Los libros eran una
metáfora del tiempo.

Mi gran compañero de ruta me
invitó a caminar y allá fuimos.
Callecitas de barrio tranquilas y
silenciosas. Luego la avenida poblada
de negocios, de gente que iba y venía,
hasta que llegamos al gran pulmón: El
espacioso parque nos invitó a detener
la marcha y sentarnos bajo un
centenario eucalipto de casi 100
metros de altura y de grosísimo tronco,
herido por corazones ensartados con
flechas y monogramas. Apoyada mi
espalda contra el voluminoso tronco y
en mi pecho, la cabecita dulce y tierna
de Lautaro, ahora silencioso, nos
dimos a la contemplación de dos chicos
que tironeaban de un libro de bello
formato, pero que mal herido cayó al
suelo. El dueño lloraba sin consuelo,
el otro, apesadumbrado, trataba de
minimizar la hoja rota y el deterioro
de otras.
Lautaro, sin darle demasiada
importancia al asunto opinó:
-Nona eso se arregla con plasticola
y cinta scotch - No contesté, sus ojos
me buscaron y percibieron mi
ensoñación.
-¡ Eh!, Abu, en qué pensás?
-¿Te animás a cerrar los ojos y
dibujar en tu cabecita la línea del
tiempo?
-¿Ya está? Ahora llevá tu pensamiento
al año 5300 antes de J.C.
-¿5300? Antes de J.C.?
-Sí, bien al fondo de la historia del
hombre. Algunos pueden pensar que
en ese punto, el hombre aún era simio,
pero no, en esa época ya se tenía
conciencia de que la preservación de la memoria era igual a libro. En esos
tiempos, Lauti, eran tablillas de arcilla,
es decir que si la escena que acabamos
de presenciar hubiera ocurrido en esos
tiempos, la tablilla se hubiera hecho
añicos. ¡Y ahí sí que era para llorar!
Cuando las tablillas se rompían no
había más arreglo, servían para
rellenar patios, calles o se hacían
ladrillos
-¡Tablillas, Nona! ¿Y cómo se
guardaban? ¿Cómo eran de grandes?
Además, eran incómodas. -Sí que lo
eran, medían 30x30cm. Divididas en
columnas verticales que estaban
escritas de ambos lados. Tenían
grandes enemigos: Las inundaciones y
la humedad las destruían.
-Y ¿Era acá, Abu?
-No, era en la zona del Sumer, en
el cercano oriente, entre los ríos Tigris
y Eufrates, región llamada : “La media
luna de las tierras fértiles”. Además
cuando los pueblos se atacaban por
razones geográficas o económicas, lo
primero que hacían era destruir su
memoria ¡Para borrarlos! Así que de
esa época, se calcula que se han
perdido más de cien mil tablillas.
Y respondiendo a tu pregunta: se
guardaban, muchas veces bajo tierra,
para preservarlas de los enemigos, pero
las prevenciones no eran suficientes y
sucumbían. Es así que nace el mito del
agua, en el cual ésta odia a la memoria,
y surge así, el mito del diluvio universal
que trata de borrar el fondo de la
historia del hombre. Nidaba, era la
diosa de los libros, y bajo su protección
se ponían los escribas, antes y después
de hacer sus trabajos escritos.
-¿Escribas, Nona? ¿Quiénes eran?
-Los escribas eran personajes de
gran cultura, amados y respetados por
todos, ¡Sabían escribir! Y esto era
considerado como
un precioso don.
Ellos obtenían el título de “Gran
hermano”, título honorabilísimo, que
los eximía de cualquier falta. Además
eran responsables de la supervivencia
de la escritura, por lo tanto era su
deber divulgarla, cosa tediosa y difícil
pues en aquellos tiempos los símbolos
eran más de 3000, luego se redujeron
a 1000, pero recuerda que estamos en
el año 5300 antes de J.C. Por ese
motivo, la cantidad de signos, pocos
sabían escribir.
-¿Estás hablando de un abecedario
de 3000 letras? ¿Cómo hacían los
chicos para aprendérselas todas?
-Ese era el motivo por el cual ni
reyes ni faraones lo hacían. Pero
tenían una enorme capacidad para,
aún sin saber, rendir culto a la
memoria. Escribir era una artesanía
para pocos y te cuento que tuvo sus
opositores, ¿Lo podés creer?
-Pero ¿quién, Abu ?
-Platón restó importancia a la
escritura y en el Fedro expuso el mito
egipcio para explicar que la escritura,
provocaría en la humanidad “un
descuido de la memoria”.
Pero la escritura arremetió…
-Abu, no me dijiste como acomodaban
las tablillas.¡Qué lío, todas
iguales y del mismo color!
-Alrededor del año 3300 antes de
J.C. se encontraron bibliotecas o
Casas de tablillas que tenían
anaqueles o baldas clasificados en:
flora, fauna, minerales, registros
económicos, listas lexicográficas y
hacia el año 2500 a de J.C. ya se
habían incluido textos de poesía,
magia y paramiológicos (tratados de
reformas). En esta época, las tablillas
traen en su parte superior el nombre
del redactor y el del supervisor, cosa
sorprendente para aquellos tiempos.
- ¡Como los libros!
- ¡Estamos en el 2500 antes de J.C.,
y sí, ya se van pareciendo a los actuales. ¿Sabés Lauti en que año aparece la
primera escritora? En el 2200 antes de
J.C. Se llamaba Enkheduanna.
-A mí me gusta María Elena Walsh.
Me hace acordar cuando yo era chico
y en el patio del cole cantábamos la
canción del jacarandá. Yo me llenaba
los bolsillos de flores y se las llevaba a
mamá… No me dijiste donde estaban
las bibliotecas.
-Los reyes de esa época, pese a no
leer ni escribir tenían clara la importancia
del almacenamiento correcto
de las tablillas que como podrás
suponer hasta guardaban textos
jurídicos, contratos sociales, herencias
y cuando éstos llegaban a su fin las
destruían. Ubicaron a las bibliotecas
en un lugar del palacio real,
circundado por un zoológico, un jardín
botánico y estatuas. La biblioteca tenía
pasillos y patios, al fondo de los cuales
estaban las estanterías y gabinetes. En
las paredes había pinturas y símbolos.
Era un lugar de consulta. Hay noticias
de que algunos pensadores o filósofos
pernoctaban allí, en busca de la
revelación, es decir en busca de
inspiración. Además, en estas lejanas épocas tenían un catálogo de las obras
con una pequeña reseña. Ahora oí
esto, Siria tenía una importante
biblioteca plurilingüe que fue destruida
y quemada en 1190 a de C.
-Nona, en mi escuela tenemos una
biblioteca que tiene 75 años y es
trilingüe: español, inglés y alemán. Y
tiene dos bibliotecarias que están
refuertes. Las chabonas se saben todo
lo que vos les preguntás.
-Los primeros bibliotecarios fueron
sacerdotes, de una gran cultura y a
ellos se les daba la tutoría de los hijos
del rey. Los bibliotecarios formaban
una Sociedad Cultural Eclesiástica.
Uno de los más destacados directores
fue: Zenódoto de Éfeso (325 a 260
antes de J.C.). Editó a Homero y hacía
cursos de interpretación de este
escritor.
-Una de las bibliotecarias de mi
escuela es la Seño Mabel que tiene
como 25 años y ella da cursos de
lectura veloz.
-¿Sabés que Eratóstenes (276-195
antes de J.C.), modificó la imagen de
los bibliotecarios al cambiar su
actividad crítica por la científica.
Luego combinó la científica con la
literatura.
-Abu, cuando yo estaba en 5to,
teníamos un bibliotecario que era viejo
y que también se sabía todo. Un día
fui, pues necesitaba la adaptación del
Quijote para niños. El capítulo en que
a Quijote, su familia y amigos, también
les destruyen sus libros, se los queman
y otros se los roban. Nos lo contaba
con enojo y a mí me parecía ver como
le tiraban los libros por la ventana y
me daba una cosa, como bronca…
-Lau, te diré dos cosas: Ese Sr. era
un Gran hermano, un sembrador, que
ve en los chicos la tierra fértil, los
futuros custodios de la memoria. Pero
respetemos la línea del tiempo en la
cual estamos y sigamos antes de C, ¿Todavía no hablamos del papiro?
-Papiro, ¡en casa tenemos una
planta!
-En Egipto había grandes plantaciones
de papiro. En la época de
Ramsés II (1304-1237 antes de C ),
aparece la biblioteca de papiros. De éstos se extraían los filamentos
internos y luego de un largo proceso
de secado se obtenían unas hojas sobre
las cuales era posible escribir. Y, sobre
papiros se encontró una bellísima
definición de biblioteca: “ Lugar de la
cura del alma”. En el siglo V antes de
C. hubo una gran revolución cultural,
en Grecia, que comenzó cuando la
cultura escrita se impuso sobre la oral.
Fue tal la pasión por los libros que
aparece el primer comercio de ellos.
Sócrates decía que en el mercado se
podían comprar los libros de
Anaxágoras por un dracma (moneda
griega que valía cuatro seis tercios).
Anaxágoras fue el primero que publicó
un libro con dibujos.
-Nonita, ¿las abuelitas de antes de
C. llevaban a sus nietos a tomar un
helado así de grande, metido en un
cucurucho crocante y todo bañado en
chocolate?
-¿No sé? Pero desde acá estoy
viendo un cartel que dice:”Heladería
y cafetería”. ¡Y yo muero por tomar un
té con un tostadito acompañada por
mi gran compañero de ruta!

Piedra de Roseta, descifrada en 182 por J.F. Champollion