Apuntes Literarios
 

La revolución es un sueño eterno, es una novela que requiere de un lector atento, y con conocimientos detallados de la historia argentina y mundial.

A partir de frases que se repiten a lo largo del relato, remite a hechos históricos que el lector debe identificar, narrados en momentos específicos de la novela, empapados de la subjetividad del personaje que el autor crea en base a Castelli.
Hechos como la Batalla de Huaqui, el diálogo entre Castelli y Cisneros, o la ejecución de Liniers son aducidos una y otra vez, tanto antes como después del relato propio que de ellos se hace en distintos tramos de la novela.
La capa que huele a bosta y a sangre, el mazo de cartas de Cisneros y el clima de la mañana de agosto son elementos particulares que identifican esos momentos históricos desde la perspectiva de "Castelli", transformados ya en experiencias personales y subjetivas.
Estos elementos, además, permiten, en ciertos tramos, ubicar cronológicamente al lector, en una novela donde la trama no es lineal, sino espiralada. Esto obedece a las cavilaciones y preocupaciones del personaje de Castelli, atormentado una y otra vez por sentimientos y recuerdos, no siempre referidos o narrados directamente, sino la mayoría de las veces a través de objetos o sensaciones propias del momento que se invoca.
Esta trama no lineal permite al autor jugar con los narradores y su temporalidad, alternando entre un narrador en primera persona en presente, con uno en el pasado; o creando un narrador en tercera persona, también alternado entre el pasado, el presente, e incluso, el futuro. Los ficticios cuadernos de "Castelli", que sirven como vehículo a la historia, permiten el juego entre el narrador en primera persona en presente y en pasado, cristalizado en el enunciador que cuenta sus recuerdos.
Todos estos elementos son entretejidos por Andrés Rivera a través de las reflexiones de "Castelli", estableciendo una corriente de conciencia.
La novela se vale de varios mecanismos de focalización interna para dar un nuevo orden de importancia a lo que se narra. El relato espiralado se sostiene en ciertos capítulos en base a una jerarquización nueva de los hechos, distinta de la histórica y centrada en la subjetividad del personaje. Esto implica que hechos como la entrevista con Cisneros, el fusilamiento de Liniers, la batalla de Huaqui o el día que "Castelli" intenta comprar a la esclava Belén estén ligados a través de la subjetividad del personaje, evocados en su presente a través de los recuerdos y las frases referenciales.
Respecto a las frases referenciales, estas tienen un carácter metonímico, en tanto, como ya mencionamos, refieren a hechos históricos puntuales. La repetición o aliteración que abunda en la novela permite dar un nuevo orden de importancia a los acontecimientos y cargarlos de subjetividad, construyendo grandes párrafos que repiten frases enteras pero refuerzan su significación o la revisten de nuevas aristas, generando siempre un impacto emocional.
El relato suprime algunos hechos históricos, e inventa otros, lo cual implica una nueva jerarquización y habilita la generación de nuevas escenas y matices. Los personajes inventados como Irene Orellano Stark (antigua amante de "Castelli"), la esclava Belén, el Dr. Cufré, Abraham Hunguer y Segundo Sombra, permiten construir y profundizar el mundo emocional y social del personaje.
Andrés Rivera tampoco se limita a la ficcionalización para esto, sino que también utiliza un hecho histórico documentado, como el casamiento de Ángela, la hija de Castelli, con Igarzábal, partidario de Saavedra. A partir de ello, construirá el conflicto entre padre e hija, e incluso esbozará una resolución sobre el final, en las últimas anotaciones de "Castelli", probablemente representando el momento de su muerte, cuando el personaje llama a su hija: "Ángela. Ángela. Por favor, Ángela." Como única protagonista del capítulo XI del Cuaderno 2, esta frase es una elipsis que condensa, si nos permitimos extraer nuevas significaciones, el ruego de "Castelli" hacia su hija, implorándole perdón. Esto se esboza incluso en la carta que el personaje responde a Ángela en el capítulo IV del cuaderno 2, en la que "Castelli" reflexiona, comparando su imposibilidad de aceptar el deseo de su hija, y el querer imponer su voluntad, con la imposición de la monarquía española sobre los territorios coloniales. El autor juega con la ironía, al igual que al comienzo de la obra, mostrando cómo a un personaje que luchaba por la libertad de todos los hombres, le cuesta aceptar la libertad de su propia hija para elegir como pareja a uno de sus rivales.
Otro de los recursos de la focalización interna es la amplificación. Esto permite que ciertos elementos históricos no tan apreciados sean valorizados en la novela y revestidos de una nueva significación. Por ejemplo, la bandera negra con calaveras y tibias de los contrarrevolucionarios, la preferencia de Castelli por El Quijote o la entrevista de su hija con Saavedra.
Otro de estos elementos es el naufragio del padre de Castelli, tratado en el capítulo III del Cuaderno 2, del que pueden extraerse nuevas significaciones.
Enfermo y próximo a la muerte, el Castelli que construye Rivera evoca el relato de su padre, que aferrado a unos maderos, supo "que desembarcaría en un puerto fangoso y sucio llamado Buenos Aires, y que se casaría con una muchacha de buenas y apetitosas carnes…". Esta narración, que se extiende enumerando las bendiciones imaginadas por el padre de Castelli en Buenos Aires, parece de alguna forma trascender durante el resto de la novela, en tanto representa la esperanza en la Revolución no consumada, así como también la lucha de "Castelli" con su enfermedad.
La elección por parte de Rivera de este personaje es comprensible, no sólo por su importancia histórica, sino por las significaciones que podían extraerse de ciertas casualidades. Por ejemplo, el hecho de que, quien fue llamado el "Orador de la Revolución" y a quien la historia recuerda por contar con la palabra como su mejor arma, falleciese por un cáncer de lengua; una enfermedad en uno de los músculos esenciales para la fonación, lo cual desafiaba sus habilidades para comunicarse.
De alguna forma, parece una ironía cruel del destino, con la que Rivera construye asociaciones en frases particulares: "Castelli, (…) abrió la puerta de una caseta, y se arrodilló ante un pozo negro, y vomitó.
"¿Qué era lo que vomitaba? (…) ¿Las pesadillas de la Revolución? (…) Llámelo veneno, Castelli, (…) aquello que hombres como usted, que no hablan, confían al papel."
Una ironía que Rivera reconoce y cristaliza en una frase: "el destino es una casualidad que se organiza".

Por momentos, el autor pone en labios de Castelli frases metonímicas y polisémicas, referidas a la revolución: "…el representante de la Primera Junta en el ejército del Alto Perú se preguntó, noche tras noche, para qué sirve mirar lo que no se puede cambiar". Esta frase remite a los ideales de la revolución, especialmente el poder alcanzar la materialización de la libertad, fraternidad e igualdad a través del cuestionamiento de las instituciones y paradigmas que justificaban la permanencia de un poder teocrático.
Estos objetivos eran la inspiración de los revolucionarios de la época (más allá de sus diferencias), y el Castelli construido por Andrés Rivera es un reflejo de eso.
"Escribo la historia de una carencia, no la carencia de una historia" remite a múltiples significaciones, todas teniendo como eje la revolución que Castelli no pudo ver concretada. Puede interpretarse que "Castelli" reconoce todos los esfuerzos y sacrificios realizados en pos de la independencia, sin embargo también lo amarga que ésta no haya terminado por concretarse. También puede referir a las carencias propias de los argentinos a través de la historia, como la falta de integración como nación, la no resolución del binomio unitario-federal, y específicamente aquello que, hasta tiempo después de la muerte de Castelli, no se podía asir: la independencia.
También conlleva a reflexionar acerca de la verdadera independencia, especialmente en un mundo globalizado de economías interdependientes establecidas en base a diferencias de poder, que implican la sumisión de los países con economías "emergentes" ante los países "desarrollados". De alguna forma, estas significaciones que pueden extraerse (como muchas más) están sintetizadas en el título de la novela: La Revolución es un sueño eterno. Se encuentran referencias a ellas, no sólo históricas sino también poéticas, a lo largo de toda la obra.
La frase con la que cierra el Cuaderno 2 es muy significativa: "Entre tantas preguntas sin responder, una será respondida: ¿qué revolución compensará las penas de los hombres?"
La frase no sólo remite a la revolución que Castelli no puede ver consumada, sino también a una necesidad de resarcimiento que llega incluso hasta el presente. Los sacrificios (las tragedias personales y sociales) hechos en pos de un ideal, de un objetivo, pueden ser muy grandes. Y a veces, incluso los logros de una revolución, especialmente los de una revolución y una independencia truncas, no son suficientes


Espirales de una trama - La Revolución es un sueño eterno de Andrés Rivera / por Matías D´Angelo