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Dino Buzzati, cuento, nouvelle, novela gráfica.

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DOSSIER

 

 

Dino Buzzati,
Cuento, Nouvelle, Novela gráfica

Por Edith Migliaro

 

Dino Buzzati es un escritor lúdico y plasma esa característica en el uso y realización de los finales abiertos. Lleva las historias con un lenguaje simple, cargado de hechos fantásticos, las que poseen al mismo tiempo un fuerte énfasis en los detalles de la vida local, como esos pueblos perdidos que actúan como cárceles de las cuales no se puede arrancar, ya que dentro, hay otros encierros más reducidos, que se van superponiendo, hasta llegar al máximo encierro que es el cuerpo de cada uno. Es recurrente en muchos de sus cuentos la alegoría de ver la vida como un viaje, un camino donde inexorablemente se cumplirá el destino de cada uno y donde los protagonistas se dejan llevar, conscientes de los peligros del recorrido y de la fatalidad de su final, incapaces de torcerlo. Dócilmente entregados a un desenlace ya fijado.

Ejemplo de esto es “Los siete mensajeros” donde el personaje busca el límite de su reino y sabiendo lo infructuoso de ello y consciente que se aleja cada vez más de su hogar y aun así no se detiene:

Ya habían pasado cuatro años de mi partida. ¡Qué larga fatiga! La capital, mi casa, mi padre, se habían vuelto extrañamente remotos, casi no me parecían reales. Ahora pasaban fácilmente veinte meses entre las sucesivas apariciones de los mensajeros. Me traían curiosas misivas amarillentas por el tiempo y en ella encontraba nombres olvidados, modos de decir insólitos para mí, sentimientos que no lograba comprender.

En su cuento, Algo Había Sucedido, el protagonista a bordo de un tren, observa desde la ventanilla a gente que va preanunciando una desgracia, pero él no puede bajar para evitarlo.
Dejó una novela fantástica convertida ya en un clásico de culto: El desierto de los Tártaros, (1940) parábola sobre el disparate de la guerra, donde un grupo de soldados confinados en un frente perdido en la estepa, acecha a un misterioso enemigo que nunca se concretiza. El joven oficial protagonista ha pasado gran parte de su vida en la fortaleza pero al ser licenciado no logra insertarse y retorna a la fantasía que se ha convertido en su única realidad. Esta es otra temática que utilizó en muchos de sus cuentos: el encierro, la incertidumbre, la fatalidad, la amenaza de lo desconocido o lo conocido se trasmuta en maldad
Nació el Belluno, Italia en 1906 y falleció en Milán en 1972, fue novelista, escritor de relatos, periodista, poeta, pintor, corresponsal de guerra. El éxito de su primera novela Bárnabo de las montañas (1928), no se repitió con la segunda El secreto del bosque viejo (1935) que fue acogida con indiferencia.
Según el crítico francés Bernard Pivot, Buzzati era bueno en todo lo que hacía, pero en algo fue simplemente excelente: como cuentista. En el libro El Derrumbe de la Baliverna, (1954), el que da título al libro, reseña la historia de un joven, que accidentalmente provoca el derrumbe del carcomido muro en una vieja fortaleza convertida en residencia de gente pobre. El sentimiento de culpa, el chantaje religioso (pecado no confesado) el acoso por parte de un testigo, van creando en el inocente una sofocante cárcel psíquica
Algunas de sus obras: La famosa invasión de Sicilia por los osos (1945), Sesenta relatos (1958), El gran retrato (1960), Un amor (1963), Poema en viñetas (1969), sus cuentos: Algo Había sucedido; El asalto al gran convoy; El columbre; Extraños nuevos amigos; La capa; La mujer con alas; Los siete mensajeros; Miedo en la Scala; Una muchacha que cae.
La literatura de Dino Buzzatti estuvo influenciada por Kafka: el sarcasmo y la visión de las actitudes del hombre al enfrentar la vida pero también por el Surrealismo con sus connotaciones oníricas. Como pintor también plasmó atmósferas mágicas y góticas. Ilustró algunos de sus cuentos como: El perro que vio a Dios, escribió cuentos para niños y obras de teatro donde también construyó el decorado.
Su Poema a Fumetti, una de sus últimas novelas es una hibridación de diversos códigos artísticos un pastiche; ha sido calificada como novela gráfica. Desde el título se manifiesta esta hibridación ya que no es un poema, es un artefacto lírico creado en función de un encadenamiento de viñetas. Nos encontramos frente a una novela que no es novela, un poema que no es poema o a un comic que no es comic.
Buzzati no aceptó jamás ser considerado un escritor, se definía como un simple periodista que escribía de tanto en tanto ficciones o nouvelles, a las cuales no atribuía gran valor. A través del tiempo, sus colegas y críticos han contradicho esta opinión.

 

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