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Editorial - Camino al Bicentenario

El tiempo no se atrapa, tal vez sí, se defina. Como Nación y como pueblo estamos celebrando doscientos años de una gesta. Entendemos por gesta un hecho memorable, y por tal, un acontecimiento único dentro del universo de una historia. 25 de Mayo de 1810, el nacimiento de un país cuyo espíritu aúna una doble raíz, la indígena y la europea. Un puñado de hombres y mujeres llenos de ímpetu y desafíos entendía que esta tierra debía conquistar su destino. Ideas claras. Intereses comunes y equitativos. Paz y Pan. Trabajo y hogar. Un compromiso que asumieron por la tierra que los albergaba y que sería luego, el sitio de sus hijos, y de los hijos que les sucedieran. Nuestra historia en números de años es probablemente corta, en hechos, aciertos y desencuentros quizá un poco más larga.
Aquellos hombres y mujeres de mayo nos pensaron en un futuro grande, tanto que su generosidad nos contendría a todos los argentinos. Ellos venían de tiempos aciagos y cargaban con un pasado, a veces, no sin tristeza o sufrimiento. Quizá por ello supieron que un país se hace fuerte si sus instituciones y sus símbolos son respetados, valorados y defendidos. Simplemente reflexionemos un poco. ¿Qué podemos hacer en nuestros puestos de trabajo, en el trato diario, ó dentro del núcleo familiar?, para que el propósito de nuestros padres fundantes avive el fuego que todavía arde en los rescoldos. Con seguridad nuestra bandera, nuestras montañas, nuestros ríos, llanuras, salares, esteros, lagos, cataratas, mar, nos están esperando, a todos, sin excepción. Está en nosotros fijar el rumbo.
Que nadie mire hacia otro lado. Que nadie se excluya. La historia nos señala de modo permanente que para hacer una obra, uno sólo no alcanza. Hasta ahora sólo Dios puede hacer las cosas siendo uno.

El camino hacia el Bicentenario nos dice que tenemos que intentarlo juntos.

"La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien".
José de San Martín

Marta Mutti


OBRA DE TAPA
Recreación del Cuento La sirena de Manuel Mujica Láinez por Pablo Wamsiedler. Dibujante profesional de historietas y guionista.
www.wansidler.com.ar

Manuel Mujica Láinez (1910-1984), reconocido escritor argentino, autor entre otras obras de: "Misteriosa Buenos Aires", cuarenta y dos cuentos ambientados entre 1536, desde la primera fundación de Buenos Aires y 1904, convirtiéndose en una historia de la ciudad, y al que pertenece el cuento La Sirena, recreada en la imagen de tapa. Editada en 1951, esta obra nos habla sobre Buenos Aires y sus personajes; desde la hambruna en el villorrio de Pedro Mendoza (1536) hasta la época de Rosas y la organización nacional. Ficción, que traza una crónica de las costumbres, leyendas, hechos históricos, superstición, hechicería, historias de seres humanos con sus sufrimientos y sus pecados. El trabajo textual resalta una narrativa impecable desde la sintaxis, que se torna en la semántica, tensa y dramática. Espacios humanos y físicos, revelan un trabajo de investigación y una prosa con perfecto dominio del género cuento. Un libro cuya lectura merece ser recomendada y recordada.

LA SIRENA 1541 (Fragmento)
Corren a lo largo de los grandes ríos, desde las empalizadas de Buenos Aires hasta la casa fuerte de Nuestra Señora de la Asunción, las noticias sobre los hombres blancos, sobre sus victorias y sus desalientos, sus locos viajes y la traidora pasión con que se matan unos a otros. Las conducen los indios en sus canoas y pasan de tribu en tribu, internándose en los bosques, derramándose por las llanuras, desfigurándose, complicándose, abultándose. Las llevan las bestias feroces o curiosas: los jaguares, los pumas, las vizcachas, los quirquinchos, las serpientes pintarrajeadas, los monos, papagayos y picaflores infinitos. Y las transmiten también en su torbellino los vientos contrarios: el del sudeste, que sopla con olor a agua; el polvoriento pampero; el del norte, que empuja las nubes de langostas; el del sur, que tiene la boca dura de escarcha. La Sirena oyó hablar de ellos hace años, desde que aparecieron asombrando al paisaje fluvial las expediciones de Juan Díaz de Solís y Sebastián Caboto. Por verles abandonó su refugio en la laguna de Itapuá. A todos les ha visto, como vio más tarde a quienes vinieron en la flota magnífica de don Pedro de Mendoza, el fundador. Y ha crecido su inquietud. Sus compañeros le interrogaban, burlones: - ¿Has encontrado? ¿Has encontrado? Y la Sirena se limitaba a mover la cabeza tristemente. No, no había encontrado. Se lo dijo al Anta de orejas de mula y hocico de ternera que cría en su seno la misteriosa piedra bezoar; se lo dijo al Carbunclo que ostenta en la frente una brasa; se lo dijo al Gigante que habita cerca de las cataratas estruendosas y que acude a pescar en la Peña Pobre, desnudo. No había encontrado. No había encontrado. Ya no regresó a la laguna de Itapuá. Nadaba perezosamente, semiescondida por el fleco de los sauces, y los pájaros acallaban el bullicio para oírla cantar. Va de un extremo al otro de los ríos patriarcales. No teme ni a los remolinos ni a los saltos que levantan cortinas de lluvia transparente; ni al rigor del invierno ni a la llama del estío. El agua juega con sus pechos y con su cabellera; con sus brazos ágiles; con la cola de escamas azules prolongada en tenues aletas caudales color del arco iris. A veces se sumerge durante horas y a veces se tiende en la corriente tranquila y un rayo de sol se acuesta sobre la frescura de su torso. Los yacarés la acompañan un trecho; revolotean en torno suyo los patos y las palomas llamadas apicazú, pero presto se fatigan, y la Sirena continúa su viaje, río abajo, río arriba, enarcada como un cisne, flojos los brazos como trenzas, y hace pensar en ciertas alhajas del Renacimiento, con perlas barrocas, esmaltes y rubíes. - ¿Has encontrado? ¿Has encontrado? La mofa: ¿has encontrado? Suspira porque presiente que nunca hallará. Los hombres blancos son como los aborígenes: sólo hombres. Tienen la piel más fina y más clara, pero son eso: sólo hombres. Y ella no puede amar a un hombre. No puede amar a un hombre que sólo sea hombre, ni a un pez que sea sólo pez…


avAtares, apuntes literarios y algo más, publicación de carácter independiente - Primer Anuario de Letras del Partido de Gral. San Martín, adhiere desde sus páginas junto a sus colaboradores y lectores, al proyecto presentado por la artista plástica Profesora Pina Poggi, a fin de declarar al Municipio de General San Martín "Ciudad de la Cultura".


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