La condena
por Graciela Busto Del Mármol *
o conocí en un bar donde trabajaba como mesera para pagar mis estudios.
Se sentó a tomar unos tragos, pero no llegaba a la embriaguez. Tal vez se contenía. Al servirle una copa, me hablaba, trataba de seducirme. Me encandiló su cuerpo esbelto y su extraño caminar. Su conversación era interesante, parecía saber todo. Lo demostraba en ronda de amigos. Las manos delgadas delataban un trabajo de poco esfuerzo. Le conté que estudiaba abogacía y le interesó mi conversación. Me pareció adorable y me hizo sentir que era especial, al menos para él. Me invitó a salir y tomar un café en otro bar cercano.
– ¡¿Tomás una cerveza?! –dijo.
–Gracias, no bebo, pero acepto un café –le comenté.
Al llegar la medianoche comenzó un show. Mi sorpresa fue que él participaba. Era el pianista. El lugar, impregnado de cigarrillos y olor a café asfixiaba. Tan distinto a mi bar. Los mozos corrían tras los pedidos, alboroto y ruidos.
En una esquina del salón apareció con su piano, todo fue silencio. Sus dedos se deslizaban por el teclado con fuerza. Era la estrella del blues. Eso creí.
Nos fuimos juntos a su departamento. Estaba un poco desordenado, con botellas amontonadas en una esquina. No tenía tiempo para limpiar, y le creí. Su ropa en un rincón denotaba falta de cuidado. Una desilusión conocer su intimidad, pero bueno, después de todo era un hombre solo.
Amable, irradiando simpatía continuó seduciéndome. Me dio las llaves del departamento y lo primero que hice fue limpiar el lugar.
El portero se alegró al verme.
– ¡Por fin reinará la paz y tranquilidad! ¡Sabe los ruidos que vienen por las noches! Molestan a otros vecinos del edificio. Parece que juegan y toman con amigos.
Seguro era una exageración del portero. Estaba tan ilusionada que no escuchaba.
Me fui a vivir con él. Por la mañana trataba de no hacer ruidos. Él dormía y yo estudiaba. Al principio no molestaba.
Pasaron unas semanas, mostró su agresión. Rompió los apuntes. No le prestaba atención, dijo. Reaccioné como cualquiera, lo empujé, defendí mis libros. Sujetó mis brazos al punto de casi quebrarlos, dijo: - la próxima... que no se repita...
Así siguieron los días, tomaba sin parar. Las botellas amontonadas volvían a la esquina de la habitación. Un caos. Las discusiones aumentaban, agredía por cualquier motivo. La descalificación, el insulto continuo se quedó con mi autoestima. Vivía encerrada. La situación me avergonzaba, dejé de ver a mis amigas, dejé de ver el mundo. Dejé de ver.
Mi familia sabía que me había mudado, ni una palabra más. Dejé mi trabajo como mesera. Él tomaba todo el día y trabajaba en el café por las noches. Era costumbre vestir su traje desordenado con olor a licor. No conocía a esa persona con quien compartía los días ¿Por qué estaba con él? ¿Por qué golpeaba?
Esa noche como siempre regresó abrazado a su embriaguez se tiró en el sillón. El sueño y el alcohol fueron los silenciosos amantes. Claro que esta vez no la pasarían tan bien. Mis labios rezaban a no sé cuál santo. Deambulé por la casa aunque estaba decidida. No podía con la desesperación de que me hiciera desaparecer de mí misma cada día, cada noche. Desde Mis silencios contenidos decía. – Ya no podés soportarlo.
Su cuerpo semidormido tuvo deseos de alcohol y lo mezclaba con el cigarrillo. Fue mi oportunidad. Esta vez no callé...
– ¿Cómo estás?, – dije con mi mejor sonrisa – ¿Tomamos una copa?
– ¡Por fin te decidiste!, – contestó aprobando la propuesta como una batalla ganada. De una botella le serví varias veces, en la mano, yo sostenía tenía la otra, la que terminaría la condena.
El cigarrillo se mezcló con el alcohol que despedía su cuerpo. La copa se cayó impregnándolo todo, me incliné y derramé todo el contenido de la botella. Fue un incendio voraz.
...
* Graciela Busto Del Mármol. Es docente y escritora. Vive en San Martín, (Bs. As).
Realizó publicaciones en antologías, compilados, revistas y periódicos en el centro de narrativa Avatares Letras: Transparencias - A bordo del viento - Hilos secretos - Detrás del espejo - Descalzos en el aire - Argirópolis - Fantáspolis - Asterión- Anuarios Avatares letras.
Fue seleccionada en la antología Firma de poetas, Dunken 2010.
Es autora del libro para niños "Ronda de poesías", 2015, dedicado a los primeros lectores con ilustraciones y poesías adecuadas a la edad de los mismos. Participó en la antología de Cilsam. Pensares y miradas 2017. Puerto Santa María del Buen Aire, Poetas Argentinos Siglo XXI 2018.
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