De cómo construir un Mundo Fantástico
Pintar también es una ficción.
Sicodrama, una escena espontánea
Albert Espinosa, el Ingeniero Amarillo de Pulseras Rojas
Hilda Trezza
La pintura contemporánea sostiene que el arte no es una sola cosa, y que por lo tanto, no hay una sola manera de ver que sea suficiente; uno siempre tiene que estar preparado para añadir nuevos axiomas estéticos.
Hasta mediados de los años sesenta, la pintura había sido el medio predominante para la expresión artística a lo largo del continente americano, la aparición de prácticas unidas a la necesidad de representación urgente de las realidades políticas y sociales, obligaron a esta a pasar a un segundo plano como medio de expresión artística.
En los últimos años ha habido un resurgimiento de la pintura, las variadas posiciones estéticas presentadas por diferentes artistas demuestran que hoy no existe una sola manera de pintar, sino un pluralismo heterogéneo y diferentes formas de ver, entender y traducir el mundo a través de este arte. Para el espectador, la pintura es el objeto terminado que observa. Pero para los pintores, es una acción, es la actividad a la cual se avocan. Cuando los pintores logran evocar y revelar esa acción que es casi como la pulsión de la sexualidad, sale del interior al exterior la prueba de que la idea tiene su representación en esa imagen que existe.
Y a pesar de que hoy, asistimos a un mundo saturado de imágenes, la pintura abre nuevas ventanas de conocimiento para poder repensar y reinventar ese mundo y sobre todo crea un espacio de resistencia, un lugar desde donde proyectar la propia idea a través del yo creador.
Como señaló el pensador francés Thierry de Duve: “La pintura ya no es más una técnica, sino una tradición. La pintura es una idea, una forma de pensar, seguramente desde la propia pintura en su posibilidad de aprehender el mundo. Se podría decir que de la pintura nos queda sólo el propio término, que actúa a modo de caleidoscopio de significados”.
En la actualidad se observa una tendencia general de regreso de la pintura hacia la formulación figurativa, restando espacio a la pintura abstracta. Esto se lo asocia al carácter individual del artista que busca referenciar la singularidad de ciertas posiciones históricas. Y he ahí el punto, la pintura posee en sí una tradición tan larga y rica, que impide el planteo de lo temporal que sólo piensa en lo inmediato, impidiéndole desde el registro pictórico, esta especie de amnesia histórica, dado que es testigo de los tiempos de la humanidad, porque desde que el hombre existe, antes que todo, la pintura siempre estuvo ahí, puesto que remite de modo especial a la vida cotidiana. No es un espectáculo como puede serlo una película, un holograma, una fotografía, o una instalación, sino que es el sentido de la visión del hombre desde su propia estética. Tal vez, un poner forma y fondo a su ficción. O, en todo caso, la pintura al final pone de manifiesto es que per-se, es una actividad humilde en la que la mano, el ojo y la mente trabajan conjuntamente de manera espontánea e íntima, para dejar un testimonio, un momento, una sensación, un estado del ser.
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