Apuntes literarios
 

 

Este poemita que A.M. Garibay incluye en su Historia de la Literatura Náhuatl (México, l953) contiene, en su brevedad, gran parte de la esencia de la poesía que nos llegó en esa lengua. Esto es así porque en estos pocos versos se sintetizan algunas características generales de dicha poesía.
Flor y Canto (in xóchitl- in cuicatl era una expresión disfrásica empleada por los poetas, en la que confluía un solo concepto, el de canto, poema). Eso, Flor y Canto como manifestación de la divinidad es la expresión poética que más corrientemente nos ha llegado a través de las diversas formas de escritura existentes en Mesoamérica a la llegada de los españoles, ya sea pictográfica, o mediante ideogramas o fonogramas.
Según el citado autor, es posible que, en lengua náhuatl se hayan conservado “... obras poéticas de pueblos anteriores o extraños a esta cultura, cuyos orígenes a veces pueden rastrearse, otras, no.”
Sabemos, si, que los Toltecas conocían la escritura y el grabado, los Mixtecas, el papel y la escritura, Zapotecas y Totonecas no ignoraban estas tecnologías.
Estas escrituras se realizaban, según el caso, en distintos materiales, piedra, madera, murales de yeso, hojas de papel amate o piel de venado. En estos últimos se elaboraban los códices, libros que pintaban los “tlacuilos” (escribas, pintores) y los más comunes fueron los “amoxtli” (libro - biombo foliado). Estos códices se almacenaban en bibliotecas llamadas “amoxcalli”, famosa fue la de Texcoco.
Cuando Bernal D. Del Castillo describe su paso por Cempoala, recuerda que “Entonces llegamos a varias ciudades en las casas encontramos ídolos... y muchos libros doblados como doblan los españoles la ropa...” (Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España)
Las escrituras icónicas mesoamericanas contenían variada información y, por lo tanto se organizaban en diferentes géneros, empleándose el término náhuatI “tIacuilIoli “ (lo que produce el pintor - escriba) para denominarlos en general cuyas raíces se remontan al 1er. Milenio A. C.
Si nos referimos exclusivamente a la poesía, los géneros son múltiples, aunque su cosmovisión los aúna alrededor de la idea de trascendencia. Se diferencian, en primer lugar los poemas épicos* de los líricos**.

*Surgieron de la fusión de mito y realidad y tratan de personajes famosos, fundaciones de ciudades y peregrinaciones de tribus.
**La lírica era recitada, cantada y bailada. Sus caracteres formales más destacados son el uso del paralelismo y el disfrasismo las metáforas cuyos elementos de comparación son las flores, las aves, las piedras preciosas. Se trata de poemas cortos estructurados mediante una 1ª idea (1ª, estrofa) + un Estribillo (2da, estrofa) + una 2da idea (3ª, estrofa) + Estribillo (4ta, estrofa).
Desde el punto de vista de los contenidos, es amplio el espectro, están los “TeocuicatI” (himnos en honor de los dioses), los “XopancuicatI”, (cantos a la vida, a la alegría, la belleza del mundo), los “Xocbicuicatl” (exaltación de la amistad y nobleza humana), los “Iconocuicatl” (que expresan la angustia, la tristeza, las reflexiones sobre la muerte y la fugacidad de la vida).
Esta sola enumeración temática nos indica cuán íntimamente ligadas están en estas manifestaciones, la Poesía con la Filosofía y la idea de divinidad. No debe extrañarnos, entonces, que en muchos casos fueron príncipes - sacerdotes sus autores. Es el caso de Temitotzin, Yoyontzin, entre otros autores, cuyos nombres han llegado a nuestros días.
Volviendo al poema del epígrafe, sirve de ejemplo por su estructura, el uso de metáforas, el disfrasismo y el trasfondo religioso expresado en la idea de que el poeta - sacerdote hace posible el alumbramiento con su Flor - Canto.


La expresión verbal de los pueblos originarios de América III - por Yolanda Peretti (Licenciada en Letras Modernas)