Desdoblamiento, traslación, imagen, proyección
Por heterónimo se entiende el
autor ficticio o pseudo autor que es
también personaje y del que se valen
ciertos autores reales, llamados
ortónimos, para crear una obra
literaria paralela o distinta a la suya.
El mayor y más famoso ejemplo de
producción de heterónimos es el del
poeta portugués Fernando Pessoa, que
creó a los autores Ricardo Reis, Álvaro
de los Campos, Alberto Caeiro y
Bernardo Soares, entre muchos otros
de menor importancia y desarrollo,
algunos de ellos femeninos, hasta un
número total de 70, escribiendo una
obra poética para cada uno y
dotándolos de distintos caracteres que
fraguasen lo que él llamó “drama em
gente”. Son, por así decirlo, una
especie de alter ego u otro yo del autor.
Los heterónimos no deben ser
confundidos con los pseudónimos,
pues estos últimos son tan sólo
nombres falsos con los cuales se firma
una obra sin que intervengan
directamente en ésta. Es decir, Pablo
Neruda no es diferente en nada a
Neftalí Reyes sino que este último es
simplemente su alias poético; sin
embargo Ricardo Reis y Fernando
Pessoa, por ejemplo, son bastante
distintos entre sí. Por otra parte, Antonio Machado creó varios
heterónimos, que él llamó apócrifos o
complementarios, entre los cuales los
más importantes fueron Juan de
Mairena y su maestro Abel Martín.
Unamuno engendró también a un
heterónimo suyo, el poeta Rafael, un
escritor becqueriano autor de Teresa.
Félix Grande se sacó de sí al
heterónimo Horacio Martín. Max Aub
creó al falso escritor y pintor Jusep
Torres Campalans, para el cual incluso
pintó cuadros.

Por Bernardo Soares
“Apagarlo todo en el cuadro de un
día para otro, ser nuevo con cada nueva
madrugada, en una revirginidad
perpetua de la emoción: esto, y sólo esto,
vale la pena ser o tener, para ser o tener
lo que imperfectamente somos”.
Por Alberto Caeiro
No sé cuántas almas tengo
Cada momento mudé.
Continuamente me extraño.
Nunca me vi ni acabé.
De tanto ser sólo tengo alma.
Quien tiene alma no tiene calma.
Quien ve es sólo lo que ve,
quien siente no es quien es.
Atento a lo que soy y veo,
tórneme ellos y no yo.
Cada sueño mío o deseo
es de lo que nace y no mío.
Soy mi propio paisaje;
asisto a mi paisaje,
diverso, móvil y sólo,
no sé sentirme donde estoy.
Por eso, ajeno, voy leyendo
como páginas, mi ser.
O que soguee no previendo,
lo que pasó olvidando.
Noto al margen de lo que leí
lo que juzgué que sentí.
Releo y digo: “¿Fui yo?”
Dios sabe, porque lo escribió.
Por Fernando Pessoa
Ponme las manos en los hombros...
Bésame en la frente...
Mi vida son escombros,
mi alma insomne.
Yo no sé por qué,
miro desde donde vengo,
soy el ser que ve,
y ve todo extraño.
Pon tu mano
sobre mi cabello...
Todo es ilusión.
Soñar es saberlo.
El heterónimo - por Marta Mutti