Dossier
 

Joan Miró - Caracol, mujer, flor, estrella -

Un cruce artístico perfecto

"Expiación, deseo y pecado" es una producción cinematográfica basada en la célebre novela del escritor Ian McEwan publicada en el año 2001.
La acción en el film, comienza un caluroso día de verano de 1935 en la mansión Tallis, una familia que vivía al mejor estilo victoriano. Bajo el fantasma inminente de la Segunda Guerra Mundial, la inmadura Briony Tallis parece muy preocupada por su futura carrera de escritora. La niña de trece años, que poseía una imaginación con determinada conveniencia, será testigo de una serie de acontecimientos que su edad y su fabulación, le harán malinterpretar. Esto la llevará a acusar al joven Robbie Turner, hijo de la ama de llaves, de un crimen que no ha cometido, marcando así trágicamente la vida de él y de la mujer que ama: Cecilia Tallis, hecho que la sumergirá en la desdicha.

El título de esta obra maestra remite a la culpa que pone de manifiesto el no poder expresar el deseo - pasión, por el amado de su hermana, por el que comete el pecado de mentir, disfrazando una verdad que casi al fin de su infortunada vida develará, como una expiación.

 

 

En la secuencia de escenas del film el espectador puede apreciar la presencia de recursos literarios llevados a la imagen debido a que los realizadores se ocuparon de adaptar la novela aprovechando la riqueza que otorga la literatura. El nítido reflejo de esto es, el hecho de que la película es un gran racconto, es decir, un recuerdo extenso, que presenta quiebres en la línea del tiempo. Un ejemplo es el recurso llamado flash back (una ida breve al pasado) que se utiliza en varias escenas. Una de ellas se sitúa en una fuente ubicada en el jardín de la mansión, en la cual gracias a esta técnica el espectador puede descubrir la verdad acerca de lo sucedido. Otro recurso importante es la atomización de significados a través del uso de la elipsis (frase acotada de peso y significado en el texto), lo comprobamos al escuchar varias veces a la protagonista femenina decir: "Come back, come back to me" (Regresa, regresa a mi).

Además, a medida que la historia avanza nos da pistas y avances, uno de ellos es la conversación provocativa que mantienen Marshall y una joven que estaba de visita en la mansión; así como la onomatopeya, presente en el golpe de las teclas de la máquina de escribir de Briony, donde cada sonido marca un tiempo y huella en la vida de cada protagonista, por ende señala el rumbo del destino.

De esta forma arribamos a un final cerrado que se ha ido enhebrando en una atmósfera tensa, que se percibe como un vaho asfixiante, casi hasta en el último minuto de la película. Lo que nos deja inmersos en un cúmulo de reflexiones acerca de qué o quién maneja los hilos de la vida. Sensación, pensamientos, imagen, idas y vueltas. Acciones, roles y una historia que desde una página levanta sus recursos, técnicas y estilo para hacerlo respirar en la luz de una gran pantalla; como conclusión un excelente cruce entre literatura

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Literatura y cine / por Florencia Luz Muñoz