Apuntes Literarios
 

La tragedia considerada uno de los puntos culminantes de la creación del espíritu humano, es uno de los tantos legados griegos fundamentales para nuestra cultura. La tragedia expone en forma teórica, y como una verdadera obra de arte, preguntas y respuestas. Por ello, se puede decir, que expresa a la filosofía en una forma poética y busca simbolizar el destino del hombre. Lo que supone comprender que la literatura y el pensamiento del ser guardan cierto grado de comunión. La tragedia no es una maravilla desgajada de su contexto histórico, es un género literario aventajado por la épica y la lírica, fenómenos que trajeron, como consecuencia, a la tragedia.
La Épica es la narración en verso de las hazañas de los dioses y héroes, en un momento no histórico, pero que el escritor inserta en forma poética en la historia. Los poemas épicos más importantes se crearon entre los S. X y S. VII a. C. y recién fueron escritos en el S. VI a. C. entre ellos cabe destacar: La Ilíada y La Odisea y su tema: el mito. Con un surgimiento posterior a la épica y durante los S. VII y VI a. C., aparece La Lírica, en ella los poemas eran recitados o cantados por los poetas, acompañados por el sonar de una lira1. Como rasgo particular de este género, cabe destacar la aparición de la subjetividad: el yo del intérprete, el yo del autor. A continuación, siguiendo la cronología, nace el teatro en sus tres formas posibles: la tragedia, la comedia y el drama trágico. Pero, en esta ocasión, nos va a interesar La Tragedia. Surge como forma plena en Grecia, durante el s. V a. C., ergo, su amanecer se da en las postrimerías del s. VII, su desarrollo en el s. VI y su madurez a comienzos del s. V. a. C. Para lograr esta plenitud no solo bastó que la precedieran dos grandes géneros literarios, también, hicieron falta grandes cambios económicos y culturales, tales como la democracia: factor político y cultural fundamental para la constitución de la tragedia. En la Grecia democrática, el ciudadano participaba directamente en las cosas públicas, sin representación. Es una democracia realmente popular, no se necesitan representantes. Las decisiones políticas se tomaban a mano alzada en la asamblea. Estos ciudadanos disfrutaban dos inmunidades de la época: la isonomía, que es la igualdad ante la ley y la isegoría, que refiere a la libertad de todos a hacerse oír. Sólo en este contexto, donde hay igualdad ante la ley, igualdad para hacerse escuchar, se hace posible la aparición de la tragedia, ya que en ella se ponen en cuestión y se problematizan, todos los valores individuales y sociales de la comunidad, en forma pública y sin restricciones. En la tragedia aparece un nuevo relato, una nueva manera de abordar la narración de un mito. Los héroes son los protagonistas de la tragedia, pero ya no son modelos inmutables de perfección, aquí estarán puestos en duda por el poeta. La sociedad ateniense se encuentra en una importante transición cultural, comienza a rechazar los modelos del héroe de la épica en cuanto a sus prácticas sociales, sus formas de religión, su comportamiento político y sus valores individuales. Entonces la tragedia no puede desligarse del teatro, la política y de una literatura que versa sobre la existencia humana. Pues es producto de intelectuales del régimen democrático que propagandizan esta nueva manera de organizar la sociedad. El contexto donde se realizaban las representaciones trágicas es un claro ejemplo de lo que estos intelectuales buscaban extender. La gente no iba simplemente al teatro para ver una tragedia, sino que éstas se daban en torno a las Grandes Dionisias o Dionisias Urbanas. Las mismas eran festividades religiosas en honor al dios Dionisio, duraban seis días y los últimos tres eran dedicados a las representaciones trágicas. Lo fundamental y remarcable en todo esto es entender porqué la tragedia aparece en el contexto de las fiestas en honor a Dionisio, por lo tanto: ¿Por qué Dionisio? Y ¿Por qué en su fiesta? Para comenzar debemos tener en cuenta que Dionisio pertenece a la religión marginal o popular y opuesta a la religión oficial. En lo esencial, es un dios que representa la naturaleza: vida, muerte, renacimiento; el eterno fluir que tiende a repetirse siempre. Este imperecedero fluir que simboliza, desconoce limitaciones, pues, acaba con todas las fronteras establecidas por la cultura y la naturaleza misma. Es un dios que no entiende de diferencias, dios de la ambigüedad que borra las restricciones. ¿Qué es lo que hace desaparecer? Todas las diferencias posibles: entre el hombre y el animal, varón y mujer, entre estar en sí y fuera de sí. Todos los límites se borran y se manifiesta folclóricamente en el éxtasis Dionisíaco, la enajenación, el salir de uno mismo y ser otro, o dejar que el otro posea a uno. Hasta el mismo dios sale de sí y termina poseyendo por completo a los que participan del ritual, convirtiéndose en un otro. Lo mismo que hace un actor en escena, sale de sí para ser otro, pues, lo que la tragedia pone en escena tiene que ver con lo que Dionisio representa. Dijimos que, Dionisio es el eterno fluir de la naturaleza, la unión del hombre con lo sagrado, por otro lado, borra las diferencias, es el dios de la alteridad, representa lo otro y la irrupción de esto otro dentro de lo uno; saber que somos lo que creemos habitualmente y también aquello que está afuera. Todas estas manifestaciones, se representan por medio de la enajenación del actor con una máscara y en la escena. Dionisio es el único dios que en las representaciones iconográficas mira al frente y, hasta a veces, con una máscara. Pero es una máscara que por un lado oculta y por otro muestra, como la de los actores de la tragedia. Nos muestra que somos humanos y podemos ser divinos, que vivimos, morimos y volvemos a nacer, un eterno fluir; en el que podemos ser mortales, o estar poseídos, y ser dioses. Todo esto hará un quiebre con los valores existentes en Grecia. Valores culturales y religiosos que hablan sobre un orden equilibrado, con principio y fin, que prioriza la armonía y donde es una aberración que un ser humano sea un dios. Este choque cultural es lo trágico.
¿Y bien qué es una tragedia y qué características tiene? Primeramente, la tragedia no representa lo mismo que hoy ir al teatro o al cine, en la Grecia antigua ver la representación trágica era momento reflexivo y educativo. Por lo tanto todo aquello que está puesto problematizado en la tragedia, es una crítica, por un lado hacia lo humano mismo y por otro, hacia lo político-cultural. Cuando me refiero a la crítica hacia lo humano mismo hablo de cuando nos preguntamos por el hombre, por su esencia y por su destino. Lo cual denominaremos existencialismo: la pregunta o duda por el sentido de la existencia humana. Dentro de la tragedia el existencialismo tendrá una connotación de sufrimiento, pues el héroe será el que se pregunta por su destino y este, en la tragedia, esta lleno de avatares malignos, entonces se pregunta: ¿Por qué sufre? Es plausible entender este sufrimiento, del héroe trágico, en la doble brecha que lo aleja, a él y al hombre en general, de la realidad. Por un lado, el hombre está separado de la naturaleza propia, de hecho, el hombre se separa de la naturaleza para ingresar en la cultura. Pero –para los poetas- la naturaleza tira del héroe, desde su adentro y se presenta dentro de la vida civilizada amenazándolo con destruirla. Son fuerzas oscuras que están dentro del ser cultural, este es el primer ámbito de donde el hombre o héroe se siente alejado y a la vez amenazado. El segundo ámbito de donde el hombre se siente separado es aquel que esta mas allá de su comprensión, podríamos decir lo supremo humano o lo divino. Pues todas esas fuerzas que se representan como poderosas, ajenas y sumamente separadas, son de gran incidencia en el hombre de la Grecia antigua y obviamente en el héroe trágico. Las preguntas que genera esta doble brecha y el intento de dar respuesta se ven en diferentes formas de cultura, como bien puede ser la filosofía o el arte. Mas, la tragedia-como culturalno es ajena a este intento de dar respuesta, ella como forma artística pretende, por medio de una acción simbólica, representar el sufrimiento. El sufrimiento del hombre tironeado entre la naturaleza y los dioses. En conclusión, la tragedia no es un mero fenómeno cultural o un simple género literario, sí es un instrumento reflexivo y educativo. Es una yuxtaposición entre los valores heredados y los valores nuevos. Se gesta gracias a la aparición de la democracia, y de valores intrínsecos como la libre expresión y la libertad y fija su templo en la literatura.

Cuenta cómo Ulises, siguiendo lo
Que le mandó Circe, bajó al infierno,
Y oyó a Tiresias el adivino lo que
Le había de suceder a él y a sus
Compañeros. Y los caballeros y
Señoras que vio en el infierno:
Y a su madre, y a algunos de los
Que murieron sobre Troya; y las
Penas que se daban en el infierno.

ODISEA LIB. XII 144-148


Y bien... ¿Qué es una Tragedia? - por Ana Pipia (Estudiante de filosofía de la UBA)