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LITERATURA EN APUNTES

 

Borges también nos dejó el arrabal

 

Graciela Busto

 

Barrios de casas bajas, con calles sin empedrar, a veces de veredas de ladrillo, eran llamados “el Arrabal”. Ahora lo vemos a través de la imaginación de quienes lo contaron. Jorge Luis Borges es uno de ellos, pues lo conoce y traslada a sus cuentos, milongas, y tangos que retratan al malevo, el cuchillero, la mujer, la musa del arrabal como la Lujanera, los versos desgranando penas y sangre desde las guitarras, la pulpería y el caserío hundido entre griteríos de chicos, vendedores, gallinas y apuestas por riñas ya de cuchilleros o gallos. Todos personajes orilleros tan queridos por el poeta.
En su cuento El Hombre de la esquina rosada, el tema principal de la obra es el no respeto a la vida. El orgullo, generado por la deshonra, el machismo y la violencia, temas que sobresalen. La historia se desenvuelve en un ambiente rural, donde se encuentran dos malevos...
El narrador cuenta un hecho ocurrido cierta noche en un salón, donde los mozos de Villa Santa Rita se reunían. Esa noche, se encuentra Francisco Real, hombre con fama de matón, conocido como “El Corralero” y Rosendo Juárez, “El Pegador”, que no responde como todos esperan. El narrador, que es personaje, insinúa que es el asesino. Como se ve es un entrevero donde se juegan la vida y a veces triunfa el menos esperado.
En otro cuento El Muerto, Borges nos relata las aventuras de un hombre de los suburbios de Buenos Aires, llamado Benjamín Otálora. Una puñalada feliz ha revelado que es un hombre valiente y huye. El ambiente está lleno de envidia, ambición, traición, y otros sentimientos de la vida. En su destino, no queda el recuerdo del compadrito de Balvanera y muere en su ley, de un balazo. No supo de qué lado estaba la razón, lo atraía el puro sabor del peligro.
Borges nos habla en sus milongas sobre Manuel Flores, y Jacinto Chiclana, entre otros. Nos cuenta las penurias de esos valientes cuchilleros de Balvanera. Nos dice Borges: “yo diría que el tango y las milongas expresan algo que los poetas, muchas veces, han querido decir con palabras”: “La convicción de que pelear puede ser una fiesta.”
Pensamiento borgeano de donde derivaría la gran cantidad de duelos y cuchillos que pueblan sus textos:
“Manuel Flores, va a morir, eso es moneda corriente; morir es una costumbre que suele tener la gente...”
“Me acuerdo. Fue en Balvanera. En una noche lejana. Que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana...”
Su poesía Arrabal nos retrata a su Buenos Aires, la materia de la que se alimentó toda su obra. El paisaje del suburbio que nos dejó en sus poemas sigue vivo.

Arrabal

El arrabal es el reflejo de nuestro tedio.
Mis pasos claudicaron
cuando iban a pisar el horizonte
y quedé entre las casas,
cuadriculadas en manzanas
diferentes e iguales
como si fueran todas ellas
monótonos recuerdos repetidos
de una sola manzana.
El pastito precario
desesperadamente esperanzado,
salpicaba las piedras de la calle
y divisé en la hondura
los naipes de colores del poniente
y sentí Buenos Aires.
Esta ciudad que yo creí mi pasado
es mi porvenir, mi presente;
los años que he vivido en Europa son ilusorios,
yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires.

Jorge Luis Borges / Fervor de Buenos Aires

 

Jorge Luis Borges y el arrabal

 

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