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Macedonio Fernández.

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Dolores Fernández

“Nací temporalmente en una sola orilla
aun no me seco del todo del Plata”
“Sólo reverencio la Pasión, y tú, joven, eres ella”

 

En estos tiempos sin tiempo, es una aventura buscar datos y obras de Macedonio, por momentos, me parece perseguir un personaje de novela, creado por un escritor con poderes de alquimista.
Vanguardista que sin pretenderlo influyó en Borges y Julio Cortázar. Nació en una familia de la alta burguesía que reunía escritores e intelectuales y políticos que influyeron en su personalidad.
Dice Ana María Camblong: “Es suave y cauto para hablar. Escucha en silencio pero si su interlocutor se desvía lo orienta con interrogaciones socráticas articuladas negligentemente. Destruye las vehemencias sin atacarlas.”
Macedonio afirmaba que el alma es inmortal, que la muerte del cuerpo es del todo insignificante. Esta posición extrema en el campo filosófico niega la muerte del espíritu. No se vincula con un dogma religioso sino al estatuto metafísico de la teoría que llamó “Idealismo Absoluto.”
No es extraño que sin conocerlo, sienta que está presente.
Publicó pocos libros en su vida, su hijo Adolfo de Obieta rescató su obra copiosa y profunda. No toda es vigilia la de los ojos abiertos, 1928. Papeles de recién venido, novela que comienza en 1941, se deben a la búsqueda exhaustiva de su hijo. Macedonio revoluciona la estructura de la novela anticipándose en décadas a Noveu Roman. De sus textos, el que por muchos motivos se considera mayor: Museo de la novela Eterna, que Macedonio pensaba publicar junto con Adrián Buenos Aires, que llevaría como subtitulo Última novela mala y Museo…primera novela buena.
Con la creación de Museo de la novela Eterna, donde embiste contra la copia de la realidad y los estados alucinatorios que se imponen al lector. Él consideraba que lo importante, es la participación activa de los personajes. Macedonio señala así tempranamente el camino para alcanzar la soberanía de lo ficticio. Escribe para comodidad del lector salteado. Para ello, trunca el discurso narrativo una y otra vez. Recordemos que el principio de la novela tiene más de treinta prólogos, irónicos, inteligentes. Fantasía constante quise para mis páginas. Yo quiero que el lector sepa que está leyendo una novela y no viviendo un vivir, no presenciando vida.
Escribir para el lector salteado, es rechazar al lector que espera una historia con el esquema clásico de presentación nudo y desenlace. Macedonio y Cortázar quieren al lector que se deja arrastrar hasta el no mundo de los personajes el que no espera las tribulaciones del mundo real sino que desea demorarse en cada párrafo y colocarse del otro lado.
Macedonio se doctoró en leyes en 1897 con una tesis cuyo título ya dice mucho del escritor, De las personas. En su adolescencia se sintió influido por la tesis de Herbert Spencer (Defensa y primacía del individuo frente al Estado) y junto a sus amigos Julio Molina y Vedia y Arturo Mascarí intentaron en tierras de propiedad de Vedia hacer el experimento de una comunidad anarquista que resultó un fiasco dado que los amigos no soportaron el asedio de los mosquitos. No es de extrañar, que la idea de romper con lo establecido, la volcase en sus escritos y en el final de sus días con el distanciamiento de su familia
En 1901 se casa con Elena de Obieta con la que tuvo cuatro hijos. La muerte de su mujer en 1920, marca la segunda etapa de su vida. Comienza una vida errante, coincide con el nacimiento de las vanguardias, entre ellas del Ultraísmo.
Sus hijos son repartidos entre distintos familiares y comienza a vagabundear por hoteles, pensiones de cuartos sin ventanas. Su amigo Jorge Luis Borges sería testigo de esta etapa y empieza la obra literaria de Macedonio Fernández.
Borges que heredó de su padre la amistad con Macedonio codirige con él la revista Proa.
Agotada su vida de hotel se va a vivir con su hijo Adolfo. En 1947, Macedonio junto a sus hijos crean la revista Papeles de Buenos Aires de corta vida pero de intenso contenido macedoniano, sólo con ver los pseudónimos que utiliza: Pensador loco, Dionisio, Buonapace, Malhumorado, Inteligente.

 

Sobre Papeles de Reciénvenido

Metafísico, humorista, poeta, teorizador y novelista, Macedonio Fernández entrelaza todos esos aspectos en la mayor parte de su obra, a veces de modo bastante sorpresivo. Estos procedimientos se acrecientan en Papeles de Reciénvenido desde la organización misma del libro, cartas, saludos, discursos, capítulos sin continuidad, donde lo insólito rompe la estabilidad del espacio hasta conseguir ese milagro de irracionalidad como lo llama Macedonio, liberando por un momento al hombre de las leyes racionales y le permite sin obstáculos entregarse a la ingenuidad de lo cómico.

 

Bibliografía
* Ana María Camblong: Docente, investigadora de la Universidad Nacional de Misiones.
* Jorge Dotti: Facultad de filosofía y letras.
* Scalabrini Ortiz: Macedonio Fernández nuestro primer metafísico.
* Tomás Eloy Martínez: La Opinión 1974.
* Ana María Camblong: Docente, investigadora de la Universidad Nacional de Misiones.

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