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En los relatos del escritor judío norteamericano y Premio Nobel de Literatura Isaac Bashevis Singer, la pasión como categoría ontológica es presentada en dos tipos de personajes: la mujer transgresora y el demonio. Asimismo perfila la mujer sometida a las rígidas leyes dictadas por los hombres y definida históricamente como un no-ser (no ser hombre), sino individuo, cuya relación nunca es independiente. Por otro lado y el demonio eternamente considerado en un mundo fuertemente sacralizado como un no-ser (no ser Dios). En ambos casos predomina la necesidad de ser por sí mismos, de existir per se y actuar de manera autónoma, con el fin de alcanzar su individualidad y como consecuencia directa. Así Singer pondrá en acción a mujeres transgresoras como seres individualistas que obran según su libre albedrío y, por tanto, excluidos de la comunidad. Estas mujeres apasionadas saben leer y escribir, se han educado en el amor a los libros y el respeto a las tradiciones. Conocen el Talmud, la Mishná, la Torá. Con su transgresión surge una nueva mujer con su femineidad distorsionada, la mujer masculina, un nuevo ser ambiguo y atormentado que se mueve por los límites establecidos de lo masculino y lo femenino. La esterilidad será el otro posible resultado de la transgresión consciente.
En cuanto al demonio narrador utiliza al hombre y la escritura para su propia realización ontológica. A través de la escritura, el demonio consigue ser memoria, en definitiva, ser. Singer toma la figura del demonio y le concede una autonomía devenida de las fuentes cabalísticas. . Pone en juego el poder simbólico del demonio y lo presenta como realidad. Toma los elementos para su construcción demoníaca de la Biblia, la Cábala, el misticismo judío y la literatura yiddish anterior. Según su lectura, cuando el demonio provoca la caída del hombre, avanza hacia su materialización.
Nació el 24 de julio de 1904 en Radzymin, Polonia. Hijo y nieto de rabinos asistió durante dos años a la escuela rabínica, estudios que abandonó para dedicarse a trabajar en una revista literaria de Varsovia (1923). Allí actuó como periodista, traductor y corrector de pruebas. En esos años comienza a escribir cuentos, publicando en 1935 su primer libro Satán en Goray.
Ese mismo año, ante el temor de la amenaza nazi, decide radicarse en Estados Unidos donde se encontraba su hermano mayor Israel Josué.
En Nueva York comienza a trabajar en el Jewish Dayli Forward, periódico yiddish dedicado a temas de interés de la colectividad.
En 1940 comenzó a ser muy conocido entre la población de origen judío, alcanzando gran popularidad en 1950, con la publicación de La familia Moskat, historia de una familia radicada en Polonia, antes de la guerra. Toda la producción literaria de I. B. Singer fue escrita en yiddish. Su obra tiene una profunda raíz religiosa. El esclavo; Escoria; El certificado o Más historias de la corte de mi padre, son un ejemplo de ello. Publicó otras novelas entre las que mencionamos El mago de Lublin; Sombras sobre el Hudson; cuentos para adultos: Una boda en Brownsville; La muerte de Matusalén; además de cuentos para niños. Su obra es despojada, la lectura concreta y de rápida comprensión.
Durante sus últimos cuarenta años de vida practicó vegetarianismo, al igual que varios de sus personajes. Falleció el 24 de julio de 1994.
Del libro de cuentos: Una boda en Brownsville, propio de Las mil y una noches, por sus personajes, la historia relatada y el desenlace.
Taibele y su demonio
En la ciudad de Lashnik, cerca de Lublin, vivían Chaim Nossen y su esposa Taibele. Habían engendrado tres hijos muertos en la infancia. La adversidad deprimió a Chaim quien decidió alejarse del mundo. Colocó en una bolsa las prendas rituales, una muda de ropa interior y se alejó de su domicilio transformando a Taibele en una agunah (mujer judía abandonada por su marido).
Una noche, conversando con unas amigas, les contó una historia que había leído. En ella una muchacha judía, había sido raptada por un demonio y vivían como marido y mujer. -¿Por qué no habló con el rabino?- preguntaron sus amigas. El demonio le había advertido que la estrangularía si revelaba el secreto, contestó Taibele
Parece ser que Alchonon, un vecino que vivía con el modesto ingreso de ayudante de maestro, escuchó la historia y decidió aprovechar la situación.
Cuando Taibele apagó la luz de su dormitorio el pícaro vecino entró en la casa. En el pueblo no había problemas de seguridad y las puertas no usaban cerrojo.
En el vestíbulo se despojó de la ropa y sin hacer ruido se aproximó a la cama. Taibele se despertó asustada y Alchonon le dijo con voz profunda: - Soy el demonio Hurmizah, rey de las tinieblas de quien hablaste anoche. Al escuchar tus palabras sentí deseos de conocer tu cuerpo, si acatas mis órdenes todo lo que emprendas será exitoso.
-Soy una mujer casada- dijo Taibele.
-Tu marido ha muerto- contestó el falso demonio, agregando: -y nada te impedirá acostarte conmigo. A continuación invocó a ángeles y demonios que apoyaban sus pretensiones y pocos minutos después compartía el lecho con la asustada Taibele. Cuando se levantó, le advirtió que la visitaría miércoles y sábados por la noche y que si divulgaba su existencia le arrancaría el cuero cabelludo y le vaciaría los ojos.
Para ser un espíritu malo la había tratado con afecto, además le manifestó que los días impuros no afectaban a los demonios.
Aquello que al principio parecía temible resultó placentero. Todo ello condimentado con las aventuras de Hurmizah y las diablesas, que llenaban de alegría las noches de la abandonada.
Pasaron los meses y Alchonon continuó su representación. En verano se quitaba el abrigo y en un abrir y cerrar de ojos estaba en la cama, pero en invierno desvestirse en el vestíbulo y llegar desnudo al lecho no era lo mismo. Se enfriaba y le costaba entrar en calor. Taibele no preguntaba, estaba persuadida que los demonios tenían todas las costumbres y flaquezas del ser humano: estornudaban, hipaban y bostezaban y su aliento a veces tenía olor a cebolla y a ajo. Sus pies eran de ser humano con dedos y uñas. En una ocasión Taibele preguntó y recibió como respuesta que cuando los demonios se relacionaban con las hembras de la especie humana, adoptaban una forma semejante.
Taibele se acostumbró a sus visitas y terminó amándolo.
Aquel invierno se desató una epidemia en la ciudad en la cual niños y adultos eran víctimas de la fiebre. Un miércoles Taibele notó que el cuerpo de Hurmizah ardía y tenía los pies helados, su precaria salud no le permitió poseerla y la dejó más temprano que de costumbre.
El sábado faltó a la cita y lo mismo el miércoles siguiente.
Unos días después Taibele sale a caminar y ve a pocas cuadras de su casa cuatro hombres llevando una camilla y en la misma un cuerpo cubierto. Taibele preguntó y le contestaron que era Alchunon el ayudante del maestro. Ella no lo relacionó con Hurmizah, pero sintió que era la única mujer abandonada por un hombre y un demonio.
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Es probable que en la amplia producción de Isaac Bashevis Singer haya otros cuentos de mayor nivel. Lo que destaco de esta historia es que se pueden cambiar los nombres de los personajes y no pierde el sentido, mientras que el resto de los cuentos y relatos si se sacan del contexto religioso pierden valor.
La lectura de su obra es un aporte invalorable sobre las costumbres y los ritos del pueblo judío.
Los personajes al modo de Isaac Bashevis Singer / Por Horacio D. Aranda |
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