Descubriendo a Mario Delgado Aparaín
Escuchar y ver cuál es su mensaje
Manuel Mujica Láinez y su fundación de Bs. As.
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Escuchar y ver cuál es su mensaje
“Nos han sido dadas dos orejas, pero una sola boca, para que podamos oír más y hablar menos”. Zenón de Elea, Filósofo griego.
Clor. Norma Beatriz Defanti
La Escucha Activa
Los encuentros de Counseling están sustentados en la escucha activa.
El escuchar es lo que posibilita que nuestra posterior apreciación tenga real sentido. Como profesional del Counseling, lo voy comprobando a través de las consultas que he vivenciado.
Escuchar implica una entrega al otro, un recibir con amor.
Es estar interiormente abierto. Sin reparos para recibir lo que nos dice un “otro”.
Despojarnos de nuestras preocupaciones, de nuestros paradigmas, de nuestras creencias de poseer “la verdad, de nuestra impaciencia… Legitimar a esa persona que tenemos delante.
Significa sentir que ese ser humano es “nuestro huésped”.
Cuando en nuestra profesión expresamos que la escucha debe ser holística, estamos diciendo que ese escuchar representa llegar a la profundidad de las palabras.
También valorizamos otros elementos riquísimos de la comunicación: los tonos, los matices, los silencios… lo gestual, que acompaña esas palabras.
Facilitar que el consultante se exprese, sin “irrumpir” en lo que está exteriorizando. Esto es esencial, sobre todo al comienzo de un proceso terapéutico. Hablamos de respetar el tiempo del otro, de prestar atención, “de sintonizar sus emociones”. Es muy bella la metáfora de Martin Buber sobre “El escuchar y el árbol”. Observar un árbol… ver un árbol es contemplar todos sus aspectos: Su figura, sus movimientos, la especie a que pertenece, el tipo de árbol que es, cómo está rodeado. Escuchar y ver cuál es su mensaje.
A propósito de este tema, Burgental hablaba de la “Hebra Roja”. Esa delicada línea, que nos conduce a la preocupación esencial, lo más significativo para el consultante. Esto se logra cuando podemos respetar los tiempos de quién está frente a nosotros, con su dolor, su sufrimiento, su experiencia de vida. Cuando hemos podido acompañarlo en el proceso de su auto-comprensión integradora y en la adquisición de recursos para afrontar diferentes situaciones vitales.
En una palabra “Ahuecar el abrazo” es lograr que el consultante encuentre su propia ruta, para lograr lo que es mejor para sí mismo.
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