Editorial

Apuntes literarios

Antología

Música

Cine & Transliterar

Pinceles

Teatro

Radio

Tendencias

Tips

Ciencia Ficción...

Cultura Sec a Sec

El tiempo según Agustín

Descubriendo a Mario Delgado Aparaín

Escuchar y ver cuál es su mensaje

Federico Andahazi

Manuel Mujica Láinez y su fundación de Bs. As.

Narrar con imágenes

De Poesías

Leímos

Crónica

Visitanos en:

 

 

Descubriendo a Mario Delgado Aparaín

 

Dolores Fernández

 

El cumpleaños de Jesús Pelayo

Con un zapato negro y el otro marrón, la chaqueta de fino cuero noruego remendado en el hombro donde carga la maleta de lona con las botellas de vinos seleccionados, el Conde de Caraguatá, más conocido como don Pedro P. Pereira Pintor de Puerta y Portal por Precio Proporcional para las Personas Pobres del Parque, abandonó el Parque de los Aliados y tras cuarenta minutos de caminata descansada, llegó hasta el final de la calle Cerrito en la Ciudad Vieja, para saludar en su viernes de cumpleaños a un viejo amigo abandonado por la fortuna. (...) El Conde le dio un abrazo de despedida y se echó a andar por la calle Cerrito bajo la luz de la luna. A medida que se alejaba de la Ciudad Vieja, hablaba solo, imaginaba a Jesús Pelayo cobijando a la rusa Ekaterina entre sus brazos de astur salvaje del año 716 y al fin, su propia melancolía se fue disipando hasta desaparecer por completo. Es más, parecía que aquellos taninos del vino, capaces de dejarle en el alma una dulce estela de frutos rojos ya maduros, sobrevivirían el tiempo suficiente como para llegar hasta su refugio en el parque y dormirse en paz, sin pensar en Don Quijote.

El comienzo de este cuento, fue para mí, la invitación a conocer sus historias.
Si nos preguntan qué escritores uruguayos hemos leído, la mayoría nombramos a los clásicos, Onetti, Quiroga, Benedetti, Vilariño, Galeano, Levrero, etc.
Nació en <La Macana> Florida el 28 de julio de 1949. Su obra ha sido traducida a varios idiomas. Entre sus novelas se encuentra: La Balada de Johnny Sosa, No Robarás las Botas de los Muertos.
Cuando le diagnosticaron cáncer, el pronóstico de sobre vida, lo llevaba a pensar en las historias inconclusas que lo precederían. Por supuesto, que se rebeló ante ese final. Una noche, cuando los presagios no eran buenos, las ganas de vivir espantaron las dudas y se propuso terminar una novela que esperaba en sus archivos. La escribió en cuatro meses. El Hombre de Bruselas (2013), es una sátira a los gobiernos actuales. Narra la desventura de un alcalde de pueblo chico que se niega a tapar el pozo de la avenida principal hasta que llega <un Chanta> enviado por la Unión Europea y cambia la historia.
Mucha gente, esperaba que la novela girase alrededor del drama de su enfermedad, pero no fue así, él afirma que el humor, exorciza el dolor y los malos pensamientos. Ficción y realidad del escritor y quienes lo rodean. Humor, ternura. Leerlo es convertirse en un personaje, que habita en el Pueblo de Mosquito.
En el año 2004, se edita la obra escrita a cuatro manos con el chileno Luis Sepúlveda: Los peores cuentos de los hermanos Grimm. Un libro donde se recrea con humor e ingenio la vida de los gauchos payadores, Abel y Caín Grimm. Una narración divertida, donde los autores logran mostrar la historia del continente y la realidad política actual.
El escritor ha recurrido a sus experiencias de vida para recrear sus historias. De su infancia en el campo aprendió que la vida y la muerte son un ciclo. Como periodista, la necesidad de rutina y horarios le ayudaron a establecer una atmósfera especial para la escritura. De su tarea docente, la necesidad la de contar y ser escuchado.
Entre sus proyectos figura: Terribles ojos verdes, con la que ganó en el 2002 el Premio Instituto Cervantes del Concurso Juan Rulfo, que además, fue llevado a la pantalla de canal 10. Esta historia, tiene como todas, sus experiencias, el protagonista es un alcohólico depresivo, el padre del escritor también lo fue.
No quiero olvidar su libro para niños La taberna del loro en el hombro. En su prólogo dice:
Mi sueño mayor es sentarme en una silla, echarme hacia atrás, caer en el suelo y entrar al pozo mágico del tiempo. De ese modo podría llegar fácilmente hasta los años de mi infancia, para convencer a aquellos niños que hoy son personas grandes, antipáticas, enojadas, mentirosas, injustas, poderosas, egoístas, indiferentes y sin imaginación, de que es mucho más lindo ser como nosotros. Y además, mucho más divertido. Casi, casi por esa razón, escribí el cuento de La taberna del loro en el hombro.

* Fuente; El País Cultural. Noelia Duarte. Ediciones de la Banda Oriental

Subir