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Visión roja y perfume
Por María Elena Castillo, poeta y narradora de Misiones
Tierra de promisión, bendecida por Dios con naturaleza en flor. Zigzagueantes rojos senderos con verdor vegetal y multicolor paisaje con diversidad de aves, inclinación de terrenos cubren tu dimensión total.
Hay cielo blanco y celeste y un amarillo naranja que brilla en tu extensión.
“Claridad que desvanece
se adormece entre los campos.
Vuelo lánguido de pájaros
sin murmullo de cantares
fragancia de flor silvestre
aprisionada en los pastos”
¨Tupá, genio del bien
dio vigor al Iguazú,
en su camino ubicó
altos recortes rocosos
y, en elegante visión
se yerguen las cataratas
en las que el sol se detiene
a jugar un arco iris”.
Llegaron hasta tu tierra los españoles primero, fueron los jesuitas con la lengua castellana quienes, al guaraní receloso con la cruz de Dios en mano lograron evangelizarlo en mil seiscientos ocho.
Los indios iban llevando grandes piedras de canteras, sobre sus débiles hombros sudorosos y encorvados. Largo se hacía el camino del río a la reducción, el sol calcinaba la tierra y también el corazón. Muy cerca del lugar de San Ignacio Miní en mil ochocientos seis la naturaleza atrapó a un escritor, Horacio Quiroga, quien echó raíz en esta tierra y allí nacieron sus Cuentos de la selva, a los que seguirían otros que hoy son tomados como guía para la anhelada aspiración del Cuento Perfecto.
Quiso el destino que conociera su casa. Muy humilde, entre la selva, con objetos conservados, recuerdos de su existencia. La emoción me superó al ver su antiquísima Royal y mis dedos tocaron sus teclas tal vez, en busca de inspiración. A horas de las ruinas jesuíticas, está mi ciudad natal Posadas.
“Posadas. Añoro tu calidez,
la ternura de tu gente,
la casa que ya no es nuestra
porque habitan otros seres”
“Eres hoy, amplia y coqueta,
luz y oro son tus días
y, tus noches languidecidas”
“Siento melancolía
al recorrer en silencio,
tristeza de posadeña
que llevo aquí muy dentro”
Posadas está en mi palpitar. Tengo en mis mejillas calidez de resolana y el aroma de azahares. Mi visión se hizo multicolor con el lapacho y jacarandá florecidos que, en momentos de tristeza cubren con verde y color el cemento de este collage que es Buenos Aires.
Del libro de poemas de la autora:
Vertiente en verde y rojo
Fragmento:
Hay una dimensión
oculta entre las flores,
los brotes y los pájaros,
el sol y el cielo diáfanos.
Hay una geografía
en medio del follaje,
un árbol con un nido
que espera mi llegada.
Hoy en los pocos trazos de estas palabras, vuelvo a mi provincia Misiones, rescato y bosquejo en poemas y en relatos, su crisol de razas y credos que la hacen refugio de magias y realidades de penas y festejos, opuestos como los verdes de sus bosques y el rojo de su suelo, que por opuestos están sujetos el uno al otro. Vivencias y sensaciones, reflejos de un espacio de tiempo, gente, religión, superstición y mitos, son a las que he querido darle cuerpo, voz y protagonismo en mis relatos y en mis versos.
Del libro de la autora: Relatos Insólitos...
Fragmento:
Relato Cosas de Mandinga
(…)
Al rato cayó la pared del frente. Se acabó el fuego y quedó al descubierto el interior. La gente comenzó a avanzar lentamente hasta llegar a ver los escombros, quedaron petrificados de horror por lo que vieron: Un cuerpo de anciana semi carbonizado con una serpiente enroscada en él clavado en la pared, con los brazos en alto, rodeado de sapos boca abajo colgados con moños rojos. En los dedos, gusanos, y en el suelo como alfombra, miles de fotografías mezcladas con billetes de todos los colores y monedas.
Un sacerdote se abrió entre la gente paso con un crucifijo en mano y les habló...
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