Dossier
 

Andrea Francescutti - Bailás conmigo -

1. ABELARDO CASTILLO

-¿Se puede hablar del cuento argentino como una entidad reconocible?

-Sí. Yo creo que no sólo se puede, sino que se debe. La literatura argentina arranca con un cuento: El matadero, de Esteban Echeverría. Y si leés con atención Facundo, de Sarmiento, te das cuenta de que varios de los mejores momentos son narraciones cuentísticas. No ha habido escritores argentinos importantes que no hayan sido cuentistas. Leopoldo Lugones, como prosista, es autor de un libro de cuentos memorable como Las fuerzas extrañas. Es el fundador de una corriente del cuento nacional previa a la obra de Horacio Quiroga. Quiroga es esencialmente un cuentista. ¿Pero Cortázar qué es? ¿Y Borges? Toda obra de ficción de Borges está basada en el cuento. A menos que aceptes que era sólo poeta.

-Alguna vez usted dijo que escribir es una fatalidad... ¿Hoy lo sigue sosteniendo?

-En algún sentido, sí. En la medida en que cuando sentís por primera vez la necesidad de escribir, lo sentís como algo irrevocable. Para algunos, escribir puede ser un hobby. Es decir, cada vez que uno hace una afirmación general acerca de literatura o de lo que sea, en realidad está hablando de sí mismo. Para mí, dibujar o pintar puede ser un hobby, un entretenimiento; para Carlos Alonso, una fatalidad, una elección.

2. ALICIA STEIMBERG

-¿La actitud ante la escritura cambió algo?

-No mucho. Tal vez ahora me interesa más concretamente la escritura. Antes pensaba más en "voy a contar esto, lo otro", lo que pasó; pensaba en si la gente se daría cuenta de que lo que cuento se refiere a algo que es verdad. Nada de eso me interesa ahora. Lo único que me interesa es la escritura. Y eso me hace perder de todo lo que pasa. No me importa si se mueren o no se mueren los personajes. Antes yo sufría si se morían. Me habían gustado y se morían. No podía salirme de la historia y mirar objetivamente lo que estaba haciendo. Ahora sí, y no puedo hacerlo de otra manera.

3. JUAN VILLORO

-¿Qué lo inspira? ¿Cuándo y por qué siente que debe contar una cierta historia?

-Todo llega como una fotografía: dos o tres personajes reunidos en una situación que me intriga. ¿Qué pasó antes, qué pasará después? Entre la foto y el revelado pueden pasar días o años.

-¿Cómo es usted en el momento de la escritura? ¿Qué hábitos o cábalas ha desarrollado para la famosa lucha contra la página/pantalla en blanco?

-La principal cábala es la misma que la de la atracción erótica: hay que estar en el lugar de los hechos para que ocurra, y lejos del escritorio las ideas me sirven de poco. Aparte de tener un horario de trabajo bastante rígido, juego mucho con mis llaves. No puedo escribir si no agito un llavero. Esto desvía las ideas en forma imprevista. Leí que el zen utiliza técnicas parecidas, pero lo mío es menos trascendente: la meditación de un cerrajero.

-En sus cuentos hay fondo y figura. En ese fondo, hay ciudades que pintan sus cuentos...

-Nací en la ciudad de México en 1956 cuando tenía cuatro millones de habitantes; y hoy tiene entre dieciséis y dieciocho, ni siquiera sabemos cuántos somos. ¿Es que acaso tiene sentido la ciudad de México? Vivir allí obliga, todos los días, a preguntarte por el espacio que recorres; o sea, no lo puedes dar por sentado, primero porque está cambiando; y segundo, porque hay algo irracional en vivir allí. Hay algo irracional en hacer travesías de dos, tres horas, en vivir en ese estado de excitación, positiva o negativa, permanente, con una circulación de emociones que se parece, por momentos, positivamente al carnaval; por momentos, negativamente al apocalipsis, y casi siempre, a una mezcla de las dos cosas: al carnaval en el apocalipsis.

4. ALICE MUNRO

-Lo primero que llama la atención al leerla es la complejidad de los temas que despliega detrás de una prosa aparentemente simple ¿es eso a propósito?

-Escribo sin pensar si hay un tema de fondo, pero sé que una idea sólo me interesa si tiene alguna complejidad moral, si tiene varias aristas. No es que me guste crear personajes que estén reflexionando sobre problemas morales, pero sí marcar cómo de las decisiones que uno toma, de las rutas que se elige, uno se puede arrepentir tiempo después. Al mismo tiempo pienso que hay momentos en la vida en los que hay que ser egoísta a un grado tal que, luego, de mayor, uno pueda condenarlo. De eso se trata ser humano.

 

 

5. PABLO DE SANTIS

-¿Qué importancia tienen los instrumentos en la trama?

-Los instrumentos importan en la medida en que refuerzan los rasgos de los héroes. Para mí es fundamental la lupa de los detectives como emblema de un nuevo tipo de héroe. En la novela de aventuras lo que aparece es otro instrumento de visión pero que trabaja a la distancia, como el catalejo. La lupa, en cambio, es un instrumento de lectura, así como el detective lee el detalle, el lector lee las pistas que el autor le brinda. Se trata de ver la verdad en lo menos evidente, en lo marginal, lo que está escondido.

-Ya que los detalles son importantes dentro del género policial para que no haya errores en la historia, ¿investiga antes de ponerse a escribir?

-Algunas cosas sí. Si es una historia de época para no cometer anacronismos que a veces son difíciles de evitar en la vida cotidiana, como qué objetos había en la época o no. Por ejemplo tengo una novela que trascurre en la época de Voltaire ("El calígrafo de Voltaire") y ahí hay que ver hasta las cosas más tontas. Uno dice "tomó un lápiz", pero ¿existían los lápices en esa época? ¿Las lámparas cómo se encendían? ¿Existían los fósforos? Entonces por eso sí conviene saber un poco de la época para no cometer errores.

6. LILIANA BODOC

-¿Cómo manejás tus estados de ánimos en relación con la escritura?

-En general intento que me sirvan y los pongo en función de la ficción. En la novela, hay cosas de mi vida cotidiana. Me interesa mucho la observación de las acciones físicas, descubrir cómo se realiza una acción física, como y con qué ritmo reaccionás ante determinado estímulo. Hago observaciones del prójimo, esto debe venirme del teatro. Pero es muy útil para la verosimilitud de los personajes.

-¿Siempre escribís?

-Es muy difícil que pase un día entero sin escribir. Me hace bien hacerlo. Escribo intentando poner allí mi pensamiento y mis convicciones al servicio de la literatura. Y no al revés. Verdaderamente, escribo porque siento que es lo mejor que sé hacer. Y siento también que es mi manera de participar en la protesta frente a tanta injusticia y tanto horror. La literatura es mucho más poderosa que el panfleto.

7. LEOPOLDO BRIZUELA

Experiencia y tradición oral

-Creo que toda ficción parte de algo que no es verbal, una experiencia. Una experiencia de algo que uno ve. Por lo tanto, es una experiencia en la que hay varios participantes, además de uno. Está lo visto y el ojo. Esto que puede ser una descripción de cualquier tipo de percepción, en el caso de la ficción tiene la particularidad de que eso que uno ve no puede ser significado, tiene algo extraño que ninguna palabra que posee le alcanza, ninguna de las palabras que posee le puede explicar.
Uno ve algo raro y, para tratar de explicarse, inventa una historia. En esa imagen que vos ves hay una promesa, algo que promete dar sentido a lo que te pasa, y al darle sentido promete aliviar lo que te pasa.
Mi tono es el tono del contador de historias, el tono en el que estamos acá hablando. En mi familia, en la familia de mi madre y de mi padre no accedían a la escritura, ni tampoco casi a la lectura, y hay una gran costumbre de contar oralmente. Y ése es el tono: un tono popular -en el sentido complejo de la palabra- y oral."

8. CARMEN POSADAS

-¿Qué diferencias hay entre escribir cuentos para el público adulto y el público infantil?

-En general, el público infantil es bastante más difícil. En el sentido de que a los niños o les gusta un libro o, directamente, lo tiran. En cambio, los mayores igual se leen el Ulises porque les han dicho que es maravilloso y que uno es idiota si no consigue acabarlo, pero en literatura infantil tienes que adaptarte mucho más al lector y, por otro lado, es más agradecido porque también sabes cuando realmente has conectado. ¿Qué cómo se hace? Bueno pues cuando uno escribe para niños tienes que buscar el niño que has sido ¿no? y acordarte de qué era lo que te hacía reír, lo que te hacía asustarte y todo eso. Y, en cambio, cuando eres mayor lo que haces es retratar lo que ves.

-Entonces, ¿se basa en la experiencia diaria a la hora de escribir?

-Claro, en la experiencia o bien en lo que uno ha querido vivir y no ha podido.

Andrea Francescutti - Recuerdo Sonoro -

Fuentes: Revista Ñ. Diario Clarín. ADN Cultura Diario La Nación. Diario Página 12. Web : imaginaria.com.ar/ Audiobiblioteca del gobierno de la ciudad de buenos aires/ mujeractual.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Intervista / por Carina Castelluccio