a esa tierra
la que te abrazó feliz al nacer.
Esa fue tu triste verdad.

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Por Edith Migliaro

Un milagro cumplido

Sus manos ajadas
de lavar en el río.
Llevaba en su piel
el color de la tierra,
apretaba en su alma
la tristeza de siglos,
su vientre pesaba
por su tesoro escondido.
Nada expresaban
sus ojos carbón.
Limpiaba, barría
las casa ajenas.
No tenía sueños ni dudas
No nació para eso.
Un día la gran Asamblea
reformó las leyes
y la negra esclava,
vibrante de dicha,
parió un negrito liberto

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Por Alicia Mato

Lo dijeron los abuelos de 1810

"Queremos que sea un país
donde se pueda vivir
donde no falte el trabajo
donde podamos hacer de nuestros hijos,
los hombres"

"Concretemos el proyecto
Aunemos el ideal
de libertad e igualdad"

"Seguramente mañana
nuestros hijos, nuestros nietos,
mejorarán el presente
con compromiso y honor"

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Por Silvia Santilli

El mate

El tiempo te ha deshojado
y aunque te vea cachado
siempre estás a mi lado.
Acompañas mis tristezas
mis sueños y alegrías,
compartes mis silencios
y escuchas mis poesías.
Sin protestar acompañas
los sabores de mi gente.
Algunos que son ardientes
lo prefieren bien caliente,
otros que son mimosos
dulces y espumosos.
Algunos quieren amargo
porque da fuerza a la vida
pero protestan contigo
si les resulta muy largo.
Eres un gran amigo.
El mejor de los hermanos
poniendo siempre la calma.
Con tu color de esperanza
nos calentaste la panza
achicaste alguna pena
y fuiste la mejor cena.
Y hoy, aunque te vea cachado
te doy las gracias amigo
por estar siempre a mi lado.

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Por Guadalupe Molina

Bicentenario

Olvidar el origen, esencia, identidad, familia.
Olvidar la niñez perdida. Desamparo.
Olvidar el lejano Pasado - Presente.
Olvidar el olvido. Descuido.
Olvidar las angustias y engaños vividos.
Olvidar las promesas, los falsos consuelos
y sin rencor, sin maltrato, perdonar,
que es un don.
Y afrontar, Liberado, el futuro con mi ser y los otros.

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Por Adelma Finlandia Ojanen

¡Jóvenes doscientos años
Cumple nuestra Patria!

Así era, entonces, Buenos Aires colonial, narrado por un antiguo aljibe:

Casas pequeñas, sencillas que mantenían sus dueños
todos estaban muy ansiosos ¡ que se cumplieran sus sueños!
Faroles en las esquinas que el farolero encendía
y él mismo los apagaba cuando comenzaba el día.
El tiempo y las horas los pregonaba el sereno,
con su voz les anunciaba: ¡Las diez han dado! ¡El tiempo, bueno!
Patios con naranjos, galerías sombrías, rejas y flores en las ventanas.
Los domingos llamaba a Misa la Iglesia, con sus campanas.
En río cercano, lavaban sus ropas mujeres morenas, camino al barranco.
¡ Doscientos años han pasado! bajo un cielo azul y blanco.
Los sueños de los patriotas que deseaban Igualdad
se unieron a otros sueños ¡los sueños de Libertad!

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Por Olga Tasca

Amigo ombú

La luna está alta
las estrellas forman
un techo que ilumina el inmenso campo.
Voy arrastrando mis penas,
sin esperanza y sosiego
alma y cuerpo doloridos
por las heridas de flechas recibidas.
A lo lejos te vislumbro
está desmontando el alba
y el brillo de febo me acerca a ti
en tanta soledad que me rodea.
Qué hermoso es cobijarse
en tu frondoso follaje
color verde intenso
sombra bienhechora junto a tus raíces.
Tan fuertes, robustas y solidarias
que parecen brazos que nos acunan
en la inmensidad de nuestra Pampa.
A través del tiempo a gauchos e indios
has protegido ofreciendo descanso y alivio como amigo,
para que puedan seguir su camino previsto
o su ruta hacia Dios, amigo ombú.

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Por Juana Rosa Schuster

Las confesiones de Felicitas la solterona

Tu esposa es más joven y bonita que yo.
Mi quebrantada salud va perdiendo poco a poco
la batalla contra el tiempo.
Y tú, querido José, sabes mucho de batallas.
Con garras heladas; con ropa de abrigo,
se aproxima el hielo de tu mirada esquiva,
mientras la noche se va por el sendero celeste del alba.
No tengo vigor para seguir la lucha que oscila
entre el pasado cruel y el futuro, cual una cáscara vacía.
A la vez que tú planeas el cruce de los Andes,
mi cuerpo se fatiga ante la penumbra quieta
de mi alcoba trémula.
Yo, que fui la lenta vertiente en la sed de eneros
ardientes de algunos hombres que tú no conoces.
Yo, que fui por la senda, mordiendo los panes,
gritando tu nombre,
abrazada a la almohada.
Yo, que en los sueños me colgué de tu cuello,
y sembré no -me- olvides rodeando el aljibe.
Derrite los témpanos, querido José,
llévame por los ríos, montañas, quebradas,
hasta la costa infinita de la noche estival.

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Por Marta Rosa Mutti

Gorriones

Hoy
los sueños y pasiones.
ruedan cuando pueden,
por las veredas y plazas.
Otros se guardan en cajas o armarios
y hasta con guardias.
En el supermercado se esconden
para que no los desarmen.
A veces se pierden en propagandas
o programas de TV.
Cuando llueve si los gorriones se animan,
y viajan, van apretaditos en las alas.
Muchos sacan brazos y manos
por las rejas de ventanas y puertas.
Pocos, se reúnen y comparten.
Hoy
la gente de mi país y yo,
creemos
que los sueños y pasiones
olvidaron la esperanza.

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Por Silvia Mabel Vázquez

Balcones coloniales

Sus negras rejas preñadas,
a punto de parir geranios bicolor,
abrazaban las hiedras
entre barrotes olvidados por el tiempo.
No me rindo, no quiero perder
el olor de las flores, rozando las baldosas
de un piso colonial.
Rasos color té,
de largos vestidos que se arrastraban trémulos
de un lado a otro del ventanal,
esperando a aquel galán
que por la noche daba su serenata.
Como respuesta, sólo
una simple sonrisa,
albergando la esperanza
de un amor contenido.
Poco queda de aquel balcón de antaño,
ya no se ve el macetón de barro,
hinchado de capullos de malvones.
Ya poco queda,
y me resisto: temprano, humedecí mis manos
y escondí allí entre la tierra blanda
un tímido brote de naranjo.

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Por Ana Zamulko

Saludo a Moreno

El mar intenso, su verdor
en un remolino de espuma acoge tu cuerpo.
Voraces peces se apropian de tu carne
rasgando la bandera extraña,
ya que los enemigos
no te dieron tiempo
a ver los colores de tu amada patria.
Consternados e impotentes
dan sus adioses a los tuyos,
que no supieron detener
la mano del asesino.
Guadalupe sueña tu regreso,
vanamente arroja sus amorosas redes
inútiles para impedir tu caída.
Los traidores tejen en la oscuridad
recurrentes artimañas a través de los tiempos.
Venenos, injurias, cobardías,
salvaguardan sus míseras ambiciones.
Mas, silenciosamente, sube
el rumor de los sin voz
que por vos la tuvieron.
Tu pasión arde, mantiene encendido
el fueguito
que los pueblos, con la tozudez de las mareas
cobija, ampara, enarbola.
Y dice que el gran sueño
se sigue soñando.
Mariano, cada día más vivo.
Moreno, van tras tu sombra
Oídos abiertos
Como las abiertas bocas que demandan
Hoy
Justicia.

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Por Norma Vinciguerra

El vestido rojo

En el silencio de la tarde,
cuando los duendes mandan hacer la siesta,
entro al vestidor.
Como si fuera una pieza de cristal
saco la blanca sábana que cubre
el suave torso de terciopelo y la fina falda de raso.
Lo apoyo sobre mi cuerpo y al mirar en el espejo
tengo el deseo de saber qué se siente
meterse en el rojo de su interior.
De dejar de ser quién soy y ser otra,
danzar por el salón y volar en cada giro,
pasear por los jardines con hojas otoñales,
insinuarme en algún concierto con mi abanico
que deja ver mis ojos, que dicen aquí estoy
para enamorar.
Hoy es un día especial,
donde la gente se viste de gala.
Te lucirás con los acordes del piano,
brillarás en el canto que las estrellas
esparcirán por todo un pueblo que espera ansioso
que le digan ¡Oíd Mortales!
Hoy es un día en que la patria renace.
Hoy el aire huele a libertad.

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Por Patricia Moltedo

¿Qué me pides?

- Me pides que te mire.
Que con mi ojos te perfore,
por el ventanal.
Que atraviese el balcón,
que una respuesta te dé.
Que vuele contigo.
Y ¿luego? Luego…
¿Qué nos ahogará?
¿La alegría? O
¿la tonsura?
¿Qué me pides?
El baile de mi abanico
responde.
¡¿Qué?!

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Por Analía Spataro

El río y la lágrima

Con su ondulante andar, con la ropa en su cabeza,
va la negra al río.
Mientras refriega, canta canciones de sus ancestros,
añora su tierra,
Una lágrima se asoma en su oscuro rostro.
Las manos gastadas y la piel estremecida anuncian el retorno
a la casa de sus patrones.
Pero ella ahora sonríe, porque ha dejado algo en libertad.
Algo suyo, tibio, galopa en el río marrón
La negra con la ropa en la cabeza
regresa cantando;
saborea una victoria pequeña, pero propia.

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Por Rodrigo Moral

Ficción Poética

Levantando con suspiros y migajas
su cuello estirado, las alas cortadas
en sus entrañas, la ley y hasta la escoria:
Es el Cabildo quien se alza ante la historia

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Por Adrián Merel

Escucha, patriota

En medio de este universo enmascarado
Idealista, parece pecado,
pero es argumento
contra la mediocridad.
Y…
La libertad es la posibilidad
de elegir a que cadenas atarse.

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marta mutti
pefil Marta Rosa Mutti
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