Dossier
 

Pintores del Bicentenario

La actividad pictórica durante el proceso de la Independencia en nuestro país, se basó fundamentalmente en el retrato y las escenas de costumbres.
La época de Rosas coincide con el Romanticismo literario en el Río de la Plata. Sale a luz Facundo de Sarmiento, "El Matadero", "La Cautiva" de Esteban Echeverría, especialmente en este poema se inspiró el pintor Rugendas. El prestigio de la época, impulsa a pintores extranjeros a viajar a América del Sur. En Buenos Aires residían muchos, entre ellos: Palliere (1823-1887), Manzini (1797-1888).
Mauricio Rugendas, atraído por nuestros paisajes y personajes, pintó escenas sociales y físicas de los lugares que visitó. Despertó su imaginación los asaltos indígenas a las poblaciones blancas y los raptos de mujeres.

De Juan Mauricio Rugendas. Descripción: "El Rapto", 1848. Óleo sobre tela 80 x 100 cm. Escena costumbrista de gran violencia. Representa al indio, con gran fuerza, sostiene la lanza, es la furia contenida. Antítesis El galope del caballo sostenido en el aire da más realismo y fuerza a la acción. El perro participa en el rapto, atacando.

Prilidiano Pueyrredón

Nació en 1823 en San Isidro, Buenos Aires y murió en las Barrancas del Socorro. Hijo de Juan Martín de Pueyrredón, quien fuera un importante personaje en nuestra historia, como precursor de la independencia. Pintor, arquitecto, ingeniero y urbanista, muy notable en el siglo XIX. De sus viajes a Europa trajo costumbres francesas que se veían acá escandalosas. Convivía con su criada en la quinta de San Isidro, modelo de sus desnudos en las obras: "El baño", "La siesta". Conocedor del campo y del gaucho, hizo obras maravillosas, escenas en formato apaisado. Buscó perpetuar las tradiciones de nuestra tierra, nos lo demuestra en los retratos de su padre, el de Manuelita Rosas, en los paisajes ribereños de San Isidro, San Fernando, Tigre.

Los viajes largos agotaban a las mujeres. Paraban para tomar un descanso. Una de ellas es abrazada por la sombra del ombú, entre sus manos sostiene un mate. Símbolo de amistad. Un gaucho con sumo respeto se le acerca, tocándose el sombrero, bajo un cielo claro. En el horizonte los pastizales pampeanos. En sus obras costumbristas el ombú es el elemento reiterativo.

"Un alto en el campo", 1861. Óleo sobre tela, 75,5 x 166,5 cm. Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires

Eduardo Sívori

Nació en Buenos Aires en 1847 y murió en 1918. Fue uno de los fundadores de la sociedad estímulo de Bellas Artes en nuestra provincia. Dirigió la Academia Nacional. Sus obras se acercan al Impresionismo sobre todo en sus paisajes pampeanos. En 1886 pinta "El despertar de la criada" que envía al salón parisiense y escandalizó a Buenos Aires.

"El despertar de la criada", 1886. Óleo sobre tela 198x131 cm. Causó rechazo y discusión, la representación del desnudo femenino. Una criada se levanta de la cama y se está por cambiar. Es una figura muy sensual, los claroscuros dan las formas. No se vio esa sensualidad cuando su pintor la presentó en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, lo tomaron como una pornografía.

El Fauvismo

A partir del año 1905 surgen movimientos conocidos como Primeras Vanguardias.
Mientras que en Francia nace el Fauvismo, en Alemania es el Expresionismo.
El nacimiento del Cubismo es en París y el Futurismo Italiano que tiene conexión con el anterior, nace en 1909.

El Fauvismo, de escasa duración, del 1905 al 1908, lo inicia Henri Matisse.
El Salón de Otoño de 1905, celebra con pinturas de mucha luz y se reserva un lugar para un grupo de pintores encabezados por Matisse, Derain y Vlaminck, que muy orgullosos exponen obras con gamas cromáticas estridentes y agresivas, hasta tal punto que de allí lo denominaron como el grupo de los fauves que significa "las fieras".
La característica sobresaliente es la exageración del color dentro de una representación figurativa sin perspectiva.
En la búsqueda tan marcada de los colores primarios, secundarios, complementarios, se olvidan del modelado, del claroscuro.
La perspectiva es marcada con toques rápidos y fuertes, con trazos discontinuos.
Los fauves utilizan un cromatismo antinatural. Colocan colores diferentes a los reales y buscan la expresión con un rostro azul, verde. El color es el protagonista de la pintura, no la composición, no el orden.
Las principales influencias provienen de Paul Gaugin y buscan marcar las ideas de Nietzsche.
Estas obras no podían clasificarse dentro de ninguna de las ya existentes, las describían como un trabajo singular, poco convincente. Otros artistas importantes fueron: Albert Marquet, Henry Manguin, Jean Puy, entre otros.

"La habitación roja" de Matisse:
El artista cambió el color real por el rojo a fin de dar intensidad y fuerza a la escena. Levanta la expresión de la señora que está como muy triste arreglando la mesa a la vez que los arabescos del mantel crean una solidez más convincente.

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Ser en el tiempo

Cuando los tiempos aparecen con nubes que son atmósferas parciales, con las formas
de los días primeros crecidos con sol y luna, mi ahora los sintetiza con imágenes claras de colores. Sí, son los colores que me han seguido desde que tengo uso de razón, desde el día en que tomé un lápiz y las primeras palabras escritas empezaron a "Ver" un mundo nuevo
El mundo nuevo revelado con los colores primarios, imágenes que me rodeaban corpóreas, vivas y silenciosas. Caminaba entonces con mis pies pequeños sobre el césped en los días de lluvia y el olor bello de la tierra mojada, en las barrancas de Vicente López daba formas de color y asombro que buscaban ser plasmadas. Las flores de mi jardín que son mi pasión, - llevo el nombre de flor azul elegido por mi abuela materna - violetas, rosas y aquellos perfumes de jazmín navideño me acompañaron hasta el ahora.
¿Me preguntan cómo nació este amor profundo por la pintura? Fue así, no sé ni cómo ni cuándo, pero sí sé, que en ésta vida terrena mi existencia fue un sentir las formas, el color, las imágenes, la Música, la Poesía, como el hilo conductor de la mano señalada por Dios.
Cómo hablaré del presente. Diré entonces que la elección fundamental de este transitar un mandato sin interrupción en la decisión elegida: Soy Pintora. Mujer plena, hoy, que no pierde a la que sueña con el camino de la creación, que transita senderos difíciles con voluntad implacable.
¿Cuál es mi pintura? No podría definirlo, sólo sé que es la mía, aquella que sale del corazón batiente en trasmutación con la Luz. Y está llena de música, la excelsa de las Artes, juega en mis obras permanentes designios.
Creo que para romper el silencio debe hacerse con una palabra maravillosa y esa palabra es la que pinto. Mi silencio pintado y dibujado requiere una labor de selección rigurosa, cuando las notas del color componen arpegios y acordes, se alza la música desde el lienzo y recién entonces realizo una serie, es decir obras que componen una idea.
La Literatura y la Poesía en particular, concentran la emoción y los sentimientos encarnándose sobre el papel, idéntica simetría reúnen los trazos que dejo en la tela. Contornos, colores hasta que desfilan las series de personajes particulares que he compuesto, casi sin percibirlo.
Allí está el Encuentro… y el trabajo culmina en el regocijo del Ser, que haya un espacio casi infinito, porque creo, al ver una obra cuando la concluyo, que he podido: ser en el tiempo.
Pintar, como decirlo; ¿un secreto invisible? ¿Ser la memoria un tiempo que fui?...que es, ¿o qué será?


Pintores del Bicentenario / por Julia Mansi

Ser en el tiempo / por Iris Perturic Burcio - Artísta Plástica