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LITERATURA EN APUNTES

 

 

Lilian Gómez

Para Hebe Uhart la escritura tiene tiempos de evolución que son los escalones que hacen al posible escritor, a quien trabajando consecuentemente sin la pretensión de producir el gran texto transita el largo camino de la escritura. Porque de eso se trata escribir. Es un abrir la mirada y todos los sentidos segundo a segundo, captar los vaivenes de la realidad y trabajar sobre ellos, forjando la ficción, las máscaras hasta cincelar esos otros yo, y mundos, por el cual el hombre y la mujer pretenden escapar. Llámense realismos alterados, literatura urbana, romántica, gótica, fantástica, animista… en fin la que fuera. El escritor nace cuando hace, cuando escribe casi todos los días de la semana, o al menos cinco. El trabajo constante y consecuente, la lectura, la reflexión sobre la misma harán el resto. Para Uhart un cuento que se precie de tal, se centra en la contradicción. Esa tensión que se hará evidente en un personaje o situación y que constituirá sin duda el disparador hacia vericuetos impensados, donde la curiosidad y el asombro son los que llevan el viento a su favor, y por supuesto comprometiendo intencionalmente al lector. Por otro lado en sus escritos podemos percibir que sutilmente separa lo necesario de lo superfluo, presenta la historia limpia, sin elementos que enturbien su lectura por el mero impulso de la retórica, sino más bien sobresalen los puntos álgidos donde la historia se concreta, alcanza el cometido y luego sin esfuerzo halla su final o sus finales que muestran la necesidad de estar atento a los detalles, de aprender a detenerse en lo concreto y dejar a un lado las abstracciones.

“Hebe Uhart es una escritora con humor, leerla es entrar en una atmósfera liviana, matizada, con pinceladas finas. Nos saca una sonrisa. Pero no diría que es amable, por el contrario, es intransigente, eso por un lado; por el otro, su mirada no sale de sí, tiene la autonomía de ciertas locuras. Parece inconmovible. Admito que me he quedado en una descripción psicológica con escasos argumentos estéticos. Pero no se me ocurre más que decir que Hebe escribe bien, sabe componer cuentos y ofrendarlos ya destilados, y, con sus personajes, tiene el mismo buen trato que su maestro Felisberto Hernández”, señaló Tomás Abraham, en Página/12, diciembre de 2004.

 

Sobre el cuento En la peluquería de Hebe Uhart

Comienza a narrar desde un lugar ajeno a lo cotidiano pero dentro de un mismo universo. Nos cuenta en un diálogo interno, sus ganas de ser ella, sin máscaras, de mostrarse tal cual es en tanto desde el entorno la atraviesan hechos, lugares, personas la sujetan a situaciones de permanencia para desde ese punto abrir con su relato otras puertas antes invisibles y ahora descubiertas por la mirada del lector. Un diálogo íntimo exquisito de una femineidad muy actualizada y sin prejuicios, nos dice que se entrega a quienes actúan sobre ella, pero no se somete. La peluquería es donde ella dice: “hagan de mí lo que quieran que seguiré siendo yo y no me importa nada, porque yo, feliz”. Tal vez es su modo de expresar que por más tintes y modas que actúen sobre la literatura, ella seguirá escribiendo desde su entendimiento y tránsito por la vida, sin otra influencia que su percepción.

 

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