Apuntes Literarios
 

 

Para aquellos peatones del arte ajenos al fútbol, la conciliación entre letras y estadios abarrotados de excesos pasionales podría tratarse de la más alocada utopía. Para reforzar este argumento es necesario aclarar que durante décadas, el ambiente intelectual latinoamericano consideró, sin profundizar en aristas, que el fútbol era sencillamente “el opio de los pueblos”, es decir; una suerte de circo romano donde los ciudadanos lograban evadirse de sus problemas cotidianos y exacerbar sus instintos más violentos y primitivos. Hasta el propio Borges subrayó irónicamente que no comprendía un juego en el cual 22 tipos se peleaban por tener un balón cuando podrían darle uno a cada uno.
Con el desarrollo y la aceptación masiva de la sociología y la psicología, estos ámbitos que parecían tan distantes lograron acercarse para condimentar un cóctel singular. Algunos escritores llegaron a la conclusión que el fútbol, lejos de ser una isla, es un perfecto espejo fragmentado de la vida y la sociedad toda; un abanico que ventila emociones y miserias, negocios y poder, política y dinero. El aporte de algunos literatos admirables y otros ilustres desconocidos terminó por sellar el pacto.
Jorge Valdano, ex – futbolista argentino devenido en periodista y manager, recopiló varios relatos que regaron de letras el fértil terreno del imaginario popular en el libro “Cuentos de Fútbol”. Allí el uruguayo Mario Benedetti entremezcla la candidez y la tragedia cotidiana en “El césped” mientras su coterráneo Eduardo Galeano describe magistralmente la paradojal tarea de impartir justicia en “El árbitro”. Galeano incursionó de lleno en este popular deporte al editar “El fútbol a sol y a sombra”, donde pormenoriza en pequeñas historias cargadas de poesía y crítica social las felices y lamentables coincidencias que hay entre el campo de juego y su mundo externo.
Entre otros reconocidos amantes de las letras y el fútbol rioplatense no deben quedar de lado Osvaldo Soriano con sus “Memorias del Mister Peregrino Fernández” transitando en la piel de un director técnico un tanto frustrado los pequeños universos del sur argentino o el humorista rosarino, Roberto Fontanarrosa, quien con “Puro Fútbol” o la novela “El área 18” profundiza intensamente en personajes cargados de ternura, dolor, ironía y la idiosincrasia barrial como sello indeleble.
En la lista de ilustres desconocidos dicen presente Eduardo Sacheri, autor de los libros de cuentos “Esperándolo a Tito” y “Lo raro empezó después” creando una fiel radiografía de la identidad porteña, la amistad y el honor con el fútbol como excusa; y el maestro y escritor Roberto Santoro, desaparecido durante la dictadura militar que azotó a Argentina durante la década del 70, quien recopiló a través de “Literatura de la Pelota”, un conjunto de análisis, opiniones y grageas de figuras de la cultura como Roberto Arlt, Baldomero Fernández Moreno, Leopoldo Marechal, Enrique Pichón Riviere, Florencio Escardó o Enrique Gonzalez Tuñón, entre otros.
Sería injusto dejar fuera del equipo a hombres de la talla de Augusto Roa Bastos con su exquisito relato del ídolo Goyo Luna quien dejó literalmente la vida por sus colores en “El crack” o la creatividad de Alejandro Dolina y su recuerdo de aquel relator que inventaba partidos llenos de emoción a pedido de sus oyentes en “Crónicas del Ángel Gris”.
En los últimos tiempos, el fenómeno del “género fútbol” ha crecido tanto que surgió en Buenos Aires una editorial dedicada específicamente a esta temática. Son ya mas de siete los títulos publicados por Ediciones Al Arco. Otro hecho para destacar es la iniciativa de la Secretaría de Cultura, que repartirá copias de diversos cuentos de fútbol en los distintos estadios de primera y segunda división hasta el final del campeonato.
La sinuosa comunión entre fútbol y literatura está reforzando su camino, gracias al aporte de aquellos que entendieron que la cultura debe ser participativa, además de herramienta de crítica y reflejo de la realidad. Y es allí, en esa caprichosa y cambiante realidad, donde navega como un fenómeno inmensamente popular, el inagotable campo de fútbol con sus historias rodando.


Fútbol y Literatura. La cultura rodando por un campo inagotable - por Adrián Merel