Avatares Letras

Matías D´Angelo

Cargo el bolso con los libros. A las dos cuadras lo cambio de hombro, después no lo aguanto y me doy cuenta de que debería haberme comprado una valija con ruedas como la que le vi a Danny Suárez en la Comic Con. Mañana termino con Anaflex, seguro.
No importa. Tengo que llegar a la estación de tren, de ahí vamos hasta Retiro y nos tomamos el bondi. Me acompaña Chuli, que se ofrece a llevar el bolso un rato. Una vez en el Centro Municipal de Arte de Avellaneda, me acredito y subo al primer piso donde está mi stand.
Me toca al lado de Nico Manzur y Alan Souto. Me cargan al verme, porque llego tarde y con ojeras, como siempre. Dicen que me hago la estrella, que soy irresponsable, que mi libro es una porquería y nos reímos mientras nos convidan unos mates. Les retruco que llego a esta hora porque salgo a las doce y media de la noche del trabajo y tengo viaje, aunque admito que soy dormilón y que no sé organizarme.
Ellos ya tienen sus stands armados. En el de Nico, hay una estatua pequeña de una sirena y caracoles. Sus libros de la trilogía El Renacer tratan sobre una sirena, Marina, que viaja de la Atlantis hasta la Lucila del Mar para buscar a su alma gemela y termina envuelta en una guerra fantástica.
El stand de Alan tiene unas estatuitas de calaveras y unos amigurumis de Cthulhu tejidos al crochet, unas ternuritas siniestras. Quedan muy bien con su libro de cuentos de terror, Skrik, donde hay asesinos, monstruos ancestrales, futuros distópicos, vampiros y mucha, mucha sangre.
Chuli me ayuda a armar el stand, mientras Alan me trae unas cosas que encontró en Banfield y que pueden ir bien para decorar. Mis primeras veces en eventos fueron un desastre; traía solo mis libros y un mantel multicolor que no tenía nada que ver.

Pongo la tela negra sobre la tabla, cuidando que cubra los caballetes que están debajo. Acomodo un póster plastificado de la tapa de Cuentos del Multiverso en un atril, desparramo los libros sobre la mesa. Ubico lo que me dio Alan: unas velas eléctricas, con una luz que va cambiando de color; unas gemas de plástico muy copadas, que para mí son estrellas, pero que todos van a ver como las que pertenecen al Guantelete del Infinito. También pongo una pirámide violeta y plateada de orgonita que conseguí en una feria hippie y que queda re flashera.
Al final, los señaladores que mandé a diseñar con la tapa de Cuentos del Multiverso y de los libros que publiqué en Wattpad.
Chuli y yo nos sentamos y charlamos con los chicos, mientras esperamos que llegue la gente. Calculamos si vamos a vender mucho, si no, si nos vamos a divertir, chusmeamos, tomamos mate, comemos galletitas. Por suerte no tengo que preocuparme por recaudar para pagar el stand, porque el espacio nos lo ofrece la municipalidad de Avellaneda.
Con Nico nos acordamos del viaje que hicimos a Corrientes, hace casi un mes. El gobierno de esa provincia nos invitó a la Feria Provincial del Libro con Natalia Hatt en nuestro carácter de autores independientes y nos hacemos los cancheros mientras Alan nos bardea.

Es muy loco estar así con Nico; ya somos amigos. Pensar que unos años atrás lo fui a conocer cuando me gané su libro en un sorteo y ahí descubrí la movida de los autores independientes. Nico, Fercha Bertonatti y Vane O’ Toole, que publican la saga Aquelarre, son los escritores que más admiro. Empezaron junto a un grupo que fundó el colectivo ELFA (Escritores de Literatura Fantástica Argentina).
En 2015 les hice una nota para Avatares, y gracias a su ánimo y su ejemplo me atreví a publicar mi libro. Me ayudaron a venderlo en la Comic Con, en la Faerie Fantasy y en muchas otras ferias, donde me presentaron a Alan, a Leonor, a Caro, a Mariana, Claudio… Me enseñaron muchísimo y nos hicimos amigos.
La gente tarda en llegar y una vez que lo hace da vueltas y vueltas, mirando. Pregunta, pero no compra. Cuando me aburro me voy a ver los demás puestos. Saludo a Diego Furbatto, que es un crack. Es experto en ferias, tiene un stand re copado con una estatua de un dragón y una armadura con espada, reproducciones de escudos y el mapa de una Patagonia épica y medieval que salió de su imaginación y plasmó en las Crónicas de Koon Epolenk. Nos saludamos con la buena onda de siempre. También le doy un abrazo a Cristian, que vino con su libro En Tiempo Voraz y nos hacemos chistes.
Chuli me llama y vuelvo rápido a mi stand porque vinieron a averiguar sobre mi libro. En el transcurso de ese día no vendo nada, pero los interesados prometen regresar. Y cumplen. Vendo varios libros el sábado y más el domingo. Ocho en total. Para mí es un golazo.

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marta rosa mutti

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