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Lugones fantástico

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LITERATURA EN APUNTES

 

Lugones fantástico

 

Marta Rosa Mutti

Todo texto fantástico(1) para construirse necesita de la duda y la vacilación, pues exige algo más que la aceptación de lo expuesto, al cuestionar los elementos que no encajan dentro del orden natural conocido.
El relato fantástico gesta su existencia anulando las barreras entre dos planos de realidad aparentemente inconciliables: antes-después, vida-muerte, simultaneidad, traslación.
Se trata de alcanzar y atravesar lo que no se comprende. Por ejemplo; cruzar un puente con la certeza de que estamos al mismo tiempo en el extremo opuesto del mismo. Escuchar un llanto que viene desde unos ojos secos. Seguir los sonidos del silencio hasta tropezar con la marca y señal de sus huellas. Aquello que escinde y desnuda la percepción. ¿Quién no recuerda el hueco por donde se deslizó Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll?
Según Roger Caillois(2) lo fantástico requiere algo involuntario, súbito. Una interrogación inquieta y no menos inquietante surgida de improviso de no se sabe qué tinieblas, una fisura por donde escapa el mundo real y por la que el autor se precipita. Ahora bien; vayamos a buscarlo en Leopoldo Lugones.
Sus cuentos de carácter fantástico están representados por dos títulos: Las fuerzas extrañas (1906) y Cuentos fatales (1924). En Las fuerzas extrañas se incluyen cuentos modernistas sobre lo esotérico y lo mágico, la locura, la muerte y la ceguera. Cuentos Fatales constituye una revisión de la temática de la colección del año 1906.

Estas publicaciones inauguran el camino de la literatura fantástica argentina, a la que se incorporan los textos de Horacio Quiroga y, más adelante continuarán Borges, Cortázar, Silvina Ocampo y Bioy Casares, clásicos de nuestra literatura fantástica.
Lugones introdujo en la literatura argentina el término “fantaciencia“, análogo al término “science-fiction” de H. G. Wells(3). La mayoría de los cuentos que Lugones escribió de 1894 hasta su muerte pertenecen al grupo de la llamada “fantasy”, es decir, literatura fantástica onírica. También se dedicó a la escritura de los cuentos de “fantasía científica”, donde indaga en situaciones que existen, y que la ciencia no comprende del todo. Misterios que se presentifican sin causa, un pasadizo al que se accede sin explicación.
Los relatos que componen Las Fuerzas extrañas, tienen puntos afines con disciplinas teosóficas, el estoicismo griego (corriente filosófica que influyó en él de manera fundamental), la mística oriental y la metafísica. El fatalismo como elemento común y el designio de la predestinación, como determinante sobre el que pivotean las acciones de todo ser vivo.
De este libro Jorge Luis Borges dijo: “Las páginas de Las Fuerzas Extrañas, cuentan entre las más logradas de las literaturas de lengua hispana”.
Nos enfrentamos pues a la lectura de historias que perfilan lo físico- natural y meta-psíquico por ejemplo: “Un fenómeno inexplicable”. Otras, rondan lo sobrenatural y van desde un episodio bíblico hasta un milagro, o una superstición: “Un milagro de San Wilfrido”, “La estatua de sal”, “La lluvia de fuego”, “El escuerzo”. Cabe señalar los planos que entran en conflicto: materia y espíritu en “El psychon”. En “Los caballos de Abdera” y en “Yzur”, lo animal y lo racional.
En “Viola Acherontia”, lo humano y lo vegetal, y para terminar: lo racional y lo hermético en “La fuerza Omega” y “La meta música”.
En estos relatos, Lugones busca exponer las fuerzas de choque del juego dicotómico y binario que autoconvoca lo humano y lo sobrenatural.

Fragmento del cuento Yzur

Yzur entró en agonía sin perder el conocimiento. Una dulce agonía a ojos cerrados, con respiración débil, pulso vago, quietud absoluta, que sólo interrumpía para volver de cuando en cuando hacia mí, con una desgarradora expresión de eternidad, su cara de viejo mulato triste. Y la última noche, la tarde de su muerte, fue cuando ocurrió la cosa extraordinaria que me ha decidido a emprender esta narración.
Habíame dormitado a su cabecera, vencido por el calor y la quietud del crepúsculo que empezaba, cuando sentí de pronto que me asían por la muñeca.
Desperté sobresaltado. El mono, con los ojos muy abiertos, se moría definitivamente aquella vez, y su expresión era tan humana, que me infundió horror; pero su mano, sus ojos, me atraían con tanta elocuencia hacia él, que hube de inclinarme de inmediato a su rostro; y entonces, con su último suspiro, el último suspiro que coronaba y desvanecía a la vez mi esperanza, brotaron -estoy seguro-, brotaron en un murmullo (¿cómo explicar el tono de una voz que ha permanecido sin hablar diez mil siglos?) estas palabras cuya humanidad reconciliaba las especies:
-AMO, AGUA, AMO, MI AMO...

Si pensamos que la realidad no es dudosa pero sí su alcance; podremos entender que en este cuento Lugones plantea el problema del lenguaje. El hombre se apropia del mundo con la palabra, situación que de darse en el animal, provocaría su muerte, pues desde la comprensión emocional en Yzur, al uso de la palabra, existe un abismo abierto por la diferenciación genética de las especies. De este modo entendemos el lenguaje como elemento de conquista y el no lenguaje como estado de sometimiento o espacio resignado.
Lugones probablemente, haya tomado la idea de que el silencio de los simios es voluntario, de una opinión sugerida por Descartes. Lo cierto es que una vez atravesadas las primeras líneas de este cuento, nos enfrentaremos a una cosmovisión poética que se eleva desde lo fantástico y que crece a medida que avanza el texto.
El registro del lenguaje en el principio de la obra, se abre en palabras de alto contenido semántico: densas, emotivas, buscan interrelacionar los sentimientos humanos con los sentimientos animales, “la humanidad detenida en el chimpancé…”
Este tratamiento textual coloca al protagonista en medio de un arquetipo incompatible, como lo es el desarrollo del aparato fónico en el animal en la infancia, dotándolo de emociones y sentimientos propios del hombre como la tristeza, la alegría, la tozudez, el tesón, el amor.
Deliberadamente Lugones, logra un cierto “extrañamiento” que se manifiesta en el relato como una incoherencia en las relaciones de causa y efecto. Esta particularidad señala la frontera entre lo real y lo fantástico, pese a tener algunos puntos de coincidencia.
La obra fantástica de Lugones es un ejemplo clásico de la simbiosis casi anárquica entre lo real y lo imaginario. Quiso el escritor desde su narrativa abrir otro horizonte, acercarnos a la cara oculta de nuestra vida: la otredad, los otros reales o posibles. La que no es racional y que sólo podemos comprender por medio de la intuición.

“Ese golpe de extrañeza…”, como solía decir Cortázar.

Lugones Fantástico

Bibliografía
1955, Ara, Guillermo. Leopoldo Lugones, la etapa modernista, Buenos Aires: Industrias Gráficas Aeronáuticas.
Cocaro N. Cuentos Fantásticos argentinos. Emecé 1960
Lugones, Leopoldo. Cuentos desconocidos, Buenos Aires, Ediciones del 80, 1982. Compilación y estudio preliminar de Pedro L. Barcia.

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1) Diccionario de la Real Academia Española: fantástico, ca. (Del Lat. phantasticus)
Quimérico, fingido, que no tiene realidad y consiste solo en la imaginación.

2) Roger Caillois. Escritor francés (1913 – 1978). Antropólogo y ensayista, fundó la revista Diogène (1953). Es autor, entre otras obras, de: El mito y el hombre (1938), Estética generalizada (1962), La escritura de las piedras (1970) y El río Alfeo (1978).

3) H. G. Wells (1866-1946). Escritor y filósofo inglés. Célebre por sus novelas de ciencia ficción. Anticipó los triunfos de la tecnología y los horrores de las guerras del siglo XX. La máquina de explorar el tiempo (1895). El hombre invisible (1897), La guerra de los mundos (1898) .Las cosas del futuro (1933) fueron llevadas al cine.

 

 

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