inicio avatares letras webAvatares letras - Anuario de apuntes literarios y algo másstaffnumeros anteriores de Avatares letraslinks relacionadoscorreo lectores Avatares letras

 

Editorial Editorial

apuntes literarios Apuntes literarios

antologia Antología

musica Música

Cine & Transliterar

pinceles Pinceles

teatro Teatro

radio Radio

tendencia Tendencias

tips Tips

narrar con imagenesNarrar con imágenes

poesias De Poesías

leimos Leímos

cronica Crónica

Visitanos en:

facebook

Antología

M.Posadas - M.D´Angelo - A. Fortunato - N.Vinciguerra - C.Cabrejos - P.Moltedo - L.Blasco - J.Schuster - E.Migliaro - D.Fernández - E.Santos - C.Guala - H.Trezza - M.C.Cárdenas - N.Liguori - M.Leone - M.Aulicino - J.Mansi - C. Florentín-Cabrera - S.Santilli - O.Tasca - O.Tomasi - M.Mutti - A.Ferrante - A.Merel - T.Wansidler - V.Del-Duca - G.Jaime-Irusta

Abel Acevedo - Poder
Abel Acevedo - Poder

Marcelo Posadas, (Las Toninas)

La señal de la sombra

Llegaron en maderos con velas y amarras, no recuerdo siquiera si en la noche o de día... vestidos de acero y desde tierras extrañas besaron la arena que siempre fue mía. Trajeron su odio, sus guerras, sus pestes, sus santos y vírgenes que no conocía, sus bestias de lengua y modos infames, su cruz con tres clavos y corona de espinas. Arrasar con mi mundo fue su conquista sepultando para siempre la que fuese mi historia y aunque en campos de sangre han echado mi vida aún por detrás de su inquina los señala mi sombra.

 

Nocturno

Cruje el espacio y en ese instante se cuela la luna en la ventana, cuando el aire no se agita y la noche presenta un telón oscuro a sus espaldas. El tiempo en el vacío se detiene y arrastra las agujas del reloj hacia la nada, allí donde se pierde el horizonte que nace por detrás de toda escarcha. Solo al nocturno escondo el alma de todos mis temores milenarios pues a plena luz es cuando busco tu nombre en cada abecedario.

 

Subir

Matías D’Angelo

Lobo

Hay un lobo en mis entrañas que aúlla, reclamando sus sueños a los dioses. Me transformo, y corro por el bosque oscuro. Olfateo, y llamo. Es un grito, que te reclama. Para encontrarnos en las sombras frescas de la noche, vigilados por las estrellas. Y para despertar, entre nuevos colores y aromas, juntos.

 

Ese atardecer

Ese atardecer, nuestro, en el que escapamos de las dudas y miradas. Dibujando tu piel, tu pelo y tus ojos. El sol, el viento y las caricias se quedarán con nosotros. Cuando vuelva a conocerte, allí estarán, regalándonos lo que siempre tuvimos.

 

Subir

Alicia Fortunato

I

Tú me enseñaste a caminar por la vereda del sol. A nunca mirar hacia atrás. Que todo sacrificio tendrá una recompensa. Estudiar, trabajar: te engrandece. Ser honrado, solidario, honesto: fortalece el alma. Ser compañera del esposo, hijos y nietos. Superar errores o perdonar injusticias es un bienestar para el corazón. Me enseñaste infinidades de cosas, pero todavía no aprendí. El día que no estés… ¿cómo sobrellevarlo? Tanto amor y dulzura que brindas es un regalo del cielo con que Dios me premia un día más al decirte: “Buen día, mamá”.

II

La noche cálida invita recorrer los senderos que bordean el lago. La luna segrega destellos que irradian las estrellas sobre el cauce del agua. Noche propicia para elevar el alma al cielo y confesar las incertidumbres que nos desvelan. Replantear dudas sobre trabajo, familia, salud, viajes y por qué no, también de amor. La soledad de la noche, su quietud, me da la oportunidad para meditar en lo más profundo de mis raíces para estar bien conmigo misma, para que mi cuerpo, mis pensamientos y mi alma, hoy comiencen a ser felices.

 

Abel Acevedo - El hombre que escribe la historia
Abel Acevedo - El hombre que escribe la historia

 

Subir

Norma Vinciguerra

Tiro palabras

Tiro palabras al azar para que caigan en tu piel, para que armes historias con ellas, para que las tires y vuelvan a otra piel. Tiro palabras como puedo tirar pétalos o arena o sal o agua, para que filtren por las hendijas y se desparramen en el universo o en tu mente. Pero no tiro nada de eso, sólo tiro palabras.

 

Retrato de un retrato

Se sienta en la cocina junto al gris de la tarde, con la mirada fija en el vértice. Detrás, las mayólicas se ofrecen de respaldo a los recuerdos. Las baldosas salpicadas de aceite reciben a sus pies cansados. Sobre la mesa, el mantel descolorido conserva las sobras de la comida. En el desasosiego de la siesta sobrevive el olvido y pasan los instantes como si se escaparan los sueños.

 

Subir

Christean Cabrejos

La frutería

Yace el empedrado carne de montañas, ese que has pisado en frías mañanas. Frente a los tres gatos de espera expectante, el puesto de pescados un jueves feriante. Más allá el color de cuadro venezolano, en la frutería del señor Mariano. Hay muy lindas peras, tersos duraznos y brillan las manzanas en su decorado. Un niño pide casi con un canto, esa fruta rara que llaman mango. Su madre lo ignora ve las hortalizas, “eres lo que comes”, piensa entre sonrisas. Rico y de la huerta, sano como brisa, reza la inscripción del carro en cornisa.

 

Madurando

En las vueltas que el mundo dio, en las vueltas que el mundo da, en la lluvia de la vida y en el balanceo del mar. El crecer se fue dando aprendiendo a caminar; cantando, llorando, sonriendo… En grupo, en soledad. Retumban ecos de antaño, voces de quienes no están. En mi mente el juego sigue, como dictó mi papá. Un sonido, latido, guía, arte, musicalidad… Es la rueda de la vida mi suerte y acto marcial. De preguntas y respuestas, de esa curiosidad, es que se va madurando, ir muriendo y aprendiendo, sabiendo que al ver verás.

 

Hilda Trezza
Hilda Trezza

 

Subir

Patricia Moltedo

Irupé

La mirada de ella, en el escamado anillo de los ojos de él, que es simiente. Marino que en velas hinchadas jamás navegará. Mentira de la verdad creída, de la semilla mal parida y de la lágrima hecha plato verde en blanca flor nativa, que surca los ríos guaraníes por siempre.

 

Ranura

Ranura maldita no elegida, camino hacia la nada, hacia el sinsabor, hacia el vacío, en el camino al matadero, en un sendero de pudrición adelantada, de indiferencia, donde no se sabe que eso que huele mal dice Adiós.

 

Subir

Liliana Blasco

Recuerdos

La memoria desanda distancias como vientos huracanados, escoge travesías definitivas, hurga en inimaginables recuerdos, y deja al descubierto aquellas que fui.
Ingenuas siluetas familiares, algunas empeñadas en coloridos paisajes naif.
Ya perdida la inocencia, otras vagan por mi cabeza, con la insistencia del alarido. Acuden con frecuencia y se instalan inmutables. Me rondan por las noches, se cuelan en mis sueños.

 

Mi casa

Apenas me levanto asomo al día, ya teñido de dorado. Desde mi terraza variados verdes prevalecen, en infinitos formatos vegetales.
Con intervalos de pétalos fucsias, amarillos, rosados, que distraen esa, mi primera mirada. En cada rincón inventado, guardo secretos de vidas anteriores.
Mi casa también habla de resurrecciones, y huele a esfuerzo neto, hasta cada centímetro de sus cortinas. En las noches suelo rondarla y disfrutar la luna que la habita.

 

Subir

Juana Schuster

La magia de la noche

En la magia de esta noche estrellada, apareces con tu colmena de palabras dulces. La cajita se abre y la melodía captura dos almas enamoradas que se reencuentran. Tu abrazo es un despojo del temor de naufragar. Las caricias se mecen al reflejo de la luna menguante y celosa.
No hables. En la luz de tu mirada, veo el abecedario más corto y más largo del mundo.

 

Flores de invierno

Aquí en la cabaña, junto al fuego, tengo el corazón dolido de viejos amores. Escapa la noche por la colina celeste del alba. Caen los copos de nieve como flores de invierno. Mi espíritu se echa a andar solo. Es un velamen soplado por vientos que te halla en aguas azules, embriagado por recuerdos. Aislados estamos por blancos sauces, mi mano se desliza. Tiene la tuya. En mi menuda muñeca siento tu presión. La boca aguarda ese beso demorado. Te pido palabras. Ruego caricias, pero me doy cuenta que estoy yo muy sola.

Abel Acevedo - La última carta
Abel Acevedo - La última carta

 

Subir

Dolores Fernández

Oda Virtual

Duermes profundamente, tienes frío. Llegué tarde, las mariposas suspendieron los vuelos, las brujas, no quisieron prestarme sus escobas.
Es un lío viajar, pero vale la pena enroscarme a tu cuerpo, acariciarte, lento.
Saber que nada, supera este momento, que es mi tiempo. Ya que dejaste la puerta sin cerrojo, y lugar en la cama, me quedaré en silencio, respirándote, deseándote alegrías, sembrando besos, para que no me olvides, dibujando comarcas donde estaré escondida hasta que te des cuenta y me sigas el juego. Admiraré tus manos, que en sueños me acarician.
Cuando el reloj, marque la hora del regreso, me marcharé en silencio.

 

Memoria

No te amé, pero sí te recuerdo, la larga cabellera tú risa fácil prolongada en suspiros. Tu cuerpo, dador de inéditas pasiones en las tristes tardes del destierro, solo tú cabalgaste en la nostálgica memoria de mi sexo. Solo tu imagen, logró que renaciese entre cenizas como fénix.
De mujeres amadas no recuerdo sus bocas, pero tu boca carcelera, sí la recuerdo.

 

Subir

Edith Migliaro

Mi ciudad

Ciudad de mis amores, incluida quien sabe por quién, en los listados de las urbes majestuosas. Pretenciosa metrópoli latina, te comparan o te comparas con París, Berlín o Roma, nada te avergüenza. Ufana de tus noches, tus milongas, tus bares, tus billares y tus cafés. Tienes museos, parques y plazas encerradas por motivos desconocidos. Luces fastuosos edificios sueños de arquitectos europeos, no guardas ni un cementerio a los turistas. Alardeas de ti misma: la calle más ancha, la más larga y atrevida. Presumes de un caminito de la Boca. Todo exagerado tu perímetro compite entre los rascacielos de Puerto Madero y la Ciudad Oculta. Excedes la historia con tu historia que tan solo tiene doscientos años. Te llaman La reina del Plata y mezclas los conventillos de inmigrantes tanos, gaitas y judíos con monoblocks y casillas de coreanos, chinos y peruanos, bolivianos y africanos, los nuevos inmigrantes. Fría y húmeda en invierno, tu cemento se derrite en los veranos. Perfumada y florida en primavera, inundada de nostálgica tanguera en el otoño, caótica y enajenada, te amo Buenos Aires.

 

Resistir

Si no hubieses cabalgado tantas tormentas, y no hubieses conocido el desamor de tan pequeña, no sé qué sentido tendrías hoy de esta vida. Y aunque parezca una locura las lágrimas tempranas te protegieron de algunos golpes que a otros matarían; pero también te han dejado desconfianza a todo afecto, tardas más tiempo en integrarte y no dejas que vulneren tus sentimientos. Disfrazada de feliz confundes hasta tus propias alegrías y boicoteas tus logros por miedo a ser robada distraída.

 

Subir

Elba María Santos

La Rosa

Te vi esbelta y arrogante en aquel rosedal, pensé al contemplarte ¿cuál sería el destino de tu existencia fugaz?..... Tal vez abrazada morirás a la planta madre que te engendró o quizás adornando un jarrón conocerás el calor de un hogar. Tal vez brillante y temblorosa lucirás entre las manos de una novia enamorada, o quizás junto a la tristeza de la muerte derramando una lágrima de rocío que entre tus pétalos seguramente asomará.

 

La vida

La tarde cae lentamente, tras el ventanal veo la lluvia, recuerdo cosas que la vida se llevó. En mi mente se agolpan momentos inolvidables, mi niñez, mí familia, el amor de mi vida, la llegada de los hijos, verlos crecer, la partida de los seres queridos, la alegría inmensa de ser abuelos. Qué rápido paso todo, las lágrimas nublan mis ojos, de repente el timbre me vuelve a la realidad.
-¿Quién es? –Pregunto. Una voz que amo me contesta:
-¡¡Nona poné la pava que tomamos unos mates!!
Me río, escucho la lluvia y siento la maravillosa aventura de la vida.

 

Abel Acevedo - Compañia 2010
Abel Acevedo - Compañia 2010 (Lapiz s/papel - díptico - 84 x 224 cm)

 

Subir

Claudia Guala

Caminos oníricos

La noche deambula por el cerebro. Insolentes pulsan por reaparecer. Resistencias, lo vuelven a intentar. Protagonistas inquietos se apoderan del escenario, son ellos caras conocidas con personas que jamás han estado o sí. Entremezclados en el psicodélico laberinto que se sumerge y toma vuelo sobre aquel jardín con aroma a jazmines de antaño. Conviven sensaciones, relatos intensos de aquel instante que aún no ocurrió, el tiempo solo es, no nos pertenece. Absoluta presencia, renuevan aquellos deseos profundos que caminan por allí. El abrir de la mañana intenta restaurar el desorden. El caos sigue saboreándose en algún lugar que la luz intenta ocultar.

 

Energía

La frente se ilumina. La sangre fluye entre músculos y órganos. Huesos y piel empatizan. Se respira. El cuerpo se estremece ante la comunión profunda con la madre tierra que nos recibe. Ir y venir de los sentidos mientras las palabras callan y los pensamientos se escapan por un rato. Dejamos de hacer para ser. Abrir, dejar pasar, retomar aquel estado primario y supremo que nos conecta con lo que fuimos y somos. Sin caretas, sin nombres, sin contornos. Con mirada liquida nos elevamos. Recostados quietos mirando al cielo la música vibra en nosotros.

 

Subir

Hilda Ester Trezza

Paisano

Descansa el viejo en su silla en un costado del rancho. Adormecida la tarde ve brotar desde su pipa una fina nube de humo cargada con sus recuerdos. Las imágenes surgen en el orden que él define, en el orden de su tiempo. Todo consiste en hacerlos propios sin pensar en ellos, modelos de vida y de pensamientos. No quiere escuchar en el silencio las voces de su solitaria vida, no encuentra en la noche nueva las noches de aquel pasado. Busca espacios lejanos que quedaron hace mucho entre el ardiente sol que resquebrajó la tierra con el paso de los años. Soledad, tabaco, silencios, días huecos que ocuparon su existencia y un sueño al igual que el viento haciéndose niño en un viejo somnoliento.

 

La sombra

Llegó como antes, con paso seguro, se acercó a la mesa. Al principio no supe quién era. El mar haciendo alarde de su inmensidad disfruta a través de la maleza. ¿Quién no ha querido alguna vez correr detrás de su sombra? ¿Quizás queriendo alcanzarla? Ella va adelante, silenciosa, huyendo presurosa de la luz y yo queriendo abrazarla. Alegría que sentí quizás algo acongojada al descubrirla vencida, apretada, ocultada.
El tiempo nos enseña que además de la sombra proyectada, están las otras, que nos apagan, nos postergan; van arrastrando un pasado que choca con el presente, pero sé que mi sombra es la vida, la que siempre me emociona, cada noche, cada día.

 

Hilda Trezza
Hilda Trezza

Subir

María del Carmen Cárdenas

Ío

Sabía que no era suyo pero la hacía feliz. Libre y protegida.
De pronto, los clamores ajenos. Otra vez el Laberinto donde se alternaron soles raídos y lunas de perfil. En algún instante, sus labios cálidos fueron diapasón para los suspiros. Pero la Envidia conjuró a Mil ojos.
Las estrellas fueron acabadas. Se derrumbaron montañas. Los glaciares diluyeron sus aguas de diamante. Desaparecieron las violetas del atardecer. El Universo fue la Nada.
De sus ojos desapareció la mirada. De su boca la sonrisa. De su garganta, los gritos. De sus pestañas, las lágrimas. De sus manos las caricias. De su sexo, el deseo.
Sus uñas, tan frágiles y cortas que nunca lastimaron, se agrandaron y endurecieron en armas poderosas. Su mirada frontal, se bifurcó. Su boca ya no sugirió el beso. Sus dientes padecieron hambre de desgarro. Sus piernas preparadas para deslizarse, ahora golpearon briosas las rocas más tenaces.
La piel se puso tensa. Un rígido pelaje, la reemplazó.

 

Tercer sexo

Llueve. Como llovía esa noche de urgencia adolescente. Era tierna esa lluvia.
La rosa que me habías regalado, descansaba en mi mano de chiquilina de barrio. Mis ojos lloraban palabras que no quería escuchar. Mentías y yo sabía que mentías. Me sentía culpable. Y no sabía por qué. Llueve también esta noche. A mi lado hay otro y yo ya no soy joven. Tal vez por eso entiendo. Al verte besar casi en secreto, al que permanece en la oscuridad. Quizás con el beso que fuera para mí aquel primero. El que no se vuelve a dar.
Mi culpa, aquella noche, había sido no saber que se puede ser distinto pero en la clandestinidad.

 

Subir

Nélida Liguori (Santa Teresita)

El mito del día de los enamorados

La humildad de quienes fueron la inspiración para instaurar ese día (Ella y Él), llevó a ponerle bajo la advocación de San Valentín, al mismo, pero el raconto de las vivencias vividas nos acercará en un futuro no muy lejano (puede ser desde mañana) a ponerle el nombre de los verdaderos arquetipos inspiradores.
El enamoramiento lleva no solamente la pasión o la obnubilación del uno hacia el otro, el diario vivir, la convivencia, la tolerancia, y la compresión hacen la realimentación necesaria para separar la pasión de la obnubilación, para que el amor, el verdadero amor sea el nido permanente y verdadero donde los plumones de las caricias no te dejen dañar con las ramitas del nido (léase: diferencias de criterios o diferencias circunstanciales) el cálido amor, o los momentos de pasión.
14 de febrero, ¿del año? ¿Cuántos?
De cultivar cariño, amor, paz, y sobre todo convivencia y tolerancia, la tolerancia de dos humanos que como una metamorfosis espiritual, transforman un mal momento en leña para fogonear el amor. Gracias a Dios que siempre aparezca una pequeña diferencia, porque eso nos demuestra que seguimos siendo humanos y seguimos amando, la rutina y la indiferencia son la tumba más triste para cualquier amor por más profundo que sea.

Ojala que muchos días de San Valentín pasen por la vida de Nelly y Julio, murmura, San Cupido, cuando sale arco y flecha en mano…

 

Subir

María Leone

Incomprensible

Nunca los vi encendidos, en llamas. Si los vi apagarse lento, estrepitosamente y luego de a poco otra vez. Basta que uno diga, ¡cuánta luz!, para que el otro se queje de la oscuridad. Si cruzan una mirada cómplice, el silencio la enturbiará Quieren vivir en paralelo más los caminos se bifurcan y cuando se vuelven a encontrar, lo hacen a súper velocidad. Del incendio quieren renacer, pero el Ave Fénix, se niega a aparecer. Tanto andar a contracorriente encanecieron las sienes y perdieron madurez. Estos viejos niños, ¿alguna vez entenderán?

 

Sin palabras

Cuando las preguntas peleaban por brotar, la cabeza ordenaba que en silencio debía quedar. Los gritos asustaban el corazón más el rostro no se inmutaba. Los golpes no parecían llegar, pues la piel se convirtió en coraza. Vencido por la violencia no respondida, emprendió la retirada. El puñal que ella escondía, invitaba a ser usado. La razón le susurraba…déjalo partir, si la falta de tus palabras, han sido la mejor arma. Ya perdido de su vista, la paz retornó a su sangrante alma.

 

Jorge Soto - Eugenia Martínez
Mireya - Jorge Soto / Eugenia Martínez

 

Subir

Marisol Aulicino

Niña

Ella se balancea sin cesar, mientras aguarda el autobús.
Sus manos estilizadas e inquietas, están siempre investigándolo todo; su cabeza al unísono con sus tacones marcael ritmo de una famosa canción. Hace berrinches y patalea si no complacen sus caprichos. Salta emocionada sin cesar, cuando la posee la felicidad; y se acurruca en un rincón, cuando la tristeza le embarga el corazón. Al acostarse abraza a su pequeña almohadita, y duerme en posición fetal para extrañar menos a mamá…
Ella simplemente es una niña, atrapada en un cuerpo de una mujer.

 

La despedida

Aquella tarde fría, en la desolada estación, nuestras voces, fragmentaron el recóndito silencio…
Estábamos los cinco, pero sólo la mitad, abordaría el ómnibus de regreso a Buenos Aires.
Mamá colmada de ansiedad, golpeó a todos con un beso apurado, y arribó feliz de la mano de Mauro; abajo quedaron papá y Matías, estáticos como estatuas, los eslabones se cortaban…
Una lluvia de lágrimas distorsionó nuestras miradas; el inquebrantable corazón de mamá todo lo soportaba…
Tan difícil fue unir a mis padres…y otra vez la vida los separaba. Yo, con tan sólo doce primaveras, la despedida presenciaba.

 

Subir

Julia Mansi

La pensativa

Escurre fría la oportunidad, sobre el vacío del desencanto, la valentía muerta cruje, ausente un latir abandona. Ojos caídos, mirada extraviada miras el adentro y encuentras, sólo vacíos llenos de piedras que entorpecen, mutilan, aplastan.
La pasión baja la resistencia, la decepción gris triunfa en el enlutado corazón, caída, pensativa, plasmada. Los sueños se derrumban, los leños ya no arden, la sombra moteada del amor se desvanece, se esfuma.
El renacer de bellos recuerdos detrás de ventanas empañadas son sólo promesas en eternas lágrimas, engañosa ambigüedad de palabras.
Extiendes la mano y esperas, sólo la ausencia te bebe. Entra la muerte y grita en la imagen sórdida y plana.

Inspirada en la obra “La pensativa” de Antonio Mancini en el museo de Bellas Artes.

 

La placita

Tan bella te muestras entre verdes árboles y perfumados pastos, con sabor a niñez.
La calesita de barrio entre música y cantos, entre vuelta y vuelta la sortija revolotea.
De niña soñaba volar sobre el lomo de Pegaso, pasó la infancia, sus fantasías, queda el recuerdo de vivirla.
Qué pasó con el tiempo, entre rejas te encuentras, callada en solitarias noches, sólo la luna te contempla. De día las puertas liberan, todo es ruido, risa, color. Vives abrazada al sol, al canto del ruiseñor.
Mueres cuando te protegen y la negra tristeza invade. Sobre los bancos vacíos
un rocío de lágrimas de plata. Besos robados entre azahares, cálidas brisas de amor.
Estiro los brazos y toco al cielo. Todo esto, en su momento, existió.

 

Non-Stop
Abel Acevedo - Non stop -1998

 

Subir

Carmen Florentín Cabrera

¡Ay amor!

Todos dicen que solo hay uno...pero en realidad hay diferentes. El de los primeros bríos, con rubores rosados, con caricias a estrenar y besos tibios. Los hay con los tiempos contados corridos por las culpas, escondidos en cenas o viajes apurados...
Los hay serenos mirando el amanecer, locos en la arena revolcados, mirando las estrellas y suspirando. Lo que un día dijimos que no, otro día nos sorprende abrazados, los que llegan del pasado, los presentes en una esquina doblando.
Pero a mí me gusta el del futuro ese...sí...el que todavía no he probado.

 

Selva virgen

Entra en esta selva virgen por habitar, ella te guiará a través de su perfume de orquídeas. Llevarás tus manos húmedas a tocar la corteza de su cuerpo y allí mismo querrás trepar para ver más allá...Pero espera aún hay mucho por explorar. Para que entres en ella tendrás que demostrar que tienes corazón púrpura a punto de explotar, tan solo por un suspiro de la doncella que solo vive para amar...Una vez dentro las lianas te atraparán para siempre y aunque logres salir... extrañarás esa selva virgen, salvaje, amanecida en flor...ah! lo olvidaba, eso no existe en la ciudad.

 

Subir

Silvia Santilli

El reloj

Bajo un cielo gris desconsolado sin nubes dibujando fantasías las agujas del reloj marcan la hora queriendo retener la magia de lo hablado. El tiempo se acorta, mueren los sueños. Las tardes de luz y de poesía quedan impregnadas de tristeza y de congoja. La historia termina en la piel de una lágrima y la música la envuelve en una brisa sonora.

 

Entre dos luces

Entre dos luces un sol abrasador y ardiente se filtraba en vidrios opacos y deslucidos.
Entre dos luces un jardín alfombrado de hojas crujientes mostraba la desnudez de la naturaleza con ventanas cerradas, en ausencia, en soledad.
Entre dos luces la luna escondida en las ramas con su color plateado dibujaba una figura en actitud pensativa apoyando sus codos sobre sus rodillas.
Entre dos luces dos lágrimas brillaron entre sus pestañas mientras el espejo devolvía una imagen melancólica, desoladora y triste.

 

Hilda Trezza
Hilda Trezza

 

Subir

Olga Tasca

Sueño Musical

Largo, Andante, Allegro movimientos, que el sol ilumina al espíritu, en latidos de sueños que añoran manantiales. Negras, blancas, corcheas, fusas, algunos silencios, entretejen adagios de sueños perfumados, con aroma a jazmines. Donde percuten ilusiones, y, se reflejan luces nacaradas, en torrentes melodiosos donde acompañan figuras que forman partituras. En el camino del pentagrama, la tierna madera del piano, tensa sus cuerdas y el sonido, como el tiempo breve de vida, de la mariposa deja caer sobre el teclado arpegios musicales.

 

Esfera Luminosa

En la oscuridad del espacio sideral, el Hacedor, dio al mundo tu luz para sacarlo de las tinieblas. Cuántas noches, nuestras miradas hacia el cielo admiran tu esfera luminosa. El tiempo invoca distancia y tú radiante curiosa, misteriosa, colgada del cielo.
Miras la historia que escribe el hombre con su vida. Giras y giras y los músicos, poetas, pintores te brindan su arte, se rinden a tu luz. Hasta se atrevieron a visitarte.
El Crepúsculo Vespertino se esconde, tú vas, sobre sus pasos, guiando con tu luz cuando eres… Luna Nueva, o, novilunio, menguante, creciente, luna llena, o, plenilunio.
Solo y por siempre… esfera luminosa.

 

Subir

Olga Tomasi

Mágica

Siempre se habló de esa magia que da la inmensidaddel cielo azul y la figura imponente cuando aparece la Luna. Escritores y Poetas la amaron según su estado espiritual.
Cautivante, seductora, misteriosa, estaba allí y la observaba. Nos mirábamos fijamente, me atraía ese gran ojo blanco ejerciendo sin control un magnetismo imponente.
Caminé oscilante como un títere, bajé a la playa, llegué por fin a la orilla de un río caudaloso, temblando de frío o de miedo cuando el agua mojó mis pies. No podía pensar claramente, olvidando que alguien dijo que los sentimientos son pensamientos encontrados.
Miré al cielo, allí estaba Ella, majestuosa, indiferentehasta su soledad imponente en esa inmensidad me causaba dolor. Una nube viajera parecía venir a mi encuentro, sin embargo, su intención era otra. Se desvió lentamente hacia la Luna y cubriéndola como acariciándola le tendió como un telón que baja lentamente al finalizar una función.

 

Subir

Marta Rosa Mutti

El silencio ese espacio en el que uno, a veces despierta… ¿despierta?

En el silencio despierta. Los ruidos, las conversaciones, la música, llenan su mente de cosas y no le dejan espacio para pensar quién es y adónde quiere ir, entonces vive dormido. Hasta que el silencio abre la puerta con esa suavidad tan propia. Él se incorpora, observa, escucha. De puntillas, el silencio lo asoma hacia adentro para que se mire. Descubre que se nace y renace de una mezcla de escamas grises y doradas. Eso lo desarma, ya no tiene excusas, es apenas animarse a la metamorfosis. Se entrega a esa inmediatez mágica, desnudo, libre, como lo hacen los cuerpos cuando tienen sed y la aferra tanto como sus fuerzas se lo permiten. Rompe el orden de los signos por él determinados y se constituye en otros tiempos de existencia. Pero por unos instantes, porque pronto el timbre del celular hace su intermitencia y él se esfuma, se adormece en los pormenores de todo lo que le sucede a diario. Después, puede que intente, si tiene un resto de tiempo, adivinarse, aunque apenas sea un consuelo.

 

Subir

Aldo Ferrante

Blues

Detrás del escenario que no vende humo, acerca esos pies de piernas que se abren y quedan tensas frente a la luna que miente como un teléfono descolgado. Su voz, robada al crepitar de leños, sacude los relojes muertos a propósito para siempre. Ella mira el nombre de las cosas y canta mi amor, tu amor, todos los amores. El bajo a tempo medio machaca y machaca y grita sobre los dorados silbidos de los palillos a orillas de otro esqueleto. ¿Prostíbulo?... no. Consultorio de arrebatos, de bronca y de ginebra, de eternas estrellas y de herrumbre azul.

 

Apagón

Pluma callada, cortada en vuelo de hojas sin alas. Un blanco fuerte leer sin leer. Mirar. Cielo sin sol, brazos dormidos en gris sin distancia y en toda ella pensar sin pensar. Planta. Ideas atadas, presas de la nada porfiando la inercia del cero. Quieto en movimiento, tratando y no pudiendo sin dialéctica y al fin contradiciendo.

 

Subir

Adrián Merel

Voces

Recorren las pupilas una multitud de piedras, frases que abarrotan al vacío.
Voces. Enjambres que marchitan las horas.
Ecos rutinarios, insípidos. Palabras que resultan ajenas. Ruidos que circulan enmascarados. Ceniza hacia ningún destino.
Y en medio de este universo enmascarado, basta un silencio para que todo muera para que me sacuda la vida y aunque parezca increíble, mis pies siguen de memoria el camino de todos los días.
¿Los escuchas?

 

De Fragmentos esenciales

Sos mente cuando volás paraísos regados por el cielo de tu imaginación soy mente a bordo de mis pensamientos cuando navego libre por mi mar de ilusiones somos mente cada vez que nos soñamos, despiertos, cotidianos, quemándonos la ausencia. Sos cuerpo como un pueblo generoso, donde habitan paisajes de hermosura. Soy cuerpo que se lanza a la aventura que proponga la ruta de mis venas. Somos cuerpos que susurran canciones, escritas de caricias, piel y besos que bailan por la sangre palpitante. Sos alma rebalsante de ternura que encandila con luz de amor intenso. Soy alma con la figura desnuda al calor de esperanzas que me abrazan. Somos alma por cada instante eterno que nos une el sentir, la fe, los huesos.

 

Mujer
Fotografía: Mónica Bonavía - www.monicabonavia.com.ar //
Retoque digital: Eugenia Martinez

 

Subir

Toribio Wansidler

Huella

Al mirar el firmamento. Mi estrella caminó el cielo y dejó su huella.
El viento frío, la noche oscura, el universo tachonado por millones de luminarias, invitan a seguir sus pasos. Me hubiera gustado tenerla en mi mano, o subir a un alto, y aunque más no sea tocarla. Correr hacia el horizonte donde las estrellas bajan y poder hablarle, preguntarle de su historia y contarle la mía, hacerle saber cuántas veces ella fue mi única confidente, cuantas veces, con sólo verla secó mis lágrimas.
Hoy la he visto caminar en el cielo y dejar su huella. En mi alma.

 

Solo

Me obligué, a no volver a ver tus ojos, que invitaban a la tristeza, como la fría garúa que caía. Te dejé ir, con tu dolor, tu silencio, con tu fina ironía y tus escasas sonrisas. Ahora entiendo: En el dolor y en el silencio, también hay cierta belleza.

 

Subir

Víctor Del Duca

La burla

Soy del cieno su epitafio y de Dios un recuerdo adamantino. Soy la burla de un fangoso pergamino anclado en la miel de un seudo panal de suero, porque todo dolor sabe a verso cuando quien lo cuenta es el camino.
Bello es el turbante que sulfura en la sombra de occidente. Bello es el destino y bella es la muerte. Bello todo aquello que escupe destellos, bello es el destino y bella es la muerte. Que nadie interrumpa este segundo de ignota gloria, porque bello es el destino y bella es la muerte.

 

Cuando aún lejos

Es cuando aún lejos de silenciar su nombre, y de atentar brevemente con su delicado exilio, que el hombre decide seguir andando con ansias de fugitivo. Desoyendo altares, rutas y ripiosos ecos del destino. Amarillo fuego es la plegaria. Un cáñamo retorcido es la vocación del falso hereje que late por el solo hecho de solfear sonidos inenarrables. Una lluvia escarlata divulga que no hay pretéritos para la muerte, que todo se funde en el plomo de la bermeja luna, quizá para olvidar sueños que suelen oler a duda o quizá para recordar la impaciencia que lo llevó a atravesar tan místico delito.

 

Subir

Graciela Jaime Irusta

Enredadera

¡Cómo caíste enredadera, trepadora de cables y de sueños! En este instante te están matando a puro machete desalmado. Aún temo regresar y no encontrarte. Sin refugio me he quedado, sin flores ni espesura de selva. Mi casa está vacía de verde. Tiene ahora una luz que encandila. Parece artificial bajo la niebla. Es otoño y la llovizna continúa ¿Con qué me cubriré en invierno? Aún me duele no haber podido salvarte y siento tu aullido en las noches frente a mi puerta ensangrentada de hojas que, suspirando expiran. Desnudando las paredes. Solitaria la casa mira el cielo que se ha caído; ahí, justo bajo mi ventana…

 

Nosotros los bohemios

Bastó abrir una puerta y destapar una botella. Encender la sangre en el rasguido voluptuoso de la guitarra compañera. Soltar la voz, desafinar al viento, y poner el pecho al encuentro para que el alma, intacta, regresara al cuerpo. Volvió entonces la sonrisa, el canto, el baile a este puñado de soñadores. La noche se incendió de luna roja. Todo estaba allí, incluso la magia. Ahí bajo la Cruz del Sur, estábamos nosotros, amigos, hermanos, aspirando libertad, mecidos en el viento, sueltos de raíz y tierra, cazadores de nubes, soñadores de sueños, nosotros los bohemios.

 

Subir

 

marta rosa mutti

perfil Marta Rosa Mutti

Avatares - Centro de narrativa y poesia

cursos y seminarios - apasionarte

libros - Marta Rosa Mutti

Asterion letrario

vuelo de papel

novedades Avatares

textos y contextos - Avatares letras

serviletras

contacto-avatares

 

avatAres apuntes literarios y algo más - Anuario de letras - Publicación de Avatares letras, Escuela de escritura - Te: (+54) 011-47685174 - centroavatares@yahoo.com.ar