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CRÓNICA
Jorge Podestá - Técnico Profesional De Fútbol - Las Toninas
Cuando se tiene la posibilidad de trabajar en lo que a uno tanto le gusta y apasiona, se siente que todo lo que se hace es poco, quiere siempre más y ocupa su tiempo en esa tarea al máximo.
En mi caso personal llegar a ser técnico de fútbol, después de haber sido un humilde jugador, fue importantísimo por muchas razones. Una de ellas era poder llevar a cabo todo lo que sentía, deportivamente hablando. Otra era la posibilidad de llegar al niño, al adolescente o al adulto de cara al deporte más popular, como medio de vida, ya sea de manera profesional o amateur.
Comencé dirigiendo escuelas de futbol en Capital Federal y el Gran Bs.As. Allí concurrían muchísimos chicos entusiasmados por jugar a la pelota, con alegría, ganas de pasarla bien y aprender.
A medida que iba avanzando en el desarrollo de la enseñanza deportiva, podía ver que muchos jugadores tenían grandes condiciones para competir y otros simplemente para participar del juego.
Cuando vemos estas características bien diferenciadas, hay que poner en claro los objetivos.
Aquel niño que vemos con condiciones para la competencia, es importante llevarlo muy despacio hacia ese lugar. Tendremos que trabajar en su desarrollo de manera progresiva y disciplinada, pensando que la exigencia será cada día mayor y tendrá que prepararse para ello.
Como aquel que tiene condiciones para la práctica del deporte, sin exigencias por los resultados deportivos, jugará, compartirá, se divertirá y se sentirá complacido por el desarrollo alcanzado.
Nosotros, los que estamos al frente de estos grupos humanos, no debemos perder el foco en que los chicos jamás tienen que perder la alegría y el placer por jugar, más allá del escalón donde estén parados circunstancialmente.
Ser sinceros con ellos. Ni los logros, ni las frustraciones son determinantes en la vida.
En este camino deportivo pasan muchas cosas que no solo dependen de los niños, hay terceros que participan y son responsables de lo que les pasa a ellos. Muchas veces las expectativas de los mayores que proyectan en sus hijos, viéndolos como futuros Messi o Maradona, terminan presionándolos de tal manera que abandonan aquello que los divertía y que tan bien les hacía.
Tanto la alta competencia como la participación van de la mano, pero hay que tener en claro que son cosas diferentes.
Es importante pensar en el niño en crecimiento de manera integral, física, mental y socialmente, aumentando su autoestima, su potencial y su desarrollo motriz.
El deporte es un medio de vida disciplinado, que aunque se la practique de manera profesional o amateur, es siempre una sana elección.
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