"Se lo vio caminando entre fusiles, / por una calle larga, / salir al campo frío, /
aún con estrellas en la madrugada. / Mataron a Federico / cuando la luz asomaba. /
El pelotón de verdugos / no osó mirarle la cara".
Antonio Machado despedía así en "La muerte en Granada" a otro grande: Federico García Lorca.
Era el 19 de agosto 1936. Asesinaban a uno de los de los más importantes poetas y dramaturgos del siglo XX, una famosa víctima de la guerra civil española. Solamente tenía treinta y ocho años. Fue enterrado en el lugar del crimen aunque nunca se supo el dato exacto de su sepultura.
Lo fusilaron junto con dos banderilleros y un maestro. No tenía actividad partidaria pero sus ideas republicanas no iban bien con el proyecto político que se estaba instaurando en España. Su condición de homosexual, tampoco. Recientemente, se supo que su ejecución también estuvo relacionada con ciertas disputas familiares que hicieron que alguien lo delatara. Lo cierto es que pocos días antes de su asesinato, Federico había regresado de Madrid a Granada, considerada un lugar más seguro. Fue apresado en la casa de la familia de su amigo Luis Rosales y trasladado de noche a un paraje donde las llamadas escuadras negras terminaron con su vida.
Había nacido en 1898 en el pueblo de Fuente Vaqueros en la provincia de Granada en Andalucía, el mismo año que dos otras grandes figuras de la literatura mundial, Ernest Hemingway y Bertolt Brecht. Ya desde las "Primeras Canciones" hasta "La casa de Bernarda Alba" se ve la influencia capital de Andalucía en su obra.
La de Lorca era una España convulsionada que estaba tratando de insertarse en el mundo. Era la época del dadaísmo, el surrealismo, los geometristas, los abstractos. Todas influencias para él aunque siempre despreciara enrolarse en alguna. "Me va molestando un poco mi mito de gitanería. Confunden mi vida y mi carácter. No quiero de ninguna manera eso", repetía cada vez que lo trataban de encasillar. Lorca se veía más bien como un artista completo inspirado en la tradición andaluza en particular, y española, en general. Un tema que se encuentra en todas sus obras dramáticas como "Yerma" o "Bodas de sangre". Los especialistas aseguran que con Federico el lirismo andaluz llega a su cumbre y universalidad. Textos como el Romancero Gitano y el Poema del Cante Jondo dan prueba de eso. Su inmortal Romance del Sonámbulo, por ejemplo, finalizaba así: "Sobre el rostro del aljibe, se mecía la gitana/ Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata/ Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua/ La noche se puso íntima como una pequeña plaza/ Verde que te quiero verde/ Verde viento/ Verdes ramas/ El barco sobre la mar/ Y el caballo en la montaña".
En 1914 empieza a estudiar Derecho y Filosofía y letras en la Universidad de Granada. Paralelamente, con su profesor Martín Domínguez Berrueta viaja por toda España y descubre los tesoros culturales del país. Cinco años después, se traslada a Madrid, donde vivirá hasta 1928. Aquí conoce a poetas del calibre de Juan Ramón Jiménez y al cineasta Luis Buñuel. También se hace íntimo amigo del maestro catalán del surrealismo, Salvador Dalí. Son de este período el "Libro de poemas" y "Mariana Pineda", sus primeras obras en poesía y teatro, respectivamente.
Hacia 1928 crea en Granada la revista literaria "Gallo" que si bien sólo tiene dos números, provocará mucho ruido en el mundo artístico español. De hecho, el segundo número contiene un "Manifesto anti-artístico catalán" firmado por el propio Dalí.
Después de sus estudios en España, viaja por los Estados Unidos. Allí estudia y da conferencias en la Universidad de Columbia en Nueva York. También va a Cuba. Las obras de ese período están reunidas en el libro "Poeta en Nueva York". ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!/ No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,/ a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,/ a tu violencia granate sordomuda en la penumbra, /a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje" (poema Los Negros).
Al volver a España crea el teatro universitario ambulante "La Barraca" con el que montan obras de los grandes maestros españoles (Calderón de la Barca, Cervantes y Lope de Vega) por toda España. Actúan al aire libre, a veces por muy poco dinero o gratis y cumplen con la misión que para Lorca todo artista debe tener: "Yo seré siempre partidario de los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se les niega. En el mundo ya no luchan las fuerzas humanas. Ese concepto del arte por el arte es una cosa que sería cruel si no fuera afortunadamente cursi. Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo. En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas''.
En el verano de 1933, mientras hace una gira con La Barraca, la compañía de Lola Membrives estrena en Buenos Aires Bodas de sangre. Tanto es el éxito de la obra que Membrives y su marido, el empresario Juan Reforzo, lo invitan a venir a la Argentina.
BUENOS AIRES
"El escandalazo que se está armando en Buenos Aires. No paro un instante de corridas, reuniones, visitas con esta gente hospitalaria", dice Federico en una carta a su familia. Se hospeda en el hotel Castelar de la Avenida de Mayo y debe tomar un secretario para atenderle las llamadas. "¡Igual que un ministro!", se burla de sí mismo. Iba a estar un mes y medio y termina por quedarse seis. Aquí Lorca dirige no sólo Bodas de sangre, sino también Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, el Retablillo de don Cristóbal y, al igual que con el grupo La Barraca, dirige una adaptación de La dama boba, de Lope de Vega. Amigos, comidas, consagración. Así son sus meses en Buenos Aires donde termina tomando mate a diario y se encuentra tan a gusto que le cuesta volver.
A partir de este viaje, Lorca adquiere trascendencia internacional. Es admirado, respetado y sus obras pasan a ser representadas en todos los teatros. Paralelamente, el mundo se vuelve cada vez más irrespirable. Desde hace once años Mussolini gobierna en Italia, y en Alemania cae la república de Weimar, con el posterior ascenso de Adolf Hitler al poder. En tanto, España se perfila como un campo de batalla de lo que luego sería la Segunda Guerra Mundial. El 13 de julio 1936, asesinan a José Calvo Sotelo, líder del partido monárquico "Renovación Española". Salta entonces la chispa que enciende la insurrección de una gran parte del ejército. Franco dirige las maniobras que terminarían por matar a la República. Lorca comete el error de huir de Madrid hacia Granada. El 19 de agosto es asesinado y su cuerpo echado en algún barranco de la Sierra Nevada. La guerra civil continuaría tres años, causaría un millón de víctimas y el exilio de miles de españoles. Se estaba cometiendo una grave injusticia con Federico. Una más de tantas. Quizá, tal como dijo Machado, el pelotón de verdugos no osó mirarle la cara.
(Recordando el 70 aniversario del fusilamiento, de Federico, el de España)
Federico
Suena guitarra española,
canta una copla gitana:
"Descansa Federico, ya descansa..."
Logrado tu último suspiro,
enterraron tu cuerpo,
cargado de rojas rosas,
y rojas amapolas,
para que sigas llorando tu dolor de España.
Buscaron hacer tu risa en mueca,
acallar tu voz,
para ver tu pluma seca.
En la fuente de Las Lágrimas,
descansa Federico, ya descansa.
Rosita la Soltera,
sentose a tu piano,
las otras solteras, las de Alba,
La casada infiel, la zapatera,
Yerma, la vieja comadre,
cantan
pero no con lágrimas,
al son de un aire gitano.
despertando a los leones,
en el patio de la Alhambra.
Descansa Federico, ya descansa...
Ellos cuidarán tu pluma,
La fuente, no tiene Lágrimas,
sino, agua nueva nos llega,
que bebe toda la Patria,
impresa en cada poema,
que de tu pluma brotara.
Ríe, ríe Fedrerico,
descansa, ríe y descansa,
al son de un aire gitano,
cantan a coro, lo cantan,
todo lo canta tu España.
Por José Manuel Ortega
Muerte en Granada. Federico García Lorca / por Juan Carlos Antón