Con el Premio Nobel de Literatura otorgado a la escritora Herta Müller de origen alemán, nacida en Nitzkydorf, Rumania, en 1953, muchos lectores han descubierto la existencia de una colectividad poco conocida, la de los Volksdeutschen, también llamados: Banater Schwaben o, Donau Schwaben (Suabos del Banato o Suabos del Danubio). Se trata de un grupo de alemanes que durante generaciones han vivido una penosa agonía, la de ser minorías étnicas en otros países.
Perseguida y amenazada por la policía secreta del régimen comunista de Rumania, por negarse a colaborar con el servicio secreto, Herta Müller logra escapar de la dictadura de Nicolae Ceausescu en 1987, mediante la ayuda de Alemania, y se establece en el país de sus antepasados. Hoy vive en Berlín.
Entre sus 19 obras se destacan: En tierras bajas, que recién se publicó en 1982, con recortes de la censura rumana y, dos años después, apareció la versión original en Alemania, donde tuvo un reconocimiento literario inmediato. Le siguieron, El hombre es un gran faisán en el mundo, (1986), Ya por entonces, el zorro era el cazador, (1992), La bestia del corazón, (1994), Hoy hubiera sido mejor no toparme conmigo, (1997), El rey se inclina y mata, En el moño vive una dama, entre otras. Todos estos títulos han sido traducidos a varios idiomas, pero sólo en número limitado al inglés y al español. Lamentablemente, son pocas las obras de autores de habla alemana que se traducen al castellano y que se reciben en el país.
"Viví más de 30 años en una dictadura; cada mañana, con el miedo de no existir más por la noche", relató Herta Müller en una entrevista. "Todo lo que he escrito tiene que ver con eso", afirmó.
En Atemschaukel, (El columpio del aliento) el epicentro literario es, justamente, la dictadura. Describe las experiencias de un alemán de 17 años que durante la Segunda Guerra fue deportado por los rusos a un campo de trabajos forzados de la entonces Unión Soviética. "Nosotros no estábamos en ninguna guerra pero, como alemanes, para los rusos éramos culpables de los crímenes de Hitler" escribe en el libro. Cerca de 80.000 hombres y mujeres rumanos de origen alemán, entre 17 y 45 años, fueron deportados en nombre de la culpa colectiva, en concepto de tareas de reconstrucción. En vagones de ganado, los transportaron hacia el Este. Los obligaron a trabajar en condiciones extremadamente duras en minas de carbón, en la construcción, en granjas comunitarias, a la intemperie, con escaso abrigo y sin comida. Muchos de ellos murieron de hambre y otros congelados. Sufrieron todo tipo de infecciones y enfermedades, debido a las pésimas condiciones sanitarias. Quince mil no volvieron jamás y, de los que sobrevivieron, la mayoría regresó mutilada o con enfermedades crónicas. También a la madre de Müller le tocó vivir (por 5 años) esa experiencia en su juventud, pero nunca quiso hablar de ello. Herta recordaba que, de niña, sólo le había oído repetir algunas frases como: "peor que el hambre es la sed", "el viento es más frío que la nieve" o "una papa caliente es como una cama caliente". Las incorporó en su obra.
Sin embargo, tuvo la suerte de encontrar a Oskar Pastior, uno de los alemanes que fueron deportados por aquel entonces y que, además, estuviera dispuesto a narrar su historia. Con él, un sensible poeta y escritor, tuvo muchas conversaciones sobre los traumáticos momentos vividos en aquel campo de trabajos forzados. Él relataba con minucioso detalle, mientras Herta Müller tomaba nota. La repentina muerte de Pastior en 2006, deja trunco el proyecto de escribir una novela en conjunto. Apenada por la pérdida del amigo, durante un año, Herta no hace nada. Finalmente, decide continuar con la obra empezada y, con el material reunido, cuenta las experiencias de aquel joven deportado de 17 años, visto a través de los ojos de Oscar Pastior, pero escritos con su propio lenguaje.
Con su capacidad de observación y un particular estilo, en sus obras establece sus propias reglas cuando describe la más cruda realidad de las minorías oprimidas, en su caso, la minoría alemana en Rumania. Herta Müller es una gran artista de las palabras, por sus frases cortas, la riqueza de las imágenes de enorme densidad poética y la precisión extrema en el manejo del idioma. Convierte a Atemschaukel (El columpio del aliento), en una vivencia conmovedora en la que se alcanza, incluso, a oler los olores, oír los ruidos y a experimentar los sentimientos. En su escritura todo es poesía, aunque narre acontecimientos atroces, porque la voz lo devora todo, personajes, acciones, objetos, temas. Se requiere de la belleza de su estilo para poder soportar tanto horror.
Desde un comienzo en Atemschaukel, aparecen palabras largas, como 'Hautundknochenzeit' (Tiempos de piel y huesos) o 'Herzschaufel (Pala de corazón), lo que señala la búsqueda y posterior utilización de los recursos de estilo con los que construye metáforas de tono connotativo, a fin de ir más allá de la significación de cada palabra.
En esta parte escribe:
"Quisiera que la pala de corazón fuera mi herramienta. Pero es mi 'amo'. Yo soy la herramienta. Ella domina, y yo me someto. Y, sin embargo, es mi pala preferida. Me he obligado a quererla. Soy sumiso, porque es mejor 'amo' conmigo, si obedezco y no la odio"
Otro ejemplo:
'Hungerengel' (Ángel del Hambre = figura de la muerte por hambre). Cuando habla de él, Herta Müller lo hace así:
Siempre está el hambre. Porque está, viene. Viene cuando quiere y cómo quiere.
Cuando viene, viene fuerte... El Ángel del Hambre no piensa. Piensa bien.
No falta nunca. No sabe de límites y conoce su rumbo. Conoce mi condición y sabe su efecto.
Casi toda la novela gira en torno del hambre. Abundan palabras reales y/o inventadas, como posiblemente lo sea Hasoweh, (nombre en ruso de un tipo de carbón, según el libro). Hasoweh, suena tierno en alemán (Hase = liebre o conejo y weh = doler). Herta Müller la asocia con una liebre herida. Por eso le agrada y la utiliza en ocasiones en forma alegórica.
Como germanorumana, Herta Müller representa a la poderosa variedad social y lingüística de Europa Central. Es ciudadana del país de la literatura y, sin duda, una de las escritoras actuales más interesantes.
Los otros paisajes: Herta Müller / Por Lía Renoldi